Ética del consumo personal
La ética del consumo personal se ocupa de las cuestiones morales que plantean las decisiones de consumo.
El consumo de determinados productos puede tener consecuencias perjudiciales directas. Por ejemplo, comer carne incrementará el sufrimiento de los animales de granja en términos esperados. Además, el consumo de algunos de estos productos puede favorecer normas sociales perjudiciales. Por ejemplo, comer carne puede fomentar la creencia de que los intereses de otras especies importan menos o no importan nada.
Además, estas cuestiones no son puramente consecuencialistas, ya que puede haber restricciones deontológicas a las elecciones de consumo. Por ejemplo, puede ser inaceptable comprar en fábricas donde se explota a los trabajadores aunque el hecho de negarse a hacerlo no genere resultados tangiblemente mejores.
Sin embargo, hay razones para pensar que alterar las decisiones de consumo no es una forma costo-eficaz de emplear el tiempo o el dinero. Una de estas razones es el costo de oportunidad: asignar más recursos a productos obtenidos éticamente deja menos recursos para invertir en proyectos aún más importantes. Y en muchos casos, el hecho de que una persona compre menos de alguna cosa puede llevar indirectamente a que otros compren más, anulando una parte o la totalidad del bien realizado.
Un dólar donado a una organización benéfica costo-eficaz podría ser cien veces más beneficioso que un dólar gastado en el consumo personal.1 Este contraste podría llevar a pensar que todo el dinero que no se gaste en lo esencial de la vida debería donarse a este tipo de organizaciones. Sin embargo, permitirse ciertos gastos discrecionales puede ser necesario para la felicidad, la productividad y el compromiso de donar. La mayoría de los miembros de la comunidad del altruismo eficaz destinan una parte razonable de sus ingresos al consumo de bienes que los ayudan a mantener la motivación, evitar el agotamiento y aumentar la productividad.2
Algunos miembros de la comunidad proponen establecer un “presupuesto de beneficencia”: una cantidad de dinero claramente definida que se donará cada año a organizaciones benéficas.3 Esto permite a las personas tomar una decisión una vez al año, en lugar de tener que hacerlo cada vez que compran algo para sí mismas, lo que puede ayudar a reducir la angustia emocional. Otros han argumentado que la inversión en uno mismo (por ejemplo, en ropa decente) puede aumentar la propia eficacia de muchas maneras y que, por tanto, posiblemente valga la pena dar prioridad a cierto nivel de este tipo de inversión sobre las donaciones directas.4
El cambio climático podría tener un gran impacto en la salud y el bienestar humanos. Otros problemas medioambientales como la contaminación atmosférica y la degradación del medio ambiente ya están teniendo graves consecuencias a nivel global.
Los ecologistas suelen favorecer las intervenciones que implican cambios en el consumo personal (viajar menos en avión, compensar las emisiones de carbono, comprar más artículos de segunda mano y sustituir los bienes con menos frecuencia), así como formas de cambio en la dieta. Los miembros de la comunidad del altruismo eficaz han destacado sobre todo otros enfoques, como la promoción de políticas y las donaciones a organizaciones benéficas medioambientales eficaces.
Ben Kuhn (2013) Conversation with Alice Yu on effective environmentalism, Ben Kuhn’s Blog, diciembre.
Un análisis general del ecologismo eficaz, que incluye críticas a los alimentos locales y ecológicos.
William MacAskill (2015) Doing Good Better: How Effective Altruism Can Help You Make a Difference, Nueva York: Random House.
El Capítulo 1 introduce la idea del “Multiplicador por 100”, según la cual el beneficio que las personas de las sociedades desarrolladas pueden aportar a los demás es al menos 100 veces mayor que el que pueden aportarse a sí mismas.
cambio en la dieta • caridad marginal • comercio justo • compensación moral