Caridad marginal
La caridad marginal es la idea de que las personas pueden obtener un mayor beneficio social por unidad de costo personal si alteran marginalmente sus elecciones en una dirección prosocial. Las decisiones de una persona se aproximan por defecto al estado óptimo privado, que a veces difiere significativamente del estado óptimo social. Por tanto, una ligera desviación del primero hacia el segundo debería generar grandes beneficios sociales. La expresión “caridad marginal” fue introducida por Robin Hanson,1 aunque, como señala el autor, la idea es una consecuencia relativamente directa de la teoría de la optimización.
Entre los posibles ejemplos de caridad marginal figuran la desinversión en las empresas o industrias más perjudiciales, la reducción del consumo de productos de origen animal y, en general, ser más amable con los demás.2
Kevin Simler y Robin Hanson conjeturan que la caridad marginal, a pesar de su eficacia, no es muy popular porque los actos de caridad marginal tienden a ser indistinguibles del comportamiento egoísta ordinario. Por consiguiente, tales actos no son adecuados para el “postureo moral”, que requiere que el comportamiento sea ostensiblemente costoso para el agente.3 Por ejemplo, un constructor moderadamente altruista que considere que un edificio con el máximo beneficio debería tener 12 plantas puede decidir construir uno con 13 plantas. Desde fuera, sin embargo, esta decisión no parece más altruista que la alternativa puramente egoísta.4
La caridad marginal no tiene por qué implicar cambios en el comportamiento de una persona: puede aplicarse a casos en los que se paga a otros para que sean marginalmente más prosociales. Por ejemplo, los largoplacistas pueden pagar a demógrafos egoístas o cortoplacistas para que amplíen ligeramente el horizonte temporal de sus proyecciones.5
Robin Hanson (2012) Marginal charity, Overcoming Bias, 24 de noviembre.
cambio en la dieta • desinversión • ética del consumo personal