Desinversión
La desinversión es el proceso de reducir la inversión en una empresa o sector. Aunque la desinversión puede estar motivada por varias razones, los motivos de las campañas de desinversión suelen ser morales o políticos. Un ejemplo reciente de campaña de desinversión es Fossil Free, que pretende desinvertir en empresas energéticas que dependen de los combustibles fósiles.1
Los defensores de las campañas de desinversión argumentan a veces que estas reducen la financiación disponible para las empresas, limitando así sus capacidades. Sin embargo, esto no parece estar respaldado por la evidencia empírica: si bien algunos inversores desinvertirán de empresas objetables, otros, centrados únicamente en maximizar los beneficios, compensarán el déficit de financiación.
William Macaskill afirma que la desinversión hace que los mayores beneficios acaben en manos de los inversores menos escrupulosos, que probablemente gasten sus ganancias de forma más perjudicial que sus contrapartes más conscientes de los problemas sociales.2 También señala que la desinversión puede tener más impacto si su objetivo principal es afectar a la marca de la empresa y que es más probable que los boicots de productos tengan más impacto que las campañas de desinversión.
William MacAskill (2015) Does divestment work?, The New Yorker.
Un artículo crítico sobre la eficacia de las campañas de desinversión.