La diversificación de la cosmovisión
En principio, tratamos de encontrar las mejores oportunidades para donar comparando muchas posibilidades. Sin embargo, muchas de las comparaciones que nos gustaría hacer dependen de cuestiones muy discutibles e inciertas.
Por ejemplo:
En esta publicación, usaré la palabra “cosmovisión” para referirme a un conjunto de creencias muy discutibles (y quizás imposibles de evaluar) que favorecen un cierto tipo de donaciones. Una cosmovisión podría suponer que las organizaciones benéficas guiadas por la evidencia que atienden a los pobres del mundo son mucho más valiosas que cualquiera de los tipos de donaciones antes mencionados. Otra podría suponer que es más valioso el bienestar de los animales en granjas. Otra podría suponer que lo más importante es la reducción de riesgos catastróficos globales. Una cosmovisión determinada representa una combinación de puntos de vista, a veces muy difíciles de desenmarañar, tanto que la incertidumbre entre cosmovisiones está constituida por una mezcla de incertidumbre empírica (sobre hechos), de incertidumbre normativa (sobre la moral) y de incertidumbre metodológica (por ejemplo, incertidumbre sobre cómo manejar la incertidumbre, tal como se plantea en el tercer punto arriba mencionado). Algunas descripciones un poco más detalladas de ejemplos de cosmovisiones se encuentran en la siguiente nota al pie.a
Uno de los desafíos que enfrentamos es que consideramos razonables múltiples cosmovisiones distintas. Nos sentimos atraídos por múltiples oportunidades de donación que algunos considerarían extraordinarias y que otros considerarían de valor relativamente bajo. Debemos decidir cómo ponderar las diferentes cosmovisiones, ya que tratamos de hacer el mayor bien posible con recursos limitados.
Al decidir entre las diferentes cosmovisiones, se podría argumentar que deberíamos elegir la que consideramos la mejorb y luego centrarnos en ella. Si hiciéramos esto, nos centraríamos exclusivamente en el bienestar de los animales, o en los riesgos catastróficos globales, o en la salud y el desarrollo global, o en otra de las posibles categorías de donaciones, sin prestar atención a las demás categorías. Sin embargo, este no es el enfoque que estamos siguiendo actualmente.
Lo que estamos haciendo es optar por una diversificación de la cosmovisión: asignamos recursos importantes a cada cosmovisión que consideramos lo suficientemente razonable. Creemos que podemos ser una fuente de financiación transformadora para una gran cantidad de causas, y no queremos —por el momento— desaprovechar esa oportunidad para centrarnos exclusivamente en una y obtener rendimientos que disminuyen velozmente.
Esta publicación describe las razones por las que practicamos la diversificación de la cosmovisión. A modo de resumen:
Téngase en cuenta que diversificar la cosmovisión es una forma simple de decir que se asigna una cantidad considerable de recursos a múltiples cosmovisiones. No significa “dividir los recursos equitativamente entre las cosmovisiones”. Este artículo analiza los beneficios de diversificar la cosmovisión, sin decir exactamente cómo (o en qué grado) se debe asignar recursos a cada una de las diferentes cosmovisiones. En el futuro, esperamos poder dedicarnos a considerar y discutir qué cosmovisiones son más apremiantes y cuáles son las diferencias entre ellas.
Téngase también en cuenta que este artículo se centra en decidir cómo asignar recursos a diferentes causas razonables ya identificadas y no en el proceso de identificar causas prometedoras.
Parece probable que si contáramos con la información perfecta y con una comprensión perfecta de nuestros propios valores, veríamos que algunas cosmovisiones son mucho mejores guías para donar que otras. Un ejemplo relativamente simple: comparemos las organizaciones recomendadas por GiveWell con el trabajo que hemos realizado en Open Philanthropy hasta ahora sobre el bienestar de los animales en granjas:
Creo que consideraciones similares se aplican en gran medida a otras comparaciones, como reducir los riesgos catastróficos globales frente a mejorar las políticas, aunque cuantificar tales causas es mucho más problemático.
Por lo tanto, podríamos imaginar que existe algo como “la mejor cosmovisión” (si tuviéramos información perfecta) que podría guiarnos para hacer muchísimo más bien que todas las demás. Y si eso es correcto, se podría argumentar que deberíamos centrarnos exclusivamente en “la cosmovisión que nos parezca la mejor”d para maximizar el bien que hagamos en términos del valor esperado. Por ejemplo, si pensamos que una cosmovisión parece ser 10 000 veces mejor que las otras, incluso una probabilidad de entre el 1 y el 10 % de estar en lo cierto implicaría que podemos hacer mucho más bien centrándonos en esa cosmovisión.
Este argumento supone que somos “neutrales al riesgo”: que nuestro objetivo es solamente maximizar el valor esperado del bien que hagamos. Es decir, asume que nos sentimos cómodos con el “riesgo” de tomar la decisión equivocada, poner todos nuestros recursos en una cosmovisión equivocada y, en última instancia, lograr muy poco. Ser neutral hasta tal punto a menudo parece extraño para quienes están acostumbrados a metáforas de la inversión: los inversores rara vez creen que la posibilidad de duplicar el dinero propio compensa totalmente la posibilidad de perderlo todo, y generalmente usan la diversificación para reducir la variación de sus rendimientos (no se centran exclusivamente en los rendimientos esperados). Sin embargo, nuestras razones para temer el fracaso no son las mismas que las de quienes invierten con ánimo de lucro. No hay consecuencias enormes por “no lograr hacer ningún bien”, en tanto que sí las hay por ir a la quiebra. Es un riesgo que asumimos con gusto siempre y cuando esté compensado por la posibilidad de hacer mucho bien. Open Philanthropy tiene como objetivo ser indiferente al riesgo en la forma aquí planteada, aunque hay otras razones (analizadas a continuación) que muestran que poner todos los huevos en una canasta podría ser problemático.
Creo que el argumento a favor de diversificar la cosmovisión depende en gran medida de un par de factores clave:
Gran incertidumbre sobre qué cosmovisiones son más razonables. Reconocemos que cualquier cosmovisión podría resultar equivocada si contáramos con información perfecta. Incluso podríamos decir que creemos que cualquier cosmovisión podría parecer equivocada si reflexionáramos más racionalmente sobre la información con la que contamos. En otras palabras, creemos que hay múltiples cosmovisiones y que cada una podría reunir las condiciones respecto de “cuál deberíamos considerar la mejor cosmovisión para concentrar nuestras donaciones, y la que conceptualmente maximiza nuestro valor esperado, si pensáramos sobre el tema con más inteligencia”. Podríamos imaginar que algún día descubrimos que cualquiera de estas cosmovisiones es la que parece ser la mejor. Pensamos así en parte porque vemos personas inteligentes y razonables que son conscientes de los argumentos para cada cosmovisión, pero, aun así, las rechazan.
Algunas personas reconocen que su cosmovisión preferida puede estar equivocada. No obstante, piensan que es claramente la mejor para apostar en términos de valor esperado. Por ejemplo, algunos sostienen que centrarse en el futuro lejano es mejor incluso si hay una probabilidad mayor al 99 % de que los argumentos a favor de hacerlo estén equivocados, porque el valor de centrarse en el futuro lejano es muy grande si los argumentos resultan ser válidos. De hecho, estas personas parecen descartar toda posibilidad realista de cambiar de opinión sobre este tema. En Open Philanthropy tenemos un tipo de incertidumbre distinta, que me resulta difícil de modelar formalmente, pero que probablemente esté relacionada con el pensamiento en conjunto. Teniendo en cuenta todos estos elementos —incluso nuestra incertidumbre sobre nuestra forma fundamental de modelar el valor esperado— tiendo a pensar que las diferentes cosmovisiones plausibles están en el mismo rango de valor esperado.
Rendimientos decrecientes de los recursos invertidos en una determinada cosmovisión. Cuando analizamos áreas como el bienestar de los animales en granjas o los riesgos potenciales de la inteligencia artificial avanzada, me parece que donar decenas de millones de dólares por año (a lo largo de la próxima década) puede, probablemente, financiar las mejores oportunidades, ayudar al crecimiento de los campos y las disciplinas relevantes, y mejorar mucho las posibilidades de que la causa atraiga otras fuentes de financiamiento (de donantes privados y estatales). Donar mucho más que esto produciría rendimientos marcadamente decrecientes. Para causas como estas, podría cuantificar aproximadamente mi intuición diciendo que (en el margen relevante) donar 10 veces más solo lograría aproximadamente dos veces más. (En otras causas esta dinámica no se aplica de la misma manera. Por ejemplo, no vemos rendimientos decrecientes cuando se trata de apoyar transferencias en efectivo a los pobres del mundo.)
Teniendo en cuenta estos dos factores, hay varios argumentos a favor de diversificar la cosmovisión.
Cuando se tiene en cuenta la marcada incertidumbre y los rendimientos decrecientes, diversificar la cosmovisión puede maximizar el valor esperado incluso cuando una cosmovisión parece “mejor” que las otras en términos esperados. Una forma de expresarlo es que si estuviéramos eligiendo entre 10 cosmovisiones y una fuera cinco veces tan buena como las otras nueve, invertir todos nuestros recursos en esa sería —en el margen relevante, debido al punto de los “rendimientos decrecientes”— peor que repartirlos entre las diez.e
Creo que esta dinámica se refuerza por el hecho de que hay mucho que no sabemos, y cualquier cosmovisión podría resultar mucho mejor o mucho peor de lo que parece por razones sutiles e imprevistas, incluidas las relacionadas con los efectos indirectos de largo alcance.f
No sé cuánto sentido tiene pensar en estos términos. Parte de nuestra incertidumbre sobre las cosmovisiones es nuestra incertidumbre sobre los valores morales: las diferentes cosmovisiones pueden ser inconmensurables, en el sentido en que no hay una manera significativa de comparar el “bien alcanzado” por cada una de ellas. Se han propuesto algunos marcos explícitos para encarar la incertidumbre entre sistemas morales inconmensurables,1 pero en Open Philanthropy tenemos bastante incertidumbre sobre el grado de utilidad de estos marcos y sobre cómo ponerlos en práctica.
Se debe tener en cuenta que el argumento de esta sección solo es válido para cosmovisiones que tienen un valor esperado general razonablemente similar. Si uno cree que una cosmovisión ofrece oportunidades que son varios órdenes de magnitud mejores que las oportunidades de las demás cosmovisiones, este factor probablemente tendrá más peso que los rendimientos decrecientes.
Otro argumento a favor de diversificar la cosmovisión deriva, en cierto sentido, del enfoque opuesto. En lugar de pensar en diferentes cosmovisiones como diferentes “conjeturas” sobre cómo lograr hacer el mayor bien —de modo que cada una tenga un valor esperado y en última instancia se comparen en los mismos términos— supongamos que diferentes cosmovisiones representan las perspectivas de diferentes personasg con valores y marcos diferentes e inconmensurables. Por ejemplo, puede darse el caso de que algunas personas se preocupen tanto por los animales como por las personas, mientras que otras no valoren el bienestar de los animales en absoluto, y que ninguna información ni reflexión pueda cambiar esta situación. Al elegir entre cosmovisiones, elegimos con qué tipo de personas nos identificamos y empatizamos más, y tenemos una gran incertidumbre al respecto.
Una forma de pensar sobre la ética de cómo las personas con diferentes valores deben interactuar unas con otras es considerar una especie de velo de la ignorancia: imaginemos los acuerdos a los que llegarían esas personas sobre cómo deberían usar los recursos si estuvieran negociando antes de saber cuántos recursos tendría disponible cada una de ellas.h Uno de esos acuerdos podría ser: “Si uno de nosotros tuviera acceso a muchísimos más recursos que los demás, esa persona debería poner algunos recursos en las causas más importantes para cada uno de nosotros, hasta un determinado punto de rendimientos decrecientes, en lugar de poner todos los recursos en la causa favorita de esa persona”. Cada persona podría aceptar (sobre la base del modelo de rendimientos decrecientes antes mencionado) que si tuvieran muchos más recursos que los demás, este acuerdo terminaría dejándolos en una situación peor, pero solo en un 50 %; mientras que si fuera otra persona la que tuviera muchos más recursos, este acuerdo la dejaría en una situación muchísimo mejor.
Esto es solo un boceto de lo que podría ser un principio atractivo. Se podrían agregar detalles adicionales, como “La persona con recursos enormes debería invertir más en aquellas áreas en las que puede ser más transformadora, por ejemplo, en las áreas más desatendidas”.
Consideramos que hay múltiples cosmovisiones atractivas que parecen tener relativamente pocos recursos que las respalden, y tenemos la oportunidad de lograr un impacto transformador según estas múltiples cosmovisiones. Aprovechar esta oportunidad es el proceder ético a seguir en el sentido de que refleja un acuerdo que habríamos hecho bajo un “velo de la ignorancia”. También significa que podemos mejorar significativamente el mundo según múltiples conjuntos de valores diferentes sobre los que no tenemos preferencias. Creo que considerar las preocupaciones éticas basadas en el “velo de la ignorancia”, y darles importancia, es en general una heurística buena tanto para consecuencialistas como no consecuencialistas, en especial, si no se tiene un marco sólido para comparar el “bien esperado alcanzado” de las diferentes opciones.
El año pasado describimos nuestro proceso para desarrollar la capacidad de Open Philanthropy:
Nuestros objetivos y nuestros esfuerzos han girado en torno a: (a) elegir áreas en las que focalizarnos, (b) contratar personas para que dirijan nuestro trabajo en estas áreas (véase nuestra última actualización), (c) más recientemente, trabajar activamente con las nuevas personas que hemos contratado y con quienes todavía están a prueba en sus primeras propuestas de recomendación de donaciones.
Consideramos que estas actividades, en su conjunto, representan lo que para nosotros son actividades para desarrollar la capacidad. Si tenemos éxito, el resultado final será un equipo ampliado de personas (a) que trabajan en áreas bien definidas, (b) que tienen (justificadamente) absoluta confianza y autonomía, y (c) que tienen la capacidad de encontrar grandes oportunidades para donar en las áreas en las que están trabajando.
Además de desarrollar la capacidad interna (personal), esperamos apoyar el crecimiento de las áreas en las que trabajamos y, con el tiempo, obtener conocimientos que nos hagan más efectivos en nuestro trabajo en cada causa. Colectivamente, todo esto se considera “desarrollo de la capacidad” en el sentido de que, a largo plazo, mejorará nuestra capacidad para realizar donaciones de manera efectiva. Hay varios beneficios que resultan de desarrollar la capacidad en diferentes causas que son atractivas según las diferentes cosmovisiones (es decir, beneficios que resultan de desarrollar la capacidad en la reforma de la justicia penal, en el bienestar animal en las granjas, en la bioseguridad y preparación frente a pandemias, entre otras).
Un beneficio es el valor de opción. Esperamos que, con el correr del tiempo, nuestras ideas sobre qué visiones del mundo son más atractivas evolucionen. Por ejemplo, recientemente analicé tres temas clave sobre los que he cambiado de opinión en los últimos años, lo que acarrea importantes consecuencias para mis consideraciones sobre cuán prometedoras son las diferentes causas. Es muy posible que, dentro de diez años, alguna cosmovisión en particular (y sus causas asociadas) nos parecerá mucho más atractiva que las demás, y no coincidirá con la que actualmente consideramos la mejor. Si esto sucede, estaremos felices de haber invertido en años de desarrollo de la capacidad para que podamos aumentar nuestro apoyo de manera rápida y significativa.
Otro beneficio a largo plazo es que podemos ser útiles para donantes con cosmovisiones diversas. Si trabajáramos exclusivamente en causas que coincidieran con la que consideramos nuestra mejor cosmovisión, seríamos ante todo útiles para donantes con perspectivas similares a la nuestra. Si trabajamos en todas las cosmovisiones que nos parecen suficientemente atractivas, seremos útiles para cualquier donante cuyos valores y enfoque sean más o menos similares a los nuestros. Esa es una diferencia importante: creo que hay muchas personas con valores fundamentalmente similares a los nuestros, pero con diferentes opiniones sobre la importancia de algunas cuestiones muy inciertas aunque esenciales, por ejemplo, cómo valorar la reducción de los riesgos catastróficos globales en comparación con acelerar la investigación científica o mejorar las políticas públicas.
Al diversificar la cosmovisión, podemos aspirar a atraer a cualquier donante que busque maximizar el impacto positivo de sus donaciones y a que se nos ponga en contacto con tales donantes. A largo plazo, creo que esto significa que tenemos muchas posibilidades de hacer varias conexiones a través del boca a boca, de ayudar a muchos donantes a donar de manera más efectiva y de mejorar el diálogo general sobre la filantropía.
Diversificar la cosmovisión significa trabajar en una variedad de causas que difieren notablemente entre sí. Esto tiene una serie de ventajas prácticas.
Podemos utilizar las lecciones aprendidas en un área para mejorar nuestro trabajo en otra. Por ejemplo:
Es más fácil para los observadores ocasionales (como la prensa) entender nuestros valores y nuestras motivaciones. Algunas de las áreas en las que trabajamos son bastante poco convencionales para la filantropía, y a veces nos hemos cruzado con personas que cuestionan nuestras motivaciones. Al trabajar en una amplia variedad de causas (causas cuyos argumentos a favor son más evidentes en unas que en otras) hacemos que sea más fácil para los observadores ocasionales discernir el patrón que motiva nuestras elecciones y lograr una lectura precisa de nuestros valores fundamentales. Dado que la cobertura de los medios afecta las ideas preconcebidas de muchas personas, este beneficio podría marcar una diferencia sustancial a largo plazo para nuestra marca y para nuestra credibilidad.
A largo plazo, nuestro impacto real se aproximará más a nuestro impacto esperado. Nuestro enfoque de donación basado en los éxitos significa que, en muchos casos, pondremos recursos importantes en una causa aunque nos parezca probable que no tengamos ningún impacto. (Los riesgos potenciales de la inteligencia artificial son una de esas causas.) Si ponemos todos nuestros recursos en la que consideramos la mejor cosmovisión, es posible que nunca logremos donaciones exitosas incluso si hacemos donaciones sensatas y de alto valor esperado. A la inversa, podríamos “tener suerte” y parecer mucho más acertados y exitosos de lo que realmente somos. En ambos casos, nuestra habilidad para evaluar de manera realista nuestro historial de fallos y aciertos, y aprender de él, está muy limitada. También lo está la capacidad de los demás para evaluar nuestro trabajo y decidir cuánto peso deben dar a nuestras opiniones.
Diversificar la cosmovisión disminuye hasta cierto punto este problema. Si ponemos importantes recursos en diez causas muy diferentes, es razonable esperar que obtendremos uno o más “aciertos” incluso si cada causa es una posibilidad remota. Si no tenemos “aciertos”, tendremos evidencia de que estamos haciendo algo mal; si logramos uno o más aciertos, eso probablemente aumentará nuestra credibilidad.
En última instancia, seguimos haciendo una cantidad relativamente pequeña de “apuestas”, y hay elementos comunes en el razonamiento y el enfoque que aportamos a cada una, por lo que el beneficio que obtenemos en este respecto es limitado.
Motivación y contratación. El hecho de trabajar en una variedad de causas hace que nuestra organización sea un lugar más interesante para trabajar. Significa que nuestro trabajo sigue siendo apasionante y motivador incluso cuando nuestros puntos de vista y nuestras “mejores opciones” cambian, e incluso cuando durante mucho tiempo se avanza poco en una causa particular. Significa que nuestro trabajo es conocido por más personas, ampliando la comunidad con la que podemos interactuar de manera positiva. Este punto no sería suficiente por sí solo como argumento a favor de diversificar la cosmovisión, pero es un factor que tengo en mente y no quería dejar de mencionarlo.
Como mencionamos antes, el argumento a favor de diversificar la cosmovisión se basa en gran medida de dos factores: (a) tenemos un alto grado de incertidumbre y hay múltiples cosmovisiones que nos parecen suficientemente razonables; (b) habría rendimientos marcadamente decrecientes si asignáramos todos nuestros recursos a una sola de esas cosmovisiones. Algunos de los beneficios secundarios analizados en la sección precedente son también específicos de una organización orientada al público con muchos empleados. Creo que diversificar la cosmovisión tiene sentido para los donantes relativamente grandes, en especial para aquellos con la oportunidad de tener un impacto transformador según múltiples cosmovisiones diferentes y atractivas. No creo que tenga sentido para alguien que dona 100 o incluso 100 000 dólares al año. Tampoco creo que tenga sentido para alguien que está muy seguro de que una causa es mucho mejor que todas las demás.
No hemos analizado en detalle cómo implementar la diversificación de la cosmovisión en la práctica. En teoría, podríamos desarrollar un enfoque formal que considere tanto los beneficios directos de cada donación potencial como los innumerables beneficios de diversificar la cosmovisión, para llegar así a conclusiones sobre cuánto asignar a cada causa. También se podrían incorporar consideraciones como “No estoy seguro de si las cosmovisiones A y B son conmensurables o no; hay una probabilidad X de que lo sean, en cuyo caso deberíamos asignar nuestros recursos de una cierta manera, y una probabilidad Y de que no lo sean, en cuyo caso deberíamos asignarlos de manera diferente”. Pero si bien hemos analizado estos aspectos, todavía no hemos desarrollado un marco detallado en este sentido. Tampoco hemos considerado exhaustivamente, ni señalado explícitamente, qué cosmovisiones específicas consideramos más convincentes y cómo comparamos unas con otras.
Es probable que el año que viene pongamos más esfuerzo en esta cuestión, aunque ello no necesariamente resulte en una explicación completa o satisfactoria de nuestros puntos de vista y enfoques. Por el momento, aquí van algunas notas breves sobre las prácticas que hemos implementado hasta la fecha:
Actualmente, tendemos a invertir recursos en cada causa hasta el punto en que parece haber rendimientos fuertemente decrecientes, o hasta el punto en el que parece que los rendimientos son claramente peores de lo que podríamos lograr reasignando los recursos. Es decir:
Tal como se señaló anteriormente, tenemos intención de analizar estos temas más a fondo el próximo año. Sería muy interesante explorar ideas que sirvan para diversificar la cosmovisión de formas menos arbitrarias y más sistemáticas.
Esta es una traducción directa del artículo original, publicado bajo licencia CC BY-NC 4.0.