Introducción al altruismo eficaz
La mayoría de nosotros queremos dejar huella en el mundo, hacer algo ante el sufrimiento, la injusticia y la muerte de los cuales somos testigos. Pero averiguar qué es ese «algo» y, sobre todo, hacerlo realmente, puede ser un desafío difícil y desalentador.
El altruismo eficaz surge como respuesta a este desafío. El término tiene dos significados: por un lado, se refiere a un campo de estudio que utiliza rigurosos métodos de razonamiento y la evidencia de investigaciones de alta calidad para descubrir cómo ayudar a los demás en la mayor medida posible. Por otro lado, también hace referencia a la comunidad de personas que se toman muy en serio las respuestas obtenidas y se vuelcan en las soluciones más prometedoras para resolver los problemas más acuciantes del mundo.
En la historia hay muchos ejemplos de personas que han tenido un enorme impacto positivo en el mundo:
Norman Borlaug estudió variedades de trigo resistentes a enfermedades y, con sus hallazgos, contribuyó a la «revolución verde». Se le atribuye haber salvado cientos de millones de vidas.
Es posible que Stanislav Petrov evitara una guerra nuclear total gracias a que mantuvo la calma bajo presión y estuvo dispuesto a desobedecer órdenes.
Durante la Gran Depresión, Grace Eldering, Pearl Kendrick y Loney Gordon desarrollaron una vacuna que, desde entonces, ha evitado millones de muertes por tosferina.
Irena Sendler y Paul Rusesabagina arriesgaron su vida para salvar a miles de personas de regímenes genocidas.
Estas personas pueden parecer héroes increíblemente valientes o hábiles, o que sencillamente estaban en el lugar adecuado en el momento oportuno. Por eso, puede resultarnos difícil identificarnos con ellos. Pero las personas comunes y corrientes también podemos tener un tremendo impacto positivo en el mundo si elegimos sabiamente.
Puede que cueste creerlo, pero veamos un ejemplo. Imagina que un día ves un edificio en llamas con un niño pequeño dentro. Corres hacia el incendio, rescatas al niño y lo llevas a un lugar seguro. Serías un héroe. Ahora imagina que esto te pasara cada dos años: salvarías a decenas de personas a lo largo de tu vida.
Un mundo en el que ocurrieran estas cosas nos parecería extraño. No obstante, la evidencia sugiere que, si ganas el salario típico en Estados Unidos y donas el 10 % de tus ingresos cada año a Against Malaria Foundation (Fundación contra la malaria), probablemente salvarás a decenas de personas a lo largo de tu vida.
De hecho, el mundo en que vivimos parece ser aún más extraño. Donar a organizaciones benéficas que luchan contra la pobreza mundial no es la única manera de ayudar a los demás: también hay otras oportunidades de marcar la diferencia. Por ejemplo, muchas personas con talento pueden tener una mayor repercusión trabajando directamente para solucionar problemas importantes que haciendo donaciones. También podemos tener una mayor incidencia donando a otras causas que pueden ser más importantes que la pobreza y la salud mundiales, como veremos más abajo.
En la mayoría de los ámbitos de nuestra vida, sabemos que es importante basar nuestras decisiones en la evidencia y en la razón, y no en conjeturas o en la intuición. Por ejemplo, cuando compramos un teléfono, leemos las opiniones de los clientes para conseguir la mejor oferta posible. Desde luego, no compraríamos un teléfono que costase mil veces más que un modelo idéntico.
Sin embargo, no siempre somos tan exigentes cuando se trata de problemas a escala mundial.
En el siguiente gráfico, extraído de un ensayo del Dr. Toby Ord, se muestra el número de años de vida saludable (medidos en DALY: «años de vida ajustados por discapacidad» o AVAD) que se pueden salvar donando 1000 $ a distintas intervenciones para reducir la propagación del VIH/sida. El gráfico muestra las cifras de cinco estrategias diferentes.
La primera intervención, el tratamiento quirúrgico, tiene un impacto tan pequeño con respecto al resto de las opciones que ni siquiera se puede ver a esta escala. La mejor estrategia, educar a los grupos de alto riesgo, se estima que es 1 400 veces mejor que la cirugía (es posible que estas estimaciones sean inexactas o que no capten todos los efectos relevantes, pero parece probable que, aun así, haya grandes diferencias entre las intervenciones).
Sospechamos que también existen grandes diferencias en la eficacia de las intervenciones en otras áreas de trabajo, aunque no tenemos datos tan claros como en el área de la salud mundial. ¿Por qué pensamos esto? Por dos motivos: en primer lugar, porque la mayoría de los proyectos (en muchos campos de los que tenemos datos) no parecen tener un impacto positivo importante. Y en segundo lugar, desde un prisma más optimista, porque parece haber intervenciones con una repercusión enorme. Sin embargo, si no damos con expertos y técnicas fiables que puedan ayudarnos en nuestras investigaciones, puede resultarnos muy difícil distinguir las intervenciones útiles de las que no lo son.
Así pues, saber cuáles son las intervenciones que tienen mayor impacto sigue siendo una cuestión importante aún sin resolver. Comparar las diferentes formas de hacer el bien es difícil, tanto a nivel práctico como emocional, pero estas comparaciones son vitales para asegurarnos de que ayudamos a los demás tanto como podemos.
Los medios de comunicación a menudo se centran en las noticias negativas.
No obstante, en muchos sentidos el mundo está mejorando y los esfuerzos por hacerlo posible han tenido un éxito rotundo. Veamos algunos ejemplos. El número de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza fijado por el Banco Mundial se ha reducido a menos de la mitad desde 1990. Durante la Guerra Fría se prepararon miles de armas nucleares a ambos lados del Atlántico, pero no se produjo ni un solo ataque nuclear. En los últimos siglos, hemos criminalizado la esclavitud, disminuido drásticamente la opresión de las mujeres y, en muchos países, hemos avanzado considerablemente en la garantía de los derechos y la aceptación de los colectivos LGBTQ+.
Sin embargo, aún quedan muchos problemas que merecen nuestra atención. Por ejemplo, la pobreza que sufren alrededor de 700 millones de personas que viven con menos de 2 $ al día; el cambio climático; las nuevas tecnologías disruptivas con el potencial de perjudicar a miles de millones de personas en el futuro; así como los miles de millones de animales que padecen una vida llena de sufrimiento en granjas industriales y puede que merezcan nuestra honda preocupación moral. En vista del gran número de problemas, es necesario priorizarlos rigurosamente.
La causa que elijas determina cuánto bien puedes hacer. Si eliges una causa en la que no es posible ayudar a muchas personas (o animales), o en la que simplemente no hay una forma adecuada de resolver los problemas relevantes, limitarás significativamente el impacto que puedes tener.
Pero si eliges una causa en la que puedes ayudar mucho, usando soluciones probadas, tus acciones pueden tener una repercusión enorme. Por ejemplo, algunos intentos de reducir el sufrimiento animal parecen ser increíblemente eficaces. Razonando con rigor y actuando de forma estratégica, un pequeño grupo de activistas con presupuestos limitados han ayudado a mejorar las condiciones de vida de cientos de millones de pollos que sufrían en granjas industriales de Estados Unidos.
Muchas personas están motivadas para hacer el bien, pero ya han elegido una causa antes de investigar al respecto. Hay muchas razones que explican este comportamiento, como la experiencia personal con un problema o el hecho de tener un amigo que ya está recaudando dinero para una organización en particular.
Si elegimos una causa simplemente porque nos llama más la atención, podemos pasar por alto los problemas más importantes de nuestro tiempo. Dado que la mayoría de las intervenciones parecen ser poco eficaces, es probable que, si no elegimos con cuidado, nos centremos en algo que no tenga mucho impacto. Podemos tener una mayor repercusión si consideramos cuidadosamente muchas causas, en lugar de detenernos en la primera que capta nuestra atención.
Al tener la mente abierta a trabajar en distintas causas, podemos cambiar de rumbo hacia el área en la que podamos marcar la diferencia en mayor medida, sin imponernos restricciones innecesarias.
Entonces, ¿cómo podemos determinar en qué causas deberíamos centrarnos?
Basándonos en el siguiente modelo desarrollado por investigadores, es más probable tener una gran repercusión si nos dedicamos a una causa que reúna estos requisitos:
Es de gran escala, es decir, afecta mucho a un gran número de vidas.
Está muy desatendida, es decir, hay pocas personas trabajando en el problema.
Es soluble o tratable, es decir, que todo recurso adicional contribuirá en gran medida a la resolución del problema.
Partiendo de este razonamiento, se nos presentan varias áreas de trabajo que prometen tener una gran repercusión.
Estas causas no son inamovibles: simplemente son las mejores conjeturas basadas en la evidencia que hemos formulado acerca de las áreas en las que nuestro trabajo puede tener un mayor impacto positivo. A medida que salgan a la luz nuevos datos que sugieran otras causas más prometedoras, deberíamos plantearnos centrar nuestra atención en ellas. En ese sentido, conviene tener en cuenta que, si trasladamos nuestros esfuerzos a una causa mejor, aunque no sepamos con seguridad si es la mejor en términos absolutos, nuestra repercusión puede ser significativamente mayor de lo que habría sido de otro modo.
A continuación, vamos a analizar tres causas principales: aliviar la pobreza mundial, mejorar el bienestar animal e intentar influir en el futuro a largo plazo.
Millones de personas mueren cada año a causa de enfermedades asociadas a la pobreza extrema, como la malaria o las dolencias causadas por gusanos parásitos. La malnutrición en los países de bajos ingresos puede provocar trastornos cognitivos, anomalías congénitas y retrasos en el crecimiento.
Gran parte de este sufrimiento puede evitarse o mitigarse con relativa facilidad. Las mosquiteras contra la malaria cuestan alrededor de 2 $ cada una. GiveWell, una organización independiente que evalúa organizaciones benéficas, estima que las mosquiteras pueden reducir significativamente las tasas de malaria. Incluso las transferencias de dinero a personas muy empobrecidas son una manera costo-efectiva de ayudar.
Las mejoras en el área de la salud no solo evitan el sufrimiento directo asociado a enfermedades y muertes, sino que también permiten a las personas tener una mayor participación en el mundo educativo y laboral. Como consecuencia directa, estas personas ganan más dinero y tienen acceso a un mayor número de oportunidades más adelante en sus vidas.
La industrialización del sector agrario ha conllevado que cada año miles de millones de animales se críen en condiciones inhumanas en granjas industriales. La vida de la mayoría de ellos termina prematuramente cuando son sacrificados para abastecer a la industria alimentaria. Los defensores de su bienestar argumentan que es relativamente barato reducir la demanda de carne de granjas industriales o promulgar cambios legislativos que mejoren el bienestar de los animales de granja. Debido a la enorme cantidad de animales involucrados, los avances en este problema podrían evitar una gran cantidad de sufrimiento.
Además, dada su magnitud, el bienestar animal también parece un problema extremadamente desatendido. Solo el 3 % de las donaciones en Estados Unidos se destinan al medio ambiente y a los animales, mientras que el 97 % restante se destina a ayudar a seres humanos. Incluso dentro del gasto en bienestar animal, solo alrededor del 1 % se destina a los animales de granja, pese a que se ven sometidos a un sufrimiento extremo.
A la mayoría de nosotros nos preocupa no solo esta generación, sino también preservar el planeta para las generaciones futuras.
Dada la inmensidad del futuro, el número de personas que podrían existir es probablemente muchas veces mayor que el número de personas vivas hoy en día. Esto sugiere que puede ser extremadamente importante asegurar que la vida en la Tierra continúe, y que la gente en el futuro tenga una buena vida.
Esta idea podría parecer contraintuitiva: no solemos pensar en la vida de nuestros bisnietos, y mucho menos en la de sus bisnietos. Pero, así como no debemos ignorar la difícil situación de las personas más empobrecidas del mundo solo porque vivan en un país extranjero, no debemos dejar de lado a las generaciones futuras solo porque sean menos visibles.
Desafortunadamente, hay muchas maneras de poner en riesgo un futuro feliz a largo plazo. El cambio climático y la guerra nuclear son dos amenazas bien conocidas para la supervivencia de nuestra especie. Muchos investigadores creen que los riesgos de las tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial avanzada y los patógenos genéticamente modificados, pueden ser aún más preocupantes. No hay certezas sobre cómo se desarrollarán estas tecnologías ni sobre el impacto que tendrán. Sin embargo, parecen tener el potencial de cambiar radicalmente el rumbo del progreso en los siglos venideros.
Debido a la escala del futuro, parece probable que las mejores intervenciones en esta área tendrán una repercusión aún mayor que las intervenciones en las dos áreas de trabajo anteriores.
Aun así, para nuestra sorpresa, los riesgos existenciales derivados de las nuevas tecnologías se han dejado desatendidos. Probablemente solo haya unos pocos cientos de personas en el mundo que se dediquen a mitigar los riesgos asociados a la inteligencia artificial (IA) o a los patógenos genéticamente modificados.
Los hogares estadounidenses gastan una media de aproximadamente el 2 % de sus presupuestos en seguros personales. Si gastáramos un porcentaje comparable de los recursos mundiales en afrontar los riesgos para la civilización, habría millones de personas trabajando en estos problemas, con un presupuesto de billones de dólares al año. En lugar de eso, invertimos solo una fracción diminuta de esa cantidad, aunque esos riesgos puedan ser realmente importantes en las próximas décadas.
Si apreciamos estar protegidos contra sucesos improbables pero de terribles consecuencias individuales, como sugiere la cobertura de nuestro seguro, también deberíamos valorar esa protección a nivel colectivo. Después de todo, una catástrofe colectiva, como la extinción humana, también sería devastadora para cada uno de nosotros. Por esta razón, parece prudente que nuestra civilización dedique más tiempo y dinero a mitigar los riesgos existenciales.
Hay otras muchas causas prometedoras que, si bien no son actualmente el principal foco de la comunidad del altruismo eficaz, son candidatas plausibles a tener una gran repercusión. Estas son algunas de ellas:
Mejoras en el establishment científico, incluidas una mayor transparencia y la replicación de resultados
Investigación en el campo de la salud mental y los trastornos neurológicos (en particular la depresión y la ansiedad), y mejora del acceso al tratamiento en los países de bajos ingresos
Control del tabaco
Reforma de la justicia penal estadounidense
Migración internacional y reforma de la política comercial
Reforma electoral (por ejemplo, la implementación de mejores métodos de votación)
Es probable que hayamos pasado por alto algunas causas muy importantes. Así que una forma de tener un gran impacto positivo podría ser encontrar una excelente oportunidad de hacer el bien que casi todos los demás hayan ignorado. Por este motivo, la investigación de prioridades globales es otra área de trabajo clave en sí misma.
La mayoría de nosotros pasamos una parte considerable de nuestra vida consciente trabajando: más de 80 000 horas de media. Este tiempo es un formidable recurso que podemos usar para construir un mundo mejor. Si puedes aumentar tu impacto en apenas un 1 %, esto equivale a 800 horas de trabajo extra.
En primer lugar, tienes que considerar en qué problema te deberías centrar. Algunos de los problemas más prometedores parecen ser el desarrollo seguro de la inteligencia artificial, la mejora de las políticas de bioseguridad o el fin de las granjas industriales.
A continuación, debes plantearte cuál es la forma más eficaz a tu alcance de abordar el problema. Llegados a este punto, es útil considerar múltiples enfoques. Las organizaciones que abordan estos problemas suelen necesitar más analistas políticos, investigadores, personal administrativo y de operaciones, y gerentes. Pero también deberías tener en cuenta enfoques menos convencionales, como ser asistente de otra persona cuyo trabajo tenga una gran repercusión. Por último, quizá te convenga plantearte si puedes tener más impacto contribuyendo al desarrollo de la comunidad o persuadiendo a otras personas para que aborden un problema concreto.
En esta bolsa de trabajo (en inglés) encontrarás oportunidades profesionales especialmente prometedoras. Hay mucha demanda de contrataciones de alto nivel, pero a menudo también puedes encontrar puestos que no requieren tanta experiencia.
Si en este momento no puedes trabajar directamente en problemas importantes, plantéate desarrollar habilidades que te permitan hacerlo en el futuro o «ganar para donar», es decir, optar por una profesión con ingresos altos y donar la mayor parte de tu salario.
Pero, ¿qué puesto es el más adecuado para ti? Cuando donas a una organización benéfica, tus cualidades personales no afectan al valor de tu donación. Pero cuando se trata de elegir una profesión, tu adecuación personal al puesto es muy importante. Esto no significa que solo debas guiarte por el típico consejo profesional y «perseguir tu pasión». La pasión es mucho menos importante de lo que cabría pensar. Sin embargo, es importante encontrar un trabajo en el que destaques. La mejor manera de hacerlo puede ser probando muchos puestos y recibiendo feedback sobre lo que se te da bien.
80 000 Horas es una organización que se dedica a ayudar a las personas a descubrir en qué carrera profesional pueden hacer el mayor bien posible. Para ello, ofrecen una guía de las consideraciones más importantes a la hora de elegir una carrera profesional, así como un conjunto de herramientas para ayudar a las personas motivadas a tomar decisiones. También han elaborado un gran número de reseñas de profesiones en una amplia gama de campos.
Una de las formas más sencillas de marcar la diferencia es donando dinero a organizaciones que trabajan en algunas de las causas más importantes. Las donaciones monetarias permiten a las organizaciones eficaces realizar más acciones positivas, y son mucho más flexibles que las donaciones de tiempo (como el voluntariado).
La mayoría de nosotros no se da cuenta de lo ricos que somos en términos relativos. Las personas con salarios profesionales en países de ingresos altos están normalmente en el 5 % de las personas más ricas del mundo. Esta riqueza relativa presenta una enorme oportunidad de hacer el bien si se usa de manera eficaz.
Algunas organizaciones asociadas con la comunidad del altruismo eficaz investigan las causas más eficaces a las que donar, y respaldan sus recomendaciones con evidencias rigurosas.
Una de las formas más fáciles de donar a organizaciones benéficas eficaces es a través de los Effective Altruism Funds (fondos de altruismo eficaz). Ten en cuenta que este es uno de los proyectos que dirigimos, así que podríamos estar sesgados a su favor. Estos fondos te permiten donar a una de las cuatro áreas de trabajo principales. Un experto de cada área decide entonces qué organización podría aprovechar de forma más eficaz las donaciones del fondo. Los fondos también permiten donar directamente a una serie de organizaciones prometedoras.
También te recomendamos analizar la investigación en profundidad de GiveWell sobre las organizaciones benéficas que trabajan en el área de la salud y el desarrollo mundiales. En su página web encontrarás sus recomendaciones. Animal Charity Evaluators cumplen una función similar, en este caso orientada a las organizaciones benéficas que buscan mejorar el bienestar de los animales.
Otro recurso útil es esta lista de organizaciones que han recibido una subvención de Open Philanthropy, una organización de gran tamaño encargada de conceder subvenciones que sigue los principios del altruismo eficaz para encontrar oportunidades de donación prometedoras. Ten en cuenta que algunas de ellas podrían ser difíciles de apoyar para las personas que donen cantidades más pequeñas (por ejemplo, conceder una subvención a un único programa de investigación dentro de una universidad puede llevar mucho tiempo).
Aunque nos propongamos donar una cantidad significativa a causas benéficas, este propósito bienintencionado puede ser difícil de cumplir. Una manera de ceñirnos a él es comprometernos públicamente a donar.
Giving What We Can te invita a firmar el compromiso de donar el 10 % o más de tus ingresos a las organizaciones que, en su opinión, lo utilizarán de forma más eficaz para mejorar el mundo. The Life You Can Save ofrece un compromiso similar y más modesto de donar una cantidad a partir del 1 % de tus ingresos anuales, que se destina a las organizaciones que luchan contra los efectos de la pobreza extrema.
Hay una creciente comunidad de personas que se toman estas ideas en serio y las están poniendo en práctica. Desde el 2009, más de 4 500 personas han firmado el compromiso de Giving What We Can. Cientos de personas han cambiado de rumbo profesional hacia carreras de alto impacto, inspiradas por las ideas del altruismo eficaz. Actualmente, hay casi 200 grupos locales para personas interesadas en el altruismo eficaz.
Si simpatizas con las ideas del altruismo eficaz, hay muchas maneras de involucrarse: