Orientándonos hacia el futuro a largo plazo
Mi nombre es Joseph Carlsmith. Soy doctorando en Filosofía en la Universidad de Nueva York y asistente de investigación en el Centre for Effective Altruism y el Future of Humanity Institute.
Un buen número de personas de la comunidad del altruismo eficaz, entre las que me incluyo, piensan que el futuro a largo plazo es extremadamente importante: tan importante como para ser el centro de nuestros esfuerzos altruistas. A muchos nos impresiona el hecho de que el futuro podría ser realmente vasto, durar muchísimo tiempo, e incluir a un enorme número de personas.
Voy a hablar un poco de esta posibilidad y de cómo podríamos establecer una relación ética con ella. Debo decir que muy pocas de estas ideas son nuevas o mías. Muchas pertenecen a Nick Bostrom y Toby Ord, filósofos de la Universidad de Oxford. De hecho, parte del marco que voy a presentar —e incluso parte del lenguaje— proviene del próximo libro de Toby Ord, o podría terminar en él.a
En la Cueva de las Manos, en Argentina, nuestros ancestros hicieron manos estarcidas entre 9 000 y 13 000 años atrás. Para entonces, el Homo sapiens ya tenía por lo menos 185 000 años en la Tierra. Hemos avanzado mucho, y algunos de los cambios más significativos en nuestra condición son relativamente recientes. La agricultura se originó hace solo unos 10 000 años, y el lenguaje escrito, hace unos 5 000. Y toda la historia conocida ocurrió a partir de entonces —apenas unos pocos miles de años—.
Pensemos en la historia completa de la humanidad, es decir, en todo lo que le ha sucedido a los humanos. Ahora miremos hacia el futuro que podría aguardarnos. Lo que vemos, creo, es que la historia de la humanidad podría estar recién comenzando. Estamos al borde de un futuro que podría ser increíblemente vasto y valioso. Y es la magnitud de ese posible futuro lo que hace que muchos de nosotros nos enfoquemos en él.
Voy a hablar un poco de las dimensiones de ese posible futuro. Por el momento, no diré nada sobre la probabilidad de que alcancemos un futuro de la magnitud que voy a describir, salvo que es lo suficientemente probable como para que nos lo tomemos en serio.
¿Cuánto tiempo podría durar la especie humana? Pues bien, la duración media de una especie mamífera es de aproximadamente 2.2 millones de años. El Homo erectus, nuestro pariente más cercano, existió durante 1.8 millones de años. Eso es mucho tiempo. Si dos millones de años representaran la duración de una vida de 80 años, nuestra especie tendría en el momento actual unos ocho años: apenas estaría empezando.
Pero evidentemente no somos mamíferos típicos. Por un lado, como ya veremos, hemos venido aumentando nuestra capacidad de autodestrucción; por el otro, también tenemos otras capacidades únicas que podrían ayudarnos a sobrevivir por mucho más tiempo que el Homo erectus.
Entonces, suponiendo que habitáramos la Tierra el mayor tiempo posible, ¿cuánto tiempo sería?
Los cálculos actuales sugieren que la Tierra seguirá siendo habitable por un período que oscila entre 500 y 2 000 millones de años. Tal período podría abarcar millones de generaciones y billones de seres humanos. También podría ser suficiente para curar a este planeta de algunos de los daños que le hemos causado en nuestra inmadurez. De hecho, si fuéramos conscientes del tiempo que podríamos habitar la Tierra, veríamos más claramente la importancia de cuidar nuestra casa. Sin embargo, en algún momento o bien nos vamos a morir aquí o bien vamos a abandonar nuestro planeta. En palabras de Konstantin Tsiolkovsky, “La Tierra es la cuna de la humanidad, pero no podemos vivir en una cuna para siempre”.
¿Podemos rebasar los límites de la Tierra? Creo que el obstáculo principal es el tiempo que se necesita para aprender a hacerlo.
Los hermanos Wright, en 1903, lograron volar por primera vez. 66 años después, Buzz Aldrin caminaba por la Luna. Sin duda un gran progreso en 66 años —menos de lo que dura una vida humana—. Nuestra especie aprende rápido, especialmente en tiempos recientes, y 500 millones de años significan una larga educación. Creo que necesitaremos mucho menos que eso.
No estoy diciendo que rebasar los límites de la Tierra deba ser nuestro objetivo inmediato, sino que tener presente esa posibilidad es importante para hacernos una idea del tipo de futuro que podría esperarnos. ¿A dónde podríamos ir?
La Vía Láctea contiene unos 100 000 millones de estrellas, tal vez más, algunas de las cuales durarán billones de años, y hay miles de millones de otras galaxias que también podríamos explorar y habitar. En tal magnitud de tiempo y espacio, podríamos tener una cantidad verdaderamente asombrosa de descendientes. Nick Bostrom (2012) calcula un límite inferior de 1032 personas si cada una viviera 100 años. No obstante, según él, lo que importa no son las cifras exactas, sino el hecho de que son inmensas.
Nuestro futuro posible, pues, tiene dos dimensiones posibles: podría durar muchísimo tiempo y podría involucrar a un enorme número de personas. También quisiera hablar de una tercera dimensión que es muy importante para mí: transcurrido el tiempo suficiente, la vida humana podría ser extraordinariamente buena.
El mundo actual, como todos sabemos, está desfigurado por el sufrimiento y por la injusticia. La lista es familiar: malaria, VIH, depresión, demencia, explotación, tortura, discriminación, cárceles, hospitales psiquiátricos, granjas industriales. Con el tiempo suficiente, podemos acabar con estos horrores. En palabras de Robert Kennedy, que cita a Esquilo, “podemos ennoblecer la vida de este mundo”.
Pero poner fin al sufrimiento y a la injusticia es el límite inferior de cuán buena podría ser la vida humana. En mi opinión, el límite superior no ha sido aún explorado.
Y tenemos atisbos de ello durante los mejores momentos de nuestra vida: momentos de alegría pura, de belleza deslumbrante, de amor infinito. Momentos en los que estamos realmente despiertos. Y esos momentos, por muy breves que sean, apuntan a las profundidades de una prosperidad potencial que va no solo mucho más allá de nuestra situación actual, sino también mucho más allá de nuestra capacidad de comprensión.
Nuestros descendientes tendrán mucho tiempo y muchas nuevas maneras de explorar esas profundidades. Y no solo en lo que se refiere al bienestar. También estarían en condiciones de explorar las profundidades de todo lo que valoramos: la belleza, el arte, la aventura, el descubrimiento, la comprensión, el amor, la consciencia, la cultura. Podrían descubrir categorías de valor totalmente nuevas, que nosotros ni siquiera conocemos, como música que no tenemos la capacidad de oír.
Ese es un futuro posible para la humanidad y nuestra descendencia: millones o tal vez miles de millones de años (o incluso más), y enormes cantidades de generaciones futuras viviendo una prosperidad inimaginable. Ese futuro es totalmente bueno—en palabras de Carl Sagan, “una meta que vale la pena”. Y si nos organizamos bien, creo que lo podemos alcanzar. Aunque, obviamente, ese futuro no es la única posibilidad.
Nuestro futuro podría ser mucho más breve: por ejemplo, si nos extinguiéramos en los próximos siglos. O también, aunque nuestro futuro fuera muy extenso, podría ser mucho peor de lo que habría podido ser. Nuestra trayectoria como civilización podría tomar un giro en la dirección equivocada. Y dado que es posible que nuestro futuro sea tan vasto, es mucho lo que está en juego respecto de las posibilidades que podrían materializarse; tanto como para persuadir a muchos miembros de la comunidad del altruismo eficaz a focalizar sus esfuerzos en lo que podría ocurrirle a la humanidad a muy largo plazo.
En particular, mucha gente dentro de la comunidad del altruismo eficaz considera que disminuir el riesgo de la extinción humana (especialmente si es causada por nosotros mismos) es una oportunidad particularmente buena para influir en el futuro lejano de la humanidad. En tiempos recientes, hemos ido incrementando nuestra capacidad de autodestruirnos y de acabar con nuestro futuro para siempre, ya sea mediante una guerra nuclear, el cambio climático catastrófico, la biología sintética, la inteligencia artificial o algún otro riesgo todavía desconocido.
En vista de que el valor esperado de nuestro futuro es tan alto, muchos consideran que incluso una pequeña reducción del riesgo de extinción es extremadamente beneficiosa en términos esperados. Dicho esto, quisiera aclarar que los argumentos a favor de enfocarnos en nuestro futuro a largo plazo y aquellos a favor de reducir el riesgo de extinción son conceptualmente distintos. Hay formas de enfocarse en el futuro a largo plazo que no implican reducir el riesgo de extinción. Por ejemplo, en lugar de tratar de garantizar que nuestro futuro sea largo, podríamos simplemente tratar de garantizar que, en la medida en que sea largo, sea mejor y no peor. Asimismo, hay razones para reducir el riesgo de extinción que no tienen nada que ver con el futuro a largo plazo, como las razones para evitar la muerte de ocho mil millones de personas, incluyendo a todos nosotros y a todos nuestros seres queridos.
Sin embargo, muchas de las personas que están enfocadas en el futuro a largo plazo consideran que reducir el riesgo de extinción es una oportunidad particularmente buena para marcar una diferencia.
Permítanme hablar brevemente de unas cuantas posibles objeciones. La primera es la objeción basada en el descuento temporal. En este contexto, significa que las cosas importan menos cuanto más alejadas estén de nosotros en el tiempo. Esto es un error, para mí y para muchos otros. Si pudieran salvar a diez personas de una gripe en 100 años o a mil personas de ser torturadas en un millón de años, ¿a quién salvarían? Deberían salvar a las mil personas de la tortura, pero las posturas que aplican ese descuento temporal implican lo contrario. Se pueden formular otras objeciones parecidas.
Otras posturas sostienen que no tenemos ninguna razón para añadir personas felices a la población, incluyendo a las personas felices del futuro. Simpatizo un poco más con estas posturas que otras personas de la comunidad, pero el problema es que es extremadamente difícil formularlas de manera coherente. La dificultad principal, tal como yo lo veo, estriba en que aunque se piense que no tenemos razones de peso para añadir personas felices a la población, sí tenemos una razón muy fuerte para asegurarnos de que las vidas que agreguemos a la población sean más y no menos felices, aun cuando se trate de vidas con un saldo neto positivo de felicidad.
Por ejemplo, importa si contaminamos este planeta y legamos a las generaciones futuras una biósfera que las deja en una situación sustancialmente peor, incluso si depende de nuestras elecciones qué personas viven en el futuro, e incluso si todas estas personas tienen una vida netamente positiva. Y esa convicción, junto con la convicción de que no tenemos ninguna razón para añadir personas felices a la población, produce resultados bastante contraintuitivos o violaciones de restricciones a la racionalidad muy plausibles. El capítulo 4 de la tesis de Nick Beckstead es una buena introducción a estas cuestiones.
Por último, uno podría ser escéptico en cuanto a nuestra capacidad para mejorar el futuro en términos esperados, ya sea por considerar que no tenemos esa clase de influencia sobre el futuro o por creer que no estamos en condiciones de saber lo que podría mejorar el futuro. Creo que esa es una pregunta genuina. Pero no cabe duda de que al menos algunas personas están en condiciones de mejorar o empeorar el valor esperado del futuro. Donald Trump, por ejemplo, está en condiciones de hacerlo. Y tratándose del riesgo de extinción, me cuesta pensar que no tenemos la más remota idea de qué opciones o resultados serían mejores o peores.
Por ejemplo, parece obvio que una guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia sería algo que disminuiría el valor esperado de nuestro futuro. Lo mismo podría decirse de una pandemia global provocada por el hombre. Y creo que al menos algunas personas están en condiciones de disminuir la probabilidad de que ocurran este tipo de catástrofes.
Pero aun si nada de esto se admite, lo que está en juego es tan importante que, en mi opinión, lo que corresponde hacer no es rendirse, sino intentar aprender más. Estas son solo algunas objeciones posibles. Hay muchas otras objeciones y preguntas que podemos plantear, pero algunas de esas preguntas aún no tienen respuesta y necesitamos a personas que se ocupen de investigarlas. Así que si te atrae la idea general —aun cuando tengas preguntas y objeciones— te invito a que te involucres.
Estas son algunas maneras de hacerlo. 80 000 Horas publicó un extenso artículo sobre cómo reducir el riesgo de extinción, el cual incluye mucha información sobre las formas de contribuir a un cambio. También pueden escuchar este pódcast con Toby Ord, que trata el tema en profundidad. O pueden hablar con otros asistentes a la conferencia que vienen de varias organizaciones interesadas en el futuro lejano.
Quisiera concluir con una idea inspirada por Carl Sagan. Imaginen a nuestros descendientes dentro de millones de años, extendidos por toda la galaxia, habiendo experimentado la vida con una profundidad y una comprensión inimaginables para nosotros. Ahora imagínenlos pensando en la Tierra, en el siglo XXI, a la luz de todo lo que ha sucedido desde entonces. Yo creo que lo que verían sería una semilla: este minúsculo y frágil planeta del que surgiría todo.
Como dice Sagan, “Se maravillarán de lo vulnerable que alguna vez fue el depósito de todo nuestro potencial, de lo peligrosa que fue nuestra infancia, de lo humildes que fueron nuestros comienzos, de todos los ríos que tuvimos que cruzar antes de encontrar nuestro camino.”
Gracias.
Nathan Labenz (moderador): Esta es la primera pregunta de un miembro de la audiencia. Tocaste este tema cuando hablaste del descuento temporal, pero la forma específica de descontar a la que se refiere esta persona es aquella que descuenta por la tasa de extinción humana. ¿Crees que haya una tasa según la cual desapareceremos, y que tal vez sería una manera razonable de descontar?
Joseph: Sí. Si crees que es muy, pero muy poco probable que alcancemos un futuro particularmente largo, entonces parte de esta dialéctica se modifica un poco. Podrías creer que vale menos la pena, por ejemplo, tratar de cambiar la trayectoria a largo plazo de la civilización humana. No creo realmente que ello disminuya el valor esperado de reducir el riesgo de extinción si todavía crees que el futuro es positivo, pero puede cambiar el modo en el que piensas sobre los cambios de trayectoria.
Nathan: La siguiente pregunta es: ¿Tienes información o alguna idea sobre cómo se puede mantener cierto sentido de estar orientados a la acción cuando se adopta esta postura? Pareciera que uno termina dándole vueltas al tema y atascado en todas estas consideraciones.
Joseph: Sí, es una buena pregunta. Algo que puede ayudar psicológicamente es producir resultados concretos. Así que en lugar de limitarse a hablar con otras personas, escribe algo a lo que la gente pueda responder, u organiza un evento. No sé si esto es lo mejor, pero puede hacer que te sientas mejor.
Nathan: ¿Qué opinas de la impresión que causa a personas ajenas a la comunidad el hecho de enfocarnos en riesgos a largo plazo en lugar de problemas a corto plazo (y aparentemente más apremiantes)?
Joseph: Bueno, en muchos casos, creo que los objetivos convergen bastante. Por ejemplo, creo que reducir el riesgo de una guerra nuclear o una pandemia global es algo que les importaría a todos, independientemente de su opinión sobre el futuro lejano. La manera específica en que priorizamos ese tipo de catástrofes con respecto a otros objetivos que tengamos a corto plazo es otra cuestión. Pero en muchos casos, creo que las cosas que serían buenas para nosotros a largo plazo también lo serían a corto plazo.
Nathan: Tenemos varias preguntas en torno a la cuestión de ayudar a la gente ahora o en el futuro lejano. Una persona lo dice claramente: se podría afirmar que ayudar a las personas del presente también es una forma de ayudar a las personas del futuro, quizás indirectamente. Así que en el caso de alguien que está muy enfocado en hacer cosas que afectan el aquí y el ahora —obviamente no tienes mucha información sobre esta persona—, ¿qué crees que debería hacer para orientarse más hacia el futuro a largo plazo?
Joseph: Creo que eso va a depender mucho de las circunstancias de esa persona y de las cosas que le interesen —aquello a lo que se dedica o lo que está en condiciones de hacer—. El artículo de 80 000 Horas es útil en ese respecto. Esta organización está muy interesada en personalizar la asesoría que brinda en función de las circunstancias particulares de cada persona.
Nathan: Tenemos una pregunta muy breve: ¿El énfasis en el futuro a largo plazo es compatible con el hedonismo?
Joseph: Sí, muy compatible. [Risas]. Si eres un utilitarista total hedonista y piensas que habrá muchos hedones en el futuro, el argumento a favor del futuro a largo plazo se vuelve muy simple.
Nathan: ¿Crees que el altruismo eficaz, como comunidad, debería ser más abierto con el público en general sobre las maneras en las que se enfoca en el futuro lejano, en lugar de dejar que la causa de la lucha contra la pobreza marque la pauta sobre cómo nos presentamos, y que el riesgo existencial sea a una especie de conocimiento “sagrado” al que acceden aquellas personas que están más familiarizadas con la comunidad?
Joseph: No sé si describiría el riesgo existencial en esos términos. En general, creo que muchas personas de la comunidad son muy abiertas, tanto en lo que respecta a su interés en el futuro lejano como a la incertidumbre sobre el mismo. Will MacAskill, por ejemplo, ha trabajado mucho sobre la incertidumbre moral y sobre cómo actuar cuando estás comprometido con una postura, pero también crees que tienes dudas. Y algo que me gustaría subrayar es que puedes estar muy interesado en el futuro a largo plazo y al mismo tiempo considerar otras posibilidades en cuanto a lo que podrías hacer, e incluso ser algo escéptico en cuanto al argumento general a favor del futuro a largo plazo.
Nathan: Creo que son todas las preguntas que tenemos por el momento. Dinos cómo podríamos saber más de ti.
Joseph: Tengo un sitio web, josephcarlsmith.com. Es un buen lugar para conocerme más.
Nathan: Bien. Démosle un aplauso a Joseph Carlsmith por ayudarnos a orientarnos hacia el futuro lejano. Muchas gracias.