Intervenciones amplias e intervenciones estrechas
El filósofo Nick Beckstead ha distinguido entre dos formas diferentes de influir en el futuro a largo plazo: las intervenciones amplias, que “se centran en los beneficios imprevisibles de los efectos de onda”, y las intervenciones estrechas (o focalizadas), que “apuntan a efectos más específicos en el futuro lejano, o a una clase relativamente estrecha de posibles efectos de onda”.1
La cadena causal que conecta una intervención con su efecto esperado puede analizarse teniendo en cuenta dos dimensiones distintas. Una dimensión se refiere al número de pasos causales de la cadena. La otra se refiere al número de sus trayectorias causales. En un sentido del término, las intervenciones amplias comprenden muchos pasos y muchas trayectorias, mientras que las intervenciones estrechas comprenden pocos pasos y pocas trayectorias. Por ejemplo, la intervención amplia de promover la paz global puede reducir el riesgo existencial de innumerables maneras diferentes, cada una de las cuales comprende una larga secuencia de eventos que culminan en la reducción del riesgo. Por el contrario, la intervención estrecha de distribuir mosquiteras salva vidas de una sola manera (protegiendo a la gente de las picaduras de mosquito) y en unos pocos pasos (distribución > instalación > protección).
Sin embargo, las intervenciones con muchos pasos pueden tener pocas trayectorias, y las intervenciones con muchas trayectorias pueden tener pocos pasos. Por lo tanto, es conveniente tener términos diferentes para cada una de estas dimensiones de variación. Algunos altruistas eficaces reservan los términos “estrecho” y “amplio” para las intervenciones con pocas y muchas trayectorias causales, y emplean los términos “directo” e “indirecto” para las intervenciones con pocos y muchos pasos causales, respectivamente.2
Se han ofrecido varios argumentos a favor tanto de las intervenciones amplias como de las estrechas.3 Una consideración frecuente a favor de las intervenciones amplias se refiere a su historial aparentemente superior. Este punto ha sido planteado independientemente por varios autores casi al mismo tiempo.a El propio Beckstead escribe:4
Supongamos que en el año 1500 alguien escribiera una novela futurista en la que apareciera una tecnología moderna, como el teléfono. Y supongamos que otra persona leyera esta novela y se fijara la meta de que, en el futuro, la gente utilice la comunicación rápida de larga distancia con tanta eficacia como sea posible. Él sabría que si fabricar teléfonos fuera realmente una buena idea, las personas futuras estarían en una posición mucho mejor para encontrar la manera de crear teléfonos y utilizarlos eficazmente. Sabría muy poco sobre teléfonos o sobre cómo podrían inventarse, por lo que no tendría sentido ofrecerle hacer algo muy específico, como esbozar posibles diseños de teléfonos. Creo que tendría más sentido que ayudara de formas muy amplias (como convertirse en profesor o luchar contra las amenazas políticas y religiosas que se oponen al avance de la ciencia), contribuyendo así a la posibilidad de que las generaciones futuras inventen y utilicen eficazmente la comunicación rápida de larga distancia.
De modo similar, Brian Tomasik escribe:5
[I]maginemos un altruista eficaz que en el año 1800 tratara de optimizar su impacto positivo. Esta persona carecería de buena parte de nuestros conocimientos actuales en materias como la economía, la ciencia política, la teoría de juegos, la física, la cosmología, la biología, la ciencia cognitiva, la psicología, los negocios, la filosofía, la teoría de la probabilidad, la teoría de la computación y tantas otras que habrían sido cruciales para su análisis. Si tratara de apostar por la cuestión futura de primer orden más importante, probablemente se equivocaría. No creo que hoy tendríamos más suerte para detectar un área específica de acción, más allá de unas pocas décadas… Este altruista eficaz del 1800 podría haber acertado sobre la importancia de la paz mundial, la reflexión filosófica, las instituciones sociales de suma positiva y la sabiduría. Promover estas ideas habría sido probablemente lo mejor que esta persona podría haber hecho. Esto sugiere la posibilidad de que todavía sigan siendo las mejores opciones que tenemos en la actualidad.
Y Gwern Branwen escribe:6
Imaginemos a alguien que en la Inglaterra del año 1500 razonara de la misma manera sobre el riesgo existencial: la humanidad podría ser destruida, de modo que evitarlo es la tarea más importante de todas. Entonces pasa el resto de su vida investigando sobre el Diablo y el Apocalipsis. Desgraciadamente, esas investigaciones no tienen el más mínimo valor, a menos que proporcionen argumentos a favor del ateísmo que demuestren que toda esa línea de investigación es inútil y no debe proseguirse. Pero como la Revolución Industrial y la Revolución Científica acababan de empezar —iniciando un proceso de incremento exponencial de la riqueza global, la ciencia, la tecnología y la población que finalmente conduciría a la tecnología de las vacunas, a los cohetes y programas espaciales, y a una riqueza suficiente para financiar todo tipo de intervenciones encaminadas a reducir los riesgos existenciales— él podría, en cambio, haber hecho una contribución quizás pequeña pero real fomentando el crecimiento económico mediante el trabajo y la inversión o haciendo descubrimientos científicos.
En respuesta a estas afirmaciones, Toby Ord sostiene que las comparaciones con siglos anteriores pueden ser engañosas, porque la mayor parte del riesgo existencial al que está expuesta actualmente la humanidad es de naturaleza antropogénica y se origina en tecnologías que se han desarrollado solo desde mediados del siglo XX aproximadamente. Por lo tanto, cabe esperar que las intervenciones estrechas dirigidas específicamente a mitigar los riesgos que originan dichas tecnologías logren mucho más que los esfuerzos similares realizados en siglos anteriores. Ord también señala que las intervenciones amplias reciben decenas de miles de veces más financiación que las intervenciones estrechas, por lo que incluso quienes encuentren diferencias razonables en los méritos relativos de las intervenciones amplias y las intervenciones dirigidas deberían favorecer a estas últimas, ya que están mucho más desatendidas.7
Nick Beckstead (2023) Una propuesta de ajuste al argumento del desperdicio astronómico, Biblioteca Altruismo Eficaz.
Toby Ord (2020) The Precipice: Existential Risk and the Future of Humanity, Londres: Bloomsbury Publishing, chap. 6.
Robert Wiblin (2015) What is a “broad intervention” and what is a “narrow intervention”? Are we confusing ourselves?, Effective Altruism Forum, 19 de diciembre.
colapso de la civilización • efectos indirectos a largo plazo • factor de riesgo existencial