¿Son el dolor y el placer igual de eficientes en energía?
Los utilitaristas hedonistas agregativos suelen preocuparse por el valor esperado del placer menos el dolor de cara al futuro. Por ejemplo, pueden preguntarse cómo valorar el desperdicio astronómico esperado si la humanidad se extinguiera a causa del impacto repentino de un asteroide.
Una consideración importante es que parece que la vida biológica tal y como la conocemos genera dolor o placer a una densidad muy baja en relación con las posibilidades tecnológicas a largo plazo. Como señala Nick Bostrom en su artículo sobre el desperdicio astronómico, la producción de energía del Sol es varios órdenes de magnitud superior a la energía que se destina a la vida en la Tierra, e incluso superior a la energía que alimenta los sistemas nerviosos de los animales. Además, sustratos informáticos ultraeficientes podrían ejecutar emulaciones de sistemas nerviosos animales con un costo energético mucho menor.
En el caso concreto de la importancia normativa del dolor y el placer, se podrían optimizar aún más los programas de software conscientes para que tuvieran las características adecuadas a fin de maximizar el dolor o el placer producido por un determinado conjunto de hardware informático maduro (“computronio”).
Llamemos “hedonio” al computronio optimizado para producir el máximo placer por unidad de energía, y “dolorio” al optimizado para producir el máximo dolor por unidad de energía, como en “hedonista” y “doloroso”. Las civilizaciones que colonizaran la galaxia y destinaran una parte no trivial de sus recursos a la producción de hedonio o dolorio tendrían un impacto inmenso en el cálculo utilitarista hedonista. La vida humana y de otros animales en la Tierra (o en cualquier planeta terraformado) sería insignificante en el cálculo del total. Incluso el computronio optimizado para otras tareas parecería ser órdenes de magnitud menos importante.
Así que los utilitaristas hedonistas podrían estimar el placer neto generado en nuestra galaxia debido a la colonización en términos de la producción esperada de hedonio, multiplicada por los “hedones por julio” o “hedones por cómputo” de hedonio (llamémoslo H), menos la producción esperada de dolorio, multiplicada por “dolores por julio” o “dolores por cómputo” (llamémoslo D).
Por simetría, mi expectativa por defecto sería que H=D. En la medida en que el dolor y el placer implican accesibilidad a la reflexión consciente, conexiones con la toma de decisiones y memoria, estas plantean exigencias similares para el dolor y el placer. Los argumentos evolutivos sobre la distribución del dolor y el placer en la vida de los animales, como por ejemplo que en el ciclo de vida de un organismo hay más cosas que es importante evitar que cosas a las que es importante acercarse, son irrelevantes para el hedonio y el dolorio. El placer (o el dolor) se fija al máximo, en lugar de asignarse para resolver un problema de control para una máquina de reproducción.
Es importante recordarlo, porque nuestras intuiciones y nuestra experiencia pueden inducirnos a error sobre la intensidad del dolor y el placer que son posibles. En los seres humanos, el placer del orgasmo puede ser menor que el dolor de una lesión mortal, ya que la muerte es una pérdida de éxito reproductivo mucho mayor que la ganancia producida por un solo acto sexual. Pero no hay nada problemático en la idea de placeres mucho más intensos cuya combinación con grandes dolores fuera satisfactoria en conjunto.
Así que la situación sería buena para los utilitaristas hedonistas de este tipo: todo lo que se necesita es una cantidad esperada moderadamente más alta (tanto absoluta como relativa) de hedonio que de dolorio. Incluso una tendencia a la benevolencia bastante débil, o una transformación o bifurcación en hedonio del hedonismo personal de algunos agentes, podría bastar para este propósito.
Ahora bien, la “medición” del dolor y el placer involucra definiciones y premisas normativas. Algunos pueden decir que les importa más el placer que el dolor o viceversa, mientras que otros incorporan a su “unidad” de dolor o placer una ponderación de acuerdo con una cierta tasa de conversión moral entre placer y dolor. Sin embargo, si utilizamos datos como los juicios y las acciones de los agentes en problemas de elección, la cantidad de equivalentes de neuronas implicados, etc., la simetría parece mantenerse. Yo distinguiría entre los utilitaristas hedonistas tradicionales y los de inclinación negativa en términos de las compensaciones que harían entre la producción de hedonio y de dolorio.