Sobre el valor de adelantar el progreso
Las cosas están mejorando. Aunque hay altibajos importantes, el progreso a largo plazo en la ciencia, la tecnología y los valores ha tendido a hacer que la vida de las personas sea más larga, más libre y más próspera. Podríamos representar esto como un gráfico de la calidad de vida a lo largo del tiempo, que arroja una curva que tiende a ascender.
¿Qué pasaría si adelantáramos un año todos los tipos de progreso? Imaginemos que el progreso se acelerara de repente, de modo que tras un breve período, todas las formas de progreso estuvieran un año adelante respecto del punto en que habrían estado de otro modo. Podríamos pensar que la trayectoria futura de la calidad de vida está impulsada principalmente por la ciencia, la tecnología, la economía, la población, la cultura, las normas sociales, las normas morales, etc. Nos planteamos qué pasaría si pudiéramos adelantar todo esto un año respecto del punto de desarrollo que le habría correspondido.
Si bien esa explosión de progreso podría ser temporal, deberíamos esperar que su efecto de adelantarse un año perdurara.a Si solo hubiéramos adelantado algunos ámbitos del progreso, podríamos esperar que el progreso ulterior en esas áreas se viera frenado por los ámbitos que no avanzaron, pero lo que estamos imaginándonos aquí es adelantar un año todo el reloj interno de la civilización.
Si adelantáramos el progreso de esta manera, estaríamos desplazando la curva de la calidad de vida un año hacia la izquierda. Dado que en general la curva es creciente, la nueva trayectoria de nuestro futuro sería superior a la antigua en términos generales. Así que el valor de adelantar el progreso no es solo una cuestión de impaciencia —querer llegar antes a lo bueno— sino de mejorar la calidad de vida de las personas en el futuro.
Esta es una historia habitual en economía: el progreso de la ciencia, de la tecnología y de los valores ha hecho del mundo un lugar mejor, por lo que una explosión de progreso que adelantara todo esto un año proporcionaría un beneficio duradero para la humanidad.
Pero a esta historia le falta una pieza crucial.
La trayectoria del futuro de la humanidad no es literalmente infinita. Algún día llegará a su fin. Podría tratarse de una civilización global muriendo de vejez, agobiada por el peso de un exceso de burocracia o de la decadencia. Podría ser una civilización que se queda sin recursos: ya sea que los agote prematuramente o que aguante hasta que el propio sol se consuma. Podría ser una civilización que termine en una catástrofe repentina: una calamidad natural o una provocada por ella misma.
Si la trayectoria debe llegar a su fin, ¿qué ocurre con la afirmación anterior de que un avance en el progreso supone una mejora permanente de la calidad de vida? La respuesta depende de la naturaleza del momento final. Existen dos posibilidades muy naturales.
Una es que el momento final esté fijado. Se trataría de una fecha concreta del calendario en que la humanidad llegará a su fin, que no cambiaría si adelantáramos el progreso. Los economistas llamarían a esto un momento final exógeno. En este modelo, la versión estándar sigue funcionando: lo que hacemos efectivamente cuando adelantamos un año el progreso es saltarnos un año de calidad de vida actual y obtener un año extra de calidad de vida final, que podría ser mucho mayor.
El otro modelo natural es que al adelantar el progreso, el momento final también se adelante un año (llamémosle momento final endógeno). Un ejemplo sencillo sería que existiera una tecnología poderosa que, una vez descubierta, condujera inevitablemente a la extinción humana poco después —quizás algo parecido a las armas nucleares, pero más accesible e incluso más destructivo—. De ser así, el avance del progreso adelantaría esta invención final y nuestra propia extinción.
En este modelo, hay un último año que es mucho peor bajo la trayectoria en la que el progreso se adelanta un año. Tanto si suponemos que la curva cae repentinamente a cero al final, como si desciende de forma más gradual, hay un momento en el que la marcha ascendente de la calidad de vida alcanza su punto máximo y luego desciende. Y adelantar un año la trayectoria hace que el periodo posterior al pico sea peor, y no mejor. Así que tenemos el efecto positivo de mejorar la calidad de vida durante muchos años junto al efecto negativo de adelantar un año nuestra desaparición.
Resulta que en este modelo endógeno, el efecto negativo siempre supera al positivo, produciendo una calidad de vida total y media más baja para el periodo que va desde el presente hasta el momento final original. Esto se debe a que la región bajo la curva adelantada no es más que una versión desplazada de la región bajo la curva predeterminada: la forma es la misma, salvo que le falta la primera porción de valor que se habría producido en el primer año.b Aquí, adelantar el progreso implica saltarse un año de calidad de vida actual y no sustituirlo nunca por nada más. Es como saltarse una buena primera canción de un disco cuya calidad mejora progresivamente: llegamos antes a lo mejor, pero en última instancia escuchamos la misma música menos una buena canción.
Así que cuando tenemos en cuenta que esta trayectoria de la humanidad no es infinita, nos encontramos con que el valor de adelantar el progreso de manera uniforme es extremadamente sensible al hecho de que el fin de la humanidad dependa de un reloj externo o interno.
Ambas posibilidades son muy plausibles. Consideremos las formas antes mencionadas en que podría desarrollarse nuestra trayectoria. Podemos clasificarlas en función de si el punto final es exógeno o endógeno.
Puntos finales exógenos:
Puntos finales endógenos:
Por tanto, adelantar un corto periodo de tiempo todos los tipos de progreso será bueno o malo en la medida en que el fin último de la humanidad sea causado por algo de la primera lista o de la segunda. Si supiéramos que nuestro fin será causado por algo de la segunda lista, entonces adelantar todo tipo de progreso sería algo malo.
No voy a intentar determinar qué tipo de final es más probable o si adelantar el progreso de manera uniforme es bueno o malo. Es importante señalar -y quiero ser claro al respecto- que no estoy argumentando que adelantar el progreso sea algo malo.
Por el contrario, el punto es que el beneficio o perjuicio de adelantar el progreso depende crucialmente de una cuestión que rara vez se menciona en las discusiones sobre el valor del progreso. Los historiadores del progreso han expuesto argumentos detallados en el sentido de que (de media) el progreso ha mejorado enormemente la calidad de vida de las personas. Pero toda esta rigurosa investigación histórica deja de lado la cuestión de si también acabará por adelantar nuestro fin. Así, todos los datos históricos serían totalmente discutibles si resulta que el avance del progreso también ha hecho el trabajo silencioso de acortar nuestra vida futura.
Una consecuencia de esto es que las preguntas sobre qué causará en última instancia la extinción humanac —que suelen considerarse extremadamente esotéricas— son, de hecho, fundamentales para determinar si los avances uniformes del progreso son buenos o malos. Por tanto, estas preguntas tendrían que aparecer explícitamente en los artículos y libros de economía y ciencias sociales que tratan sobre el valor del progreso. Aunque no podemos esperar tener certezas sobre nuestra extinción, hay mucho margen para aclarar las preguntas clave, modelizar el modo en que afectan el valor del progreso y mostrar qué valores de los parámetros serían necesarios para que el avance del progreso fuera bueno.
Entre los ejemplos de este tipo de aclaraciones y modelos cabe citar los siguientes:
Nótese que no me refiero al debate, cada vez más conocido, sobre la posibilidad de que el trabajo destinado a prevenir los riesgos existenciales sea incluso más importante que el trabajo destinado a adelantar el progreso,1 sino al hecho de que las consideraciones sobre el riesgo existencial debilitan un argumento prometedor a favor de adelantar el progreso y ponen en tela de juicio que sea siquiera algo bueno.
¿Por qué no se ha advertido esto antes? Por lo general, el problema se oculta tras el supuesto de un modelo de progreso continuo en un futuro infinito. En este modelo ilimitado, cuando desplazamos la curva lateralmente, siempre encontraremos más curva. Es solo cuando se establece que tiene una longitud finita (aunque desconocida) que surge la pregunta de qué pasa cuando nos quedamos sin curva. Hay algo en todo esto que me recuerda mucho a un esquema Ponzi: en el modelo ilimitado, adelantar el progreso anticipa continuamente los beneficios que habríamos tenido en el año t+1 para pagar a la gente en el año t, con la deuda resultante trasladándose infinitamente hacia el futuro y sin llegar nunca a vencerse.
Además, la noción de que la humanidad no durará para siempre es sorprendentemente reciente —sobre todo bajo la forma de que su duración podría depender de nuestras acciones—.2 Y la posibilidad de abordar este tema en artículos académicos sin un rechazo significativo es aún más reciente. Así que quizá no deba sorprendernos que esto apenas se haya advertido.
La cuestión planteada en este artículo también ha quedado oculta en muchos análisis económicos bajo un supuesto de preferencia temporal pura: que la sociedad debería tener una tasa de descuento sobre el valor mismo. Si utilizamos este supuesto, nos encontramos con un argumento ligeramente distinto para adelantar el progreso: un argumento basado en la impaciencia, en el mero hecho de llegar antes a lo bueno, aunque eso signifique obtener menos de ello.
Aun así, las consideraciones que he planteado debilitarían este argumento. Porque si resulta que adelantar el progreso en general es malo desde la perspectiva de quien espera, entonces nos quedaría el argumento de que “adelantar el progreso es bueno, pero solo debido a la impaciencia fundamental de la sociedad y a la forma en que descuida las pérdidas futuras.” Las razones para adelantar el progreso consistirían fundamentalmente en robar mañana para pagar hoy, de una forma que solo se justifica porque la sociedad no se preocupa (o no debería preocuparse) mucho por las personas que se encuentran al final de la cadena cuando la deuda vence. Esta postura me parece muy preocupante y dista mucho de ser el rotundo respaldo al progreso que buscan sus defensores.
¿Podrían los intentos de adelantar el progreso tener algún otro tipo de efecto predecible en la forma de la curva de la calidad de vida a lo largo del tiempo?g Quizás sí. Por ejemplo, podrían alargar nuestro futuro al adelantar el momento en que desarrollemos tecnologías que nos protejan de las amenazas naturales a nuestra supervivencia. Es una idea interesante, pero es difícil que funcione, sobre todo porque no es mucho el riesgo de extinción natural que el progreso podría reducir, en tanto que parece estar generando riesgos antropogénicos mayores.h Aunque consiguiéramos argumentar a favor, sería un argumento distinto del argumento con el que empezamos: se basaría en que el progreso aumenta la duración de la experiencia vivida en lugar de su calidad. Me encantaría que se pudiera plantear un argumento de este tipo, pero no podemos simplemente suponerlo.i
Si adelantáramos algunos tipos de progreso frente a otros, sin duda podríamos introducir grandes cambios en la forma de la curva, o en la duración de la humanidad.j Pero esto ni siquiera es un tipo diferente de argumento a favor del valor del progreso, sino un tipo diferente de intervención que podríamos llamar progreso diferencial.k Esto no sería un argumento en el sentido de que el progreso es bueno en general, sino en el de que algunas de sus partes lo son. De nuevo, estoy dispuesto a considerar este argumento, pero no es el argumento a favor del progreso generalizado que sus partidarios desean.
Y puede tener algunas consecuencias incómodas. Si adelantar todo tipo de progreso resultara ser malo, pero adelantar algunas de sus partes fuera bueno, entonces es probable que adelantar las partes restantes sería aún más malo. Dado que probablemente algunos tipos de progreso están más relacionados con la posibilidad de ocasionar una desaparición más temprana (por ejemplo, las armas nucleares, el cambio climático y el agotamiento de los recursos a gran escala solo fueron posibles gracias al progreso tecnológico, económico y científico), es posible que estas partes no salgan tan bien paradas en un análisis de este tipo. Por lo tanto, puede que en realidad se trate de un argumento a favor de adelantar de forma diferencial otros tipos de progreso, como el progreso moral o el progreso institucional, y quizás incluso a favor de retrasar el progreso tecnológico, económico y científico.
Es importante resaltar que en todo esto no hemos hecho más que explorar el argumento a favor de adelantar el progreso, comparando su trayectoria predeterminada con otra que se desplaza a un punto anterior. Podría haber otras afirmaciones sobre el valor del progreso que no se vean afectadas. Por ejemplo, estas consideraciones no debilitan directamente el argumento de que el progreso es mejor que el estancamiento y de que, por tanto, habría que protegerlo si fuera frágil. Eso puede ser cierto incluso si la humanidad acaba provocando su propio fin, e incluso si nuestro progreso lo provoca antes. O podríamos entender que “progreso” se refiere únicamente a aquellos casos en los que los resultados mejoran realmente, de modo que sea algo bueno por definición. Pero los argumentos que hemos explorado muestran que estos otros argumentos a favor del progreso no tendrían muchas de las repercusiones en las políticas que los defensores del progreso suelen promover, ya que el hecho de que sea bueno o malo adelantar la investigación científica o la productividad económica seguirá dependiendo de forma muy sensible de preguntas esotéricas sobre cómo llegará la humanidad a su fin.
Todo esto me parece preocupante. Soy un optimista por naturaleza y un defensor del progreso. No quisiera que los argumentos a favor de adelantar el progreso perdieran fuerza. Pero cuando intenté modelarlo de manera clara para comprender mejor su valor, encontré una brecha considerable en el argumento. Quisiera que la gente prestara atención a esta brecha con la esperanza de que podamos cerrarla. Puede que haya buenos argumentos para zanjar esta cuestión en uno u otro sentido, pero habrá que elaborarlos. Por otra parte, si descubrimos que los avances uniformes del progreso son en realidad malos, tendremos que ajustar nuestras iniciativas para defender los tipos correctos de progreso diferencial.l