Resumen de “Todos los animales son iguales”
Este capítulo, perteneciente al libro Animal Liberation Now de Peter Singer, argumenta a favor de la extensión del principio de igualdad moral a los animales no humanos. El autor comienza abordando la parodia de Thomas Taylor a la obra de Mary Wollstonecraft, Vindicación de los derechos de la mujer, para luego examinar el fundamento de la idea de que las diferencias entre humanos y animales justifican un trato desigual.
Singer introduce el concepto de igual consideración de intereses como alternativa a la igualdad de trato. Argumenta que, si bien existen diferencias evidentes entre humanos y animales, estas no deberían implicar una diferencia en la consideración moral que les otorgamos.
El autor se apoya en la ética utilitarista, específicamente en la fórmula de Jeremy Bentham “Cada uno cuenta por uno, ninguno por más de uno”, para sustentar su argumento. Esta idea, también defendida por autores como John Stuart Mill, Henry Sidgwick, R. M. Hare y John Rawls, implica que debemos considerar los intereses de todos los seres sintientes por igual, independientemente de su raza, sexo o especie.
A continuación, Singer define el especismo como un prejuicio a favor de los intereses de la propia especie y en contra de los intereses de otras especies. El autor compara el especismo con el racismo y el sexismo, argumentando que en todos los casos un grupo dominante considera inferiores a quienes están fuera de él para justificar su trato desigual.
Para Singer, la capacidad de sufrimiento, o sintiencia, es la característica vital que otorga a un ser el derecho a la igual consideración. El autor argumenta que, así como inferimos la capacidad de sufrimiento en otros humanos a través de su comportamiento y fisiología, podemos hacer lo mismo con otros animales.
Singer se apoya en la Declaración de Cambridge sobre la Conciencia, elaborada por neurocientíficos en 2012, para afirmar que los animales no humanos, incluidos mamíferos, aves y otras criaturas como los pulpos, poseen los sustratos neurológicos que generan la conciencia.
El autor examina evidencia científica que respalda la sintiencia en animales no humanos, enfocándose en el caso de los peces, específicamente los teleósteos, y los invertebrados como los cefalópodos (pulpos y calamares) y los crustáceos decápodos (cangrejos, langostas).
Singer menciona el trabajo de Victoria Braithwaite, quien demostró que los peces tienen nociceptores, receptores sensoriales que detectan señales de tejidos dañados, y que su comportamiento ante el dolor es similar al de los mamíferos. El autor también destaca la inteligencia de los pulpos, que son capaces de resolver problemas complejos y mostrar comportamientos que sugieren planificación anticipada.
En cuanto a los crustáceos decápodos, Singer cita un informe de 2021 dirigido por Jonathan Birch, que concluye que hay evidencia sólida de sintiencia en estos animales, aunque menos extensa que en los cefalópodos. El autor destaca la inclusión de estos animales en la legislación sobre bienestar animal de países como el Reino Unido, Nueva Zelanda, Noruega y Suiza.
Singer reconoce la dificultad de determinar la sintiencia en todos los animales, especialmente en insectos, donde la evidencia es contradictoria. Sin embargo, subraya que la falta de certeza no justifica la crueldad sistemática hacia ellos.
El autor aplica el principio de igual consideración de intereses a la cuestión de la matanza de animales. Argumenta que la creencia de que la vida humana es sacrosanta, mientras que la vida animal no lo es, es una forma de especismo.
Para ilustrar su punto, Singer recurre al caso de la bebé Theresa, quien nació con anencefalia. Las autoridades prohibieron la extracción de sus órganos para salvar otras vidas, mientras se permite la extracción de órganos de animales sanos, lo que demuestra la inconsistencia del especismo.
Singer propone que, al igual que no todos los humanos tienen el mismo derecho a la vida (considerando casos como el aborto o la eutanasia), no todos los animales tienen el mismo derecho. Sin embargo, argumenta que cualquier criterio que se utilice para determinar este derecho debe ser no especista y considerar las capacidades cognitivas y emocionales de cada individuo, independientemente de su especie.
El objetivo principal de Singer es exponer las prácticas especistas más comunes y crueles: la experimentación con animales y la cría industrial para alimentación. Singer invita al lector a reflexionar sobre su participación en estas prácticas y a considerar alternativas más compasivas.