Si el bienestar de los animales salvajes es un problema irresoluble, entonces todo es irresoluble.
Nota del autor: Esta es una versión adaptada de mi reciente charla en EA Global NYC (añadiré un enlace cuando esté disponible). El contenido se ha ajustado para reflejar lo aprendido en conversaciones posteriores a la charla. Si viste la charla, quizá te interese la sección “Algunas objeciones” al final.
23 de noviembre: editado para hacer un ligero cambio terminológico en uno de los enfoques (probabilidades precisas → probabilidades precisas para tantas cosas como sea posible)
El bienestar de los animales salvajes se enfrenta a frecuentes preocupaciones sobre su tratabilidad, que se resumen en la idea de que los ecosistemas son demasiado complejos para intervenir en ellos sin causar daños. Sin embargo, sospecho que estas preocupaciones reflejan criterios de justificación inconsistentes más que una intratabilidad excepcional. Para explorar esta idea:
Aunque aún tengo dudas sobre el enfoque adecuado para manejar los efectos indirectos, creo que este es un problema para todas las áreas de trabajo una vez que reconoces que los animales salvajes pertenecen a tu círculo moral, y especialmente si adoptas un enfoque consecuencialista para el análisis moral. En general, aunque comprendo las preocupaciones sobre las consecuencias ecológicas imprevistas, estas no son exclusivas del bienestar de los animales salvajes, por lo que o bien el bienestar de los animales salvajes no es un problema especialmente irresoluble, o bien todo lo es.
Supongamos (como haré durante el resto de este artículo) que crees que los animales importan moralmente, que eres bastante consecuencialista y que quieres analizar formas de ayudar al mundo a través de la lente escala/desatención/tratabilidad. ¿Cómo analizarías el bienestar de los animales salvajes?
Es bastante obvio que le darías puntos por escala y desatención: en los seis años que llevo trabajando en el bienestar de los animales salvajes, pocas personas han argumentado lo contrario. Pero yo y otras personas que trabajamos en este ámbito escuchamos con frecuencia preocupaciones sobre la tratabilidad de esta área de trabajo. Lo más habitual es que estas preocupaciones consistan en que la naturaleza es demasiado compleja para trabajar en ella y que, por tanto, resultará inviable beneficiar la vida de siquiera una parte de los billones o trillones de animales salvajes sin dañar a otros o alterar el sistema de alguna manera.
No creo que el bienestar de los animales salvajes sea un problema especialmente irresoluble, aunque entiendo estas preocupaciones de índole ecológica. Sospecho que si estás de acuerdo con los planteamientos morales generales que he descrito, y crees que es razonable trabajar en la salud global o la seguridad de la IA, también deberías considerar razonable trabajar en el bienestar de los animales salvajes.
Creo que el problema con el bienestar de los animales salvajes radica en la forma en que hablamos de él y en nuestros estándares para justificar que se trabaje en esta causa. En este artículo, explicaré esta opinión y argumentaré que, si dichos estándares se aplicaran de manera coherente, el bienestar de los animales salvajes resultaría tan tratable como cualquier otra causa.
En primer lugar, volvamos a por qué la gente piensa que el bienestar de los animales salvajes es, para empezar, un problema irresoluble. En términos generales, la idea es que hay muchísimas especies diferentes en la categoría de “animales salvajes”, sobre muchas de las cuales sabemos muy poco, y cuyos miembros viven en un sistema ecológico sin restricciones que parece muy sensible a las perturbaciones. Como resultado, la gente suele sentirse en una situación de incertidumbre radical sobre los efectos de sus acciones, lo que dificulta determinar si existe una intervención razonable que sea costo-eficaz. Peor aún, se podría acabar haciendo más daño que bien.
Creo que la mayoría de las personas que han estado expuestas a la idea del bienestar de los animales salvajes comprenden, al menos de forma intuitiva, que “alterar los ecosistemas” es arriesgado, pero me parece útil proporcionar un ejemplo concreto. Por ello, examinaré esta idea a través del tema que estoy estudiando actualmente: las colisiones de aves contra ventanas.
Las colisiones de aves contra ventanas pueden matar a más de mil millones de aves al año solo en Norteamérica.1 A primera vista, la legislación o las campañas de remediación para exigir vidrios seguros para las aves —utilizando patrones visibles, puntos o vidrios modificados para evitar colisiones— parecen una forma positiva y favorable a su bienestar de abordar estas colisiones. Las incertidumbres que pueden surgir incluyen si es costo-eficaz trabajar en estas campañas y si los vidrios seguros para las aves tienen efectos ecológicos no deseados. Varias capas de incertidumbre complican esta evaluación:
Mientras que algunas aves mueren rápidamente por hemorragias craneales, otras pueden sufrir roturas de buche, fracturas u otras lesiones durante horas o semanas antes de morir.2 Carecemos de datos fiables sobre las tasas de los diferentes resultados. Solo dos estudios empíricos han examinado los impactos subletales: uno utilizando cristales de ventanas en el bosque3 y otro estudiando un solo edificio como prueba piloto de los métodos.4 Por lo tanto, es difícil decir cuán grave es, en promedio, la muerte por colisión contra una ventana.
Esto es importante porque:
Las aves que se salvan de las colisiones contra ventanas no se vuelven inmortales, sino que mueren más tarde por otras causas, normalmente por depredación, por lo que sabemos.5 Según los modelos de mortalidad estructurados por edades para especies afectadas como los gorriones cantores, las víctimas de colisiones que sobreviven ganan aproximadamente entre uno y dos años más de vida.a Que esto sea netamente positivo depende de comparar el sufrimiento de las muertes por colisión contra ventanas con el de otras causas de muerte (principalmente la depredación), además del valor de esos años de vida adicionales. Fundamentalmente, si la diferencia en la cantidad de sufrimiento causado por la nueva muerte supera la alegría obtenida de uno o dos años adicionales de vida, la intervención podría ser netamente negativa para las propias aves. Que esto sea posible o probable depende tanto de datos empíricos a los que actualmente no tenemos acceso, como de creencias filosóficas sobre lo que hace que una vida tenga un saldo positivo de bienestar.
Empeorando las cosas:
No sabemos si las colisiones de aves contra ventanas afectan al tamaño de las poblaciones de aves. Si las poblaciones tienen recursos limitados, evitar las muertes por colisión podría no aumentar el tamaño de la población; simplemente cambiaría qué individuos mueren y cómo mueren. Sin embargo, si las poblaciones aumentan, esto crea efectos en cadena sobre las especies de presa (principalmente insectos), los carroñeros que se alimentan de las víctimas de las colisiones, otros animales que compiten con las aves por el espacio, el alimento u otros recursos, y la dinámica más amplia del ecosistema. Desgraciadamente, es bastante difícil evaluar cómo las intervenciones a escala urbana afectan a la dinámica de las poblaciones a lo largo del tiempo. Hasta ahora, solo un estudio ha abordado explícitamente esta cuestión y no ha encontrado efectos poblacionales detectables.6 Otros expertos han cuestionado este hallazgo (véase aquí), pero los únicos datos disponibles presentan sesgos significativos en el esfuerzo dedicado a estudiar las poblaciones y las causas de muerte, entre otras cosas. Los estudios observacionales de este tipo, incluso cuando se realizan con cuidado, pueden ser extremadamente difíciles de interpretar.
Si se producen cambios en el tamaño de la población, los cambios resultantes en la dinámica ecológica crean incertidumbres en cadena. El nuevo sistema será diferente del antiguo en muchos aspectos y, como carecemos de un historial de estudios sobre el bienestar de los animales salvajes, es increíblemente difícil hacer predicciones sobre la calidad de vida de los animales en ese nuevo sistema y si, en general, estarán mejor o peor.
Esta idea —que a veces las cosas con beneficios locales o intencionados pueden cambiar los sistemas de tal manera que crean más resultados negativos que positivos— se conoce comúnmente como riesgo de efectos contraproducentes. El riesgo de efectos contraproducentes no es exclusivo de la comunidad dedicada al bienestar de los animales salvajes: los defensores de las políticas en materia de IA, por ejemplo, podrían preocuparse por una iniciativa legal que provoque algún tipo de respuesta social que cree más riesgo asociado a la IA, incluso si la iniciativa inicialmente parecía una forma de reducirlo. Lo que es sí es exclusivo es la cantidad de sujetos morales que se pide a los defensores del bienestar de los animales salvajes que se tenga en cuenta, como comentaré más adelante.
He hablado con varias personas que se ocupan de algunas de las principales áreas de trabajo del altruismo eficaz, las cuales me transmitieron cómo piensan y consideran el riesgo de efectos contraproducentes en su trabajo. A partir de estas conversaciones, de mis propias lecturas en el EA Forum y de este resumen extremadamente útil de Jim Buhler (en el texto hay un enlace que apunta a una página web), he definido cuatro enfoques: focalizar, asignar probabilidades precisas, dejar de lado aquello sobre lo que hay incertidumbre radical y buscar intervenciones ecológicamente inertes.
En este artículo no respaldo intencionadamente ninguno de estos enfoques; mi posición personal es que todos ellos tienen defectos preocupantes y espero que alguien proponga algo mejor. Más bien, solo pretendo describir los enfoques que he observado y mostrar que el bienestar de los animales salvajes no parece particularmente irresoluble, independientemente del enfoque que se utilice (siempre que se utilice de forma coherente).
Creo que la focalización es el enfoque más común para manejar la incertidumbre, y se utiliza tanto en la salud global como en la gobernanza y seguridad de la IA. La focalización consiste en centrarse en grupos específicos de sujetos morales a la hora de evaluar la costo-eficacia, dejando de lado los efectos sobre otros como “fuera del alcance”. La justificación para dejar de lado a estos otros sujetos morales varía, pero por mis conversaciones con organizaciones que otorgan becas y con investigadores, me parece que la gente suele asumir (de forma bastante endeble, por lo que puedo ver) que los efectos secundarios son insignificantes en comparación con los efectos directos.
Por ejemplo, si utilizo la focalización para evaluar una intervención en salud global en Malaui, analizo los efectos previstos en la población de Malaui. A menos que la intervención tenga efectos secundarios extremadamente claros y obvios que parezcan ser de la misma escala que los efectos deseados, no planteo preguntas difíciles sobre posibilidades teóricas, como el riesgo de que la mejora de la salud de los habitantes de Malaui pueda desencadenar de alguna manera cambios económicos en cadena en la región que provoquen la quiebra de algunos agricultores en un país vecino. Desde luego, no hago preguntas difíciles sobre cómo se podría esperar que una mejora general de la salud de los malauíes afectara a los animales que comen o a los animales salvajes de la región. Las personas de los estados vecinos, los animales de granja y los animales salvajes quedan “en la oscuridad” en mi análisis, fuera del foco de atención.
Para ofrecer un ejemplo sobre la IA: Al evaluar valiéndome de la focalización, si apruebo un proyecto de ley, podría preocuparme por cómo ese proyecto de ley podría ser contraproducente para mi objetivo de ralentizar el desarrollo de la IA. Por ejemplo, podría preocuparme que ralentizar el desarrollo en Estados Unidos pudiera llevar a que el desarrollo de la IA despegara en China, de alguna manera. Sin embargo, salvo algunas excepciones, no me parece que las personas que intentan estimar el valor de aprobar el proyecto de ley tengan en cuenta el riesgo de que ralentizar la IA afecte a la salud global o a los animales salvajes. En el caso de la salud global, al menos se debate este tema. Quienes no quieren ralentizar la IA, por ejemplo, parecen considerar los beneficios que esperan que la IA aporte al mundo en desarrollo como una razón para seguir desarrollando una tecnología aparentemente peligrosa. Sin embargo, se presta muy poca atención a los animales salvajes, a pesar de la enorme escala de individuos que probablemente se verán afectados.
Es posible que a muchas personas que se dedican a la IA simplemente no les importen los animales salvajes. Pero, como se ha dicho al principio, parto de un marco moral bajo el cual los animales salvajes importan. A lo largo de los años, he hablado con muchas personas que trabajan en ámbitos no relacionados con los animales y, por lo general, cuando les pregunto sobre los efectos contraproducentes para los animales, obtengo una de estas dos respuestas: o bien (a) asumen que estas intervenciones no afectan a los animales salvajes, o bien (b) que los efectos son lo suficientemente pequeños como para ignorarlos. Lamentablemente, ambas afirmaciones parecen obviamente incorrectas. Solo para ilustrar un aspecto de esta cuestión: cualquier política de IA que influya en los plazos para la IAG afectará al uso del suelo, al consumo de recursos y a la actividad minera, todo lo cual tiene efectos sustanciales en las poblaciones y el bienestar de los animales salvajes. Es poco probable que el efecto neto sea pequeño y no sabemos si es positivo o negativo.
Pero, independientemente de ello, el enfoque común es dejar de lado este tipo de efectos mediante la focalización. No siempre está claro cómo se define el alcance de la focalización, pero parece que muchas personas se centran en “los beneficiarios a nivel objeto” o “los resultados a nivel objeto”. Si los beneficiarios a nivel objeto de la IA y de la salud global son básicamente los seres humanos, tal vez pienses que es bastante obvio por qué el bienestar de los animales salvajes parece irresoluble: hay muchísimos más seres en el foco de atención. Alguien que trabaje en el bienestar de los animales de granja solo tiene que pensar en unos cientos de especies (si incluimos a los peces); los actores de la salud global y la IA solo tienen que considerar una (los seres humanos). Por el contrario, el bienestar de los animales salvajes tiene que “focalizarse” en varios millones de especies con necesidades contrapuestas.
Pero si se permite focalizar de esta manera, la pregunta bastante obvia es: ¿por qué hemos ampliado tanto el foco de atención del bienestar de los animales salvajes? Si procedemos intervención por intervención, no veo por qué no se me permite “focalizar” solo en las aves (o quizás incluso en una sola especie de aves), por ejemplo, al considerar el bienestar de las aves silvestres y cómo se vería afectado por el vidrio seguro para las aves. Si crees que eso es aceptable, el bienestar de los animales salvajes (al analizar un conjunto de beneficiarios objetivo a la vez) no parece particularmente irresoluble en absoluto. Todavía tengo algunas dudas sobre de qué otras formas morirán las aves en su lugar, pero este tipo de incertidumbres plantean un problema de investigación mucho más pequeño y sencillo, similar al tipo de cuestiones que se tratan habitualmente en la investigación sobre salud global, donde actuamos como si las cuestiones a escala del ecosistema pudieran dejarse de lado.
Una parte de mí simpatiza bastante, al intentar ayudar a la gente en Malaui, con la idea de centrarse únicamente en las incertidumbres sobre los efectos para la población de Malaui. Pero pensar si el vidrio seguro para aves ayuda a las aves, sin preocuparse de que pueda dañar a los carroñeros o a los insectos, parece algo extraño e irreflexivo en el ámbito del bienestar de los animales salvajes.
No he visto a nadie presentar un relato coherente sobre cómo debería elegirse el alcance de la focalización, y poca gente trabaja en este tipo de metacuestiones. Pero, independientemente de que te guste o no el enfoque, parece que cualquier criterio razonable y no arbitrario para definir este alcance pondrá al bienestar de los animales salvajes y a otras causas en igualdad de condiciones en términos de tratabilidad.
Supongamos que no te gusta la focalización, porque te parece que la distinción entre los sujetos morales dentro y fuera de tu foco de atención es arbitraria. Pero si intentas considerar a todos los sujetos morales a la vez, tiendes a encontrarte en una situación de incertidumbre radical (en el sentido popularizado por Greaves7) con bastante rapidez. Así que otro conjunto de opciones parece ser: incluir todos los efectos sobre los que no te encuentras en una situación de incertidumbre radical, actuar basándote en lo que aprendes al examinar esos efectos e ignorar aquello sobre lo que sí te encuentras en esa situación. Así, por ejemplo, si al menos tengo la certeza de que el vidrio seguro para las aves ayuda a las aves y provoca que se coman más insectos, pero estoy en una situación de incertidumbre radical sobre sus efectos en otros animales y sobre cualquier consecuencia ecológica, puedo proceder simplemente analizando los efectos sobre las aves y los insectos que comprendo.
Aunque en algunos casos esto podría parecer lo mismo que focalizar (por ejemplo, si me centro solo en las aves y resulta que estas son los únicos sujetos morales sobre los que no me encuentro en una situación de incertidumbre radical), creo que el razonamiento es diferente y los resultados pueden ser distintos. Al focalizar, se permite limitar el foco a un conjunto específico de sujetos morales, porque (por una razón u otra) se considera aceptable asumir que los efectos sobre este grupo determinan el resultado global sin comprobar realmente en cada caso que esto sea cierto. En los enfoques que ignoran la incertidumbre radical, no utilizo esa heurística de entrada. El procedimiento preciso puede variar dependiendo de cómo se ponga en práctica, pero en términos generales, incluyo a todos los sujetos morales en teoría, y solo excluyo elementos si me encuentro en una situación de incertidumbre radical sobre ellos en el escenario específico que se está considerando.
Existe un rico debate sobre la incertidumbre radical con un número razonable de desacuerdos pendientes que no voy a abordar aquí (pero puedes seguir este enlace si quieres sumergirte en el debate). Baste decir que no creo que haya muchos enfoques articulados no arbitrarios. Como resultado, creo que la incertidumbre radical y el desconocimiento (la idea de que no podemos tener en cuenta posibilidades en las que ni siquiera pensamos) son cuestiones muy importantes que merecen más atención por parte de la investigación. Dicho esto, soy razonablemente optimista en cuanto a que una nueva propuesta llamada bracketing8 ofrecerá una guía basada en principios para “tomar decisiones basadas en aquello sobre lo que no existe incertidumbre radical”.
Entonces, ¿qué significa esto para el bienestar de los animales salvajes? Una vez más, si este enfoque funciona (por ejemplo, porque el bracketing resulta ser una gran propuesta), aun así habría que aplicarlo por igual al bienestar de los animales salvajes, al riesgo asociado a la IA y a la salud global. Si podemos ignorar aquello sobre lo que estamos en una situación de incertidumbre radical, el bienestar de los animales salvajes se vuelve mucho más fácil. Seguimos necesitando investigar (para abordar las incertidumbres tratables, como la forma en que suelen morir las aves en la naturaleza), pero no tendremos que abordar las cuestiones que inducen a la incertidumbre radical a escala ecológica. Ahora bien, si esto no funciona y no podemos ignorar la incertidumbre radical, entonces los actores de la IA y la salud global se encuentran en la misma situación problemática: si aplicamos estándares epistémicos equivalentes en todas estas áreas de trabajo, todos deberíamos estar en una situación de incertidumbre radical sobre los efectos de cualquier intervención en (1) los animales salvajes y (2) el futuro a largo plazo.
Otro grupo de personas que intentan incluir a todos los sujetos morales en sus análisis parecen rechazar la incertidumbre radical por medio de un cálculo tentativo (basado parcialmente en intuiciones) de los efectos de las intervenciones sobre tantos sujetos morales de sintiencia cuestionable como sea posible (por ejemplo, véase esta publicación). La idea es dar con todos los efectos que se puedan imaginar y asignar probabilidades precisas a cada resultado posible, aun ante una profunda incertidumbre. Incluso se puede asignar algún tipo de modificador para captar todo lo que ni siquiera sabemos que ignoramos.
Otros miembros del foro ya han argumentado sobre la razón por la cual debemos sospechar en general de las asignaciones de probabilidades precisas cuando no podemos cuantificar directamente nuestra incertidumbre, así que no expondré esos argumentos aquí. Sin embargo, también me gustaría señalar una consecuencia social de este enfoque que me parece extremadamente problemática. Básicamente, cuando tus incertidumbres son tan amplias, una pequeña cantidad de datos nuevos puede hacer oscilar significativamente tus asignaciones de probabilidad (es decir, la oscilación puede que ni siquiera sea muy grande, pero tu estimación del valor esperado ya era tan cercana a 0 que este pequeño cambio invierte el signo). Como resultado, tus opiniones se vuelven volátiles: puedes determinar que una política de IA es netamente positiva hoy, y luego revertir completamente ese juicio meses más tarde, tras actualizaciones menores. Aunque algunos pueden pensar que este resultado es un aspecto desafortunado pero necesario de la teoría de la decisión “correcta”, es extremadamente difícil ver cómo se podría dirigir un movimiento de esta manera. Pasar de respaldar el vidrio seguro para las aves a no respaldarlo mensualmente tendría poco impacto y pocos partidarios.
Por último, el último contingente de altruistas eficaces ha aceptado básicamente una profunda incertidumbre radical sobre cualquier cosa que influya en las poblaciones de animales salvajes, que es básicamente todo lo que ocurre en la salud global y la seguridad de la IA, y la mayoría de las cosas que se pueden imaginar en el ámbito del bienestar de los animales salvajes y del bienestar animal en las granjas. Como resultado, estas personas esperan identificar intervenciones “ecológicamente inertes” que no afecten a la dinámica de las poblaciones ni tengan efectos en cadena. Las campañas de bienestar corporativo podrían ser un tipo de intervención que supere esta vara. Si asumimos que eliminar las jaulas mejora el bienestar, pero solo cambia las condiciones en el sistema “cerrado” de cría y no pone a la cría intensiva en camino de ser eliminada ni cambia la cantidad de tierra que utiliza, podemos estar razonablemente seguros de que todos los efectos de las intervenciones se limitan a los propios pollos y que no habrá consecuencias ecológicas.
Aunque esto es bastante difícil, no tengo claro que sea totalmente irresoluble. Creo (al igual que otros) que podríamos considerar razonablemente que vale la pena llevar a cabo algunas intervenciones con esta mentalidad. En su mayoría, este tipo de intervenciones cambian la forma en que los seres humanos matan a los animales o controlan las poblaciones, de modo que se reduce el sufrimiento sin cambiar el resultado neto de la población. Algunos ejemplos podrían ser aturdir a los peces capturados en estado salvaje antes de sacrificarlos o sustituir los rodenticidas por el control de la fertilidad en las islas.
Pero es muy importante señalar que, si tu opinión es que las intervenciones deben ser ecológicamente inertes para que merezcan la pena, este no es un problema exclusivo del bienestar de los animales salvajes: cualquiera que tenga esta mentalidad sobre el bienestar de los animales salvajes debería aplicarla a la seguridad de la IA y a la salud global (siempre y cuando respaldes las posiciones morales que asumí desde el principio). Y dado que las intervenciones en seguridad de la IA y salud global casi con toda seguridad no son ecológicamente inertes, vemos que tenemos la misma situación en todas las áreas de trabajo, en lugar de un tipo único de irresolubilidad específico para el bienestar de los animales salvajes.
Tras una charla en la que resumí lo anterior, me hicieron algunas preguntas que se inclinaban por uno u otro de los enfoques mencionados. A continuación, mis respuestas a estas objeciones:
Una objeción a mi rechazo de la focalización es que, en esencia, esta ha sido nuestro modo de proceder durante generaciones (no solo en la salud global, sino también en todo tipo de toma de decisiones). No ha sido contraproducente, así que ¿por qué deberíamos desconfiar tanto de este enfoque?b
Aunque algunos puedan discutir la idea de que las intervenciones respaldadas por la focalización nunca han resultado contraproducentes para los seres humanos, incluso si la posición es ampliamente correcta para ese contexto, no es en absoluto obvio que sea cierta para los animales. Puede que las intervenciones sigan siendo robustamente positivas para el bienestar humano, incluso en condiciones de profunda incertidumbre sobre sus efectos más amplios. Pero no está en absoluto claro que los avances en la salud humana durante las últimas décadas no hayan perjudicado el bienestar animal.
Si el altruismo imparcial es fundamental para el altruismo eficaz (y al menos es fundamental para mi interés en el altruismo eficaz), esta asimetría debería preocuparnos. No podemos afirmar que nos preocupamos por todos los seres sintientes y, al mismo tiempo, aceptar la focalización solo cuando conviene a los humanos.
Algunas personas me han preguntado por qué a quienes se toman en serio la incertidumbre radical no se les permite hacer lo que quieran. Si estamos en una situación de incertidumbre radical sobre “fabricar cristales seguros para las aves” y “no fabricar cristales seguros para las aves”, ¿no son ambas opciones igual de válidas? Argumentarían que podemos decidir promover el vidrio seguro para las aves basándonos en algún tipo de consideración deontológica o en una mera preferencia, ya que cuando observamos las consecuencias, de cualquier modo estamos en una situación de incertidumbre radical.
Pero las personas que se sienten en una situación de incertidumbre radical sobre las consecuencias a menudo reconocen que cualquiera de las dos acciones puede ser permisible. Sin embargo, si tienes una cierta cantidad de dinero o tiempo para dedicar a mejorar el mundo, y tienes al menos un par de opciones que parecen sólidamente buenas (y un montón de otras sobre las que estás en una situación de incertidumbre radical), parece mejor gastarlo en cosas que parecen sólidamente buenas. Estas personas buscan intervenciones ecológicamente inertes no porque sean las únicas opciones permisibles, sino porque “algo ciertamente positivo” parece mejor que “no tener ni idea”.
Tengo algunas reservas sobre este punto de vista. Por ejemplo, parece que se está condenado a la incertidumbre radical sobre los cambios verdaderamente transformadores, como intentar cambiar el mundo para que tenga actitudes radicalmente diferentes hacia los animales. Por lo tanto, me preocupa que lo único que parezca sólidamente bueno desde este punto de vista sean pequeños cambios marginales. Quizás pienses que la teoría de la decisión es lo primero y que el rechazo del cambio transformador que se deriva de ella es simplemente una verdad desafortunada. Pero como creo que gran parte de nuestros sentimientos sobre la teoría de la decisión se basan de todos modos en juicios intuitivos, también quiero tomarme en serio mi propia intuición de que trabajar por el mejor mundo, y no solo por el mejor mundo más cercano, es algo que quiero que mis criterios de justificación al menos a veces permitan.
Para mí, esta pregunta va al núcleo de la cuestión de si el altruismo eficaz es una comunidad o no. Como sugirió alguien con quien hablé, ¿por qué debería esperar que las personas del ámbito benéfico de las artes y las humanidades tengan, para justificar por qué donan al Museo de Arte Moderno en lugar de al Museo de Arte de Filadelfia, prácticas similares a las que yo tengo para mi trabajo sobre los efectos del vidrio seguro para aves en el bienestar de los animales salvajes? Por supuesto, no espero que los actores ajenos a mi comunidad tengan criterios de justificación similares.
Quizás la respuesta aquí sea que, en realidad, las personas que trabajan en la seguridad de la IA, el bienestar animal y la salud global pertenecen a comunidades separadas, con diferentes donantes y responsables de la toma de decisiones, por lo que, obviamente, tienen diferentes criterios de justificación. Pero no creo que esto sea lo que me gustaría ver en mi versión ideal del altruismo eficaz.
En primer lugar, ¡creo que sería triste! Me gusta formar parte de una comunidad de personas que, debido a nuestra incertidumbre sobre diversos puntos empíricos, podemos estar en desacuerdo sobre la causa en la que trabajar, pero que aun así intentamos descubrir cosas interesantes sobre la costo-eficacia de una manera imparcial y altruista. En segundo lugar, puedo seguir criticando los estándares tanto de mis propias comunidades como de otras que veo, y espero identificar los mejores estándares de justificación que pueda, lo que, en la práctica, podría implicar observar lo que hace la gente en otros espacios. Así que, aunque, por desgracia para mí, el altruismo eficaz ya no sea una comunidad, sigo queriendo que el bienestar de los animales salvajes se desarrolle con buenos estándares de justificación, tanto aplicados dentro del área de trabajo (mientras intentamos descubrir qué formas de ayudar a los animales salvajes son las más valiosas) como entre las diferentes áreas de trabajo. Espero que se establezcan estándares no arbitrarios que no nos paralicen en la inacción ni permitan acciones claramente irresponsables. Aunque todavía estoy tratando de averiguar qué significa eso, me parece que es un tema que nos concierne a todos, y no solo a quienes nos dedicamos al bienestar de los animales salvajes.
He revisado las cuatro grandes categorías de enfoques que conozco para manejar la incertidumbre sobre los efectos indirectos y espero haber demostrado que, cuando se aplican de manera coherente, no es obvio que el bienestar de los animales salvajes sea menos tratable que cualquier otra cosa.
No sé cuáles deberían ser las consecuencias de tomarse en serio los efectos indirectos para otras áreas de trabajo. En el caso del bienestar de los animales salvajes, espero con interés los avances de los investigadores que analizan en profundidad la incertidumbre radical, el desconocimiento y la teoría de la decisión para ayudar a orientar la investigación y la acción. Aunque en la actualidad no podamos determinar con exactitud las consecuencias de nuestras acciones sobre todos los animales salvajes, espero que el tipo de investigación y los esfuerzos para desarrollar el campo que estamos llevando a cabo en el ámbito del bienestar de los animales salvajes nos ayuden a (1) comprender cómo ayudar a los animales salvajes al menos en algunos casos, y (2) disipar la indefensión aprendida con respecto a su sufrimiento, para que estemos en una mejor posición para ir comprendiendo y respondiendo a cada vez más efectos indirectos con el tiempo.
Muchas gracias a Jason Schukraft, Anthony DiGiovanni, Michael St. Jules, Simon Eckerström Liedholm, Jesse Clifton, Bob Fischer y Abraham Rowe por sus conversaciones, que mejoraron la charla en la que se basa este documento. Gracias a Shannon Ray por las correcciones (¡con tan poco tiempo!).
Uso de IA: utilicé Claude para crear un borrador inicial a partir de la transcripción de mi charla, el cual edité y amplié considerablemente (la versión final tiene aproximadamente el doble de longitud que el borrador de Claude). Claude también escribió el primer borrador del resumen una vez que terminé el borrador principal, que luego edité.