¿Qué es la evidencia?
La proposición “la nieve es blanca” es verdadera si y solo si la nieve es blanca.
—Alfred Tarski
Decir de lo que es, que es, o de lo que no es, que no es, es verdadero.
—Aristóteles, Metafísica, IV
Caminando por la calle, se te desatan los cordones de los zapatos. Poco después, por alguna extraña razón, empiezas a creer que tus cordones están desatados. La luz sale del Sol, choca con tus cordones y rebota; algunos fotones entran en las pupilas de tus ojos y chocan con tu retina; la energía de los fotones desencadena impulsos neuronales; los impulsos neuronales se transmiten a las áreas de procesamiento visual del cerebro; y allí la información óptica se procesa y reconstruye en un modelo tridimensional que se reconoce como un cordón desatado. Existe una secuencia de acontecimientos, una cadena de causa y efecto, dentro del mundo y de tu cerebro, por la que acabas creyendo lo que crees. El resultado final del proceso es un estado de la mente que refleja el estado real de tus cordones.
¿Qué es la evidencia? Es un acontecimiento entrelazado, por vínculos de causa y efecto, con cualquier cosa sobre la que quieres saber. Si el objetivo de tu investigación son tus cordones, por ejemplo, la luz que entra en tus pupilas es evidencia entrelazada con tus cordones. Esto no debe confundirse con el sentido técnico de “entrelazamiento” utilizado en física; aquí solo hablo de “entrelazamiento” en el sentido de dos cosas que acaban en estados correlacionados debido a los vínculos de causa y efecto entre ellas.
No todas las influencias crean el tipo de “entrelazamiento” necesario para la evidencia. No sirve de nada tener una máquina que emita un sonido cuando introduces números de lotería ganadores, si la máquina también emite un sonido cuando introduces números de lotería perdedores. La luz reflejada por tus zapatos no sería evidencia útil sobre tus cordones, si los fotones acabaran en el mismo estado físico si tus cordones estuvieran tanto atados como desatados.
Dicho abstractamente: para que un acontecimiento sea evidencia sobre un objeto de la investigación, tiene que ocurrir de modo diferente en función de los diferentes estados posibles entrelazados del objetivo. (Para decirlo técnicamente: tiene que haber información mutua de Shannon entre el acontecimiento que es evidencia y el objeto de la investigación, en relación con tu estado actual de incertidumbre sobre ambos.)
El entrelazamiento puede ser contagioso cuando se procesa correctamente: por eso necesitas ojos y cerebro. Si los fotones se reflejan en los cordones de tus zapatos y chocan contra una roca, la roca no cambiará mucho. La roca no reflejará los cordones de ninguna forma útil; no será perceptiblemente diferente por el hecho de que tus cordones estén atados o desatados. Por eso las rocas no son testigos útiles ante un tribunal. Una película fotográfica contraerá el entrelazamiento de los cordones de los zapatos a partir de los fotones entrantes, de modo que la propia foto puede funcionar como evidencia. Si tus ojos y tu cerebro funcionan correctamente, tú te entrelazarás con los cordones de tus propios zapatos.
Por eso los racionalistas dan tanta importancia a la afirmación, que parece paradójica, de que una creencia solo vale realmente la pena si, en principio, se te puede persuadir de que creas lo contrario. Si tu retina acabara en el mismo estado independientemente de la luz que entrara en ella, estarías ciego. Algunos sistemas de creencias, en un truco bastante obvio para reforzarse a sí mismos, dicen que ciertas creencias solo valen realmente la pena si las crees incondicionalmente: no importa lo que veas, no importa lo que pienses. Se supone que tu cerebro acaba en el mismo estado a pesar de todo. De ahí la frase “fe ciega”. Si lo que crees no depende de lo que ves, te han cegado tan eficazmente como si te hubieran sacado los globos oculares.
Si tus ojos y tu cerebro funcionan correctamente, tus creencias acabarán entrelazadas con los hechos. El pensamiento racional produce creencias que son en sí mismas evidencia.
Si tu lengua habla con verdad, tus creencias racionales, que son en sí mismas evidencia, pueden servir de evidencia para otra persona. El entrelazamiento puede transmitirse a través de cadenas de causa y efecto: si tú hablas y otro oye, eso también es causa y efecto. Cuando dices por teléfono “Tengo los cordones desatados”, estás compartiendo con un amigo tu entrelazamiento con tus cordones.
Por eso las creencias racionales son contagiosas entre gente honesta que cree que los demás son honestos. Y por eso es tan sospechosa la afirmación de que tus creencias no son contagiosas, ya que se apoyarían en razones privadas que no son transmisibles. Si tus creencias están entrelazadas con la realidad, deberían ser contagiosas entre la gente honesta.
Si tu modelo de la realidad sugiere que los datos de salida de tus procesos de pensamiento no deberían ser contagiosos para los demás, entonces tu modelo dice que tus creencias no son en sí mismas evidencia, lo que significa que no están entrelazadas con la realidad. Deberías aplicar una corrección reflexiva y dejar de creer.
De hecho, si sientes, a un nivel visceral, lo que todo esto significa, dejarás automáticamente de creer. Porque “mi creencia no está entrelazada con la realidad” significa “mi creencia no es exacta”. En cuanto dejas de creer que “‘la nieve es blanca’ es verdadero”, deberías (¡automáticamente!) dejar de creer que “la nieve es blanca”, o algo va muy mal.
Así que intenta explicar por qué el tipo de procesos de pensamiento que utilizas produce sistemáticamente creencias que reflejan la realidad. Explica por qué crees que eres racional. Por qué crees que, utilizando procesos de pensamiento como los que utilizas, las mentes acabarán creyendo que “la nieve es blanca” si y solo si la nieve es blanca. Si no crees que los datos de salida de tus procesos de pensamiento están entrelazados con la realidad, ¿por qué crees en los datos de salida de tus procesos de pensamiento? Es lo mismo, o debería serlo.
Esta es una traducción directa del artículo original, publicado bajo licencia CC BY 4.0.