Progreso moral y “Causa X”
William MacAskill: Hola Effective Altruism Global. Digo esto cada año y siempre es verdad: ¡Bienvenidos a la mayor reunión de la comunidad del altruismo eficaz que el mundo haya visto jamás! Es para mí un gran placer presentar la conferencia sobre el pasado, el presente y el futuro del altruismo eficaz. Voy a presentar al Dr. Toby Ord, que hablará sobre el pasado del altruismo eficaz, y después yo mismo hablaré sobre lo que está ocurriendo en la actualidad y cómo podría ser el futuro.
Presentar a Toby es para mí un auténtico placer, porque no hay nadie en el mundo que haya tenido un impacto más positivo en mi vida. Conocí a Toby en la primavera de 2009 en Oxford. Yo había tenido una idea para mi tesis doctoral y mi supervisor me dijo: “Si te interesa ese tema, tienes que hablar con Toby”. Así que se podría pensar: “Dos estudiantes de posgrado de filosofía en Oxford, reunidos en primavera: el lugar podría ser un sitio realmente maravilloso, podría tener un aspecto parecido a este”.
Como muchos saben, la conversación más importante de mi vida tuvo lugar en un cementerio.
Esta es una lápida real del cementerio donde hablamos, aunque admito que esto es algo exagerado. El cementerio está en mi colegio universitario, en Oxford, y en realidad es un poco más pintoresco, aunque no por eso deja de haber muchos muertos allí.
Así fue que conocí a Toby y ello ocurrió en un momento de agitación moral bastante extrema para mí. Yo estaba muy influido por las ideas de Peter Singer, y la recaudación de fondos del verano anterior había sido destinada a Care International, así que me pasaba todo el día, todos los días, hablando de la pobreza extrema y del bien que podríamos hacer si tan solo decidiéramos gastar una parte de nuestro dinero en la lucha contra la pobreza global. Pero al llegar a Oxford, lo que encontré fue mucho ruido y pocas nueces: todos los académicos con los que hablaba aceptaban estas ideas, pero muy poca gente las ponía realmente en práctica.
Por eso, cuando conocí a Toby, me quedé completamente fascinado. Nos íbamos a reunir por una hora, pero la conversación duró cinco horas. Si ya conoces a Toby y su asombrosa capacidad de hablar largo y tendido sin parar, sabrás que no es ninguna sorpresa, aunque yo hubiera querido que la conversación se prolongara hasta la madrugada. Me habló de todo tipo de ideas raras. Me habló de una cosa llamada “año de vida ajustado por calidad”. Me habló de los parásitos intestinales. Me habló del impacto cuantificado de los diferentes alimentos, de algunos productos cárnicos que podías comprar o no y de lo perjudiciales que eran en términos de bienestar animal. Me dijo que le preocupaba una cosa llamada “riesgo existencial”, y en aquel momento pensé que estaba completamente loco. Pero, sobre todo, me habló del compromiso que había asumido de donar la mayor parte de sus ingresos a lo largo de su vida.
En aquel momento, Toby aún era estudiante de posgrado, vivía con £9 000, ahorraba £2 000, donaba otras £2 000 y pensaba donar la mayor parte de lo que ahorrara. Y tuvo la idea de crear Giving What We Can, una organización que animaría al mayor número posible de personas a donar el 10 % de sus ingresos a las organizaciones benéficas más eficaces. A esa altura, yo ya me sentía plenamente parte del proyecto. Abandoné todos mis otros proyectos para poder centrarme en este tanto como pudiera. Tuvimos la fortuna de cofundar Giving What We Can seis meses después. Y desde entonces, nunca he mirado atrás.
Es para mí un gran placer presentar a Toby, que nos hablará de la historia del altruismo eficaz. Como ya he dicho, no hay nadie que haya tenido un impacto más positivo en mi vida. Si no hubiera sido por aquel encuentro fortuito con él allá por 2009, probablemente seguiría trabajando en filosofía del lenguaje. Estaría en alguna biblioteca polvorienta perdida en algún lugar y mi vida sería completamente patética. Después de estas palabras, aquí está Toby Ord para hablar de la historia del altruismo eficaz.
Toby Ord: Gracias, Will. Es difícil saber qué decir después de semejante introducción. En realidad, si no hubiera conocido a Will, no creo que ninguno de ustedes estaría aquí en este momento. Ha hecho mucho para poner en marcha el altruismo eficaz y también Giving What We Can, en aquellos primeros días, lo que explicaré dentro de un momento.
Para situar realmente el altruismo eficaz en su historia, creo que primero tiene sentido alejarnos en el tiempo de esta conversación en el cementerio y de la fundación de Giving What We Can y pensar en la historia de las ideas.
La primera gran idea que es útil para darnos algo de contexto es la Revolución Científica: el siglo XVII en Europa, varios grandes científicos como Copérnico, Galileo, Newton y este caballero tan elegante, Francis Bacon.
Francis Bacon tomó esas ideas y las sintetizó, influyó en la creación de la Royal Society y realmente ayudó a poner en marcha la ciencia. Lo más interesante de la Revolución Científica es que, hasta ese momento, la idea del progreso intelectual de hecho no existía. La gente de la Edad Media, e incluso de principios del Renacimiento, miraba al pasado. Todo el discurso versaba sobre lo mucho que sabían los griegos y lo poco que sabían los romanos, y luego, en la Edad Oscura y la Edad Media, cada vez se sabía menos. Y se aferraban al conocimiento del pasado y trataban de preservarlo, porque se consideraba un caudal decreciente. Cuando la gente quería saber la respuesta a alguna cuestión, intentaba buscarla en Aristóteles en lugar de investigar por sí misma.
Con la Revolución Científica, ese discurso cambió por completo y se empezó a mirar hacia adelante, en lugar de hacia atrás, y a desarrollar un método para la creación sistemática de conocimiento. En ese momento, nos percatamos del papel central de las matemáticas en la comprensión del mundo y también del papel central de la experimentación, que sigue siendo nuestro mejor método para buscar la verdad. Cien años más tarde, empezamos a ver algunas aplicaciones de esto fuera de las ciencias naturales. En Europa, tuvimos la Ilustración.
Durante este período, la razón y la evidencia se aplicaron a diversos aspectos de la sociedad, y ya podemos ver la conexión entre esto y el altruismo eficaz. Se crearon campos como la sociología, la economía y el derecho, de modo que la Ilustración se introdujo en las ciencias sociales. Y quizás lo más importante: se reconsideraron las estructuras políticas. Podríamos decir que estas fueron las ideas de libertad, igualdad y fraternidad que condujeron a la Revolución Francesa, derrocando a la monarquía absoluta, y también las ideas que subyacen a la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Y también condujeron al fin de la autoridad incuestionable. Eso incluye tanto la autoridad política del derecho divino de los reyes como la autoridad de los antiguos maestros: la autoridad de Aristóteles, etc. Los pensadores de la Ilustración desafiaron estas ideas y trataron de ver si eran realmente correctas.
Entonces, ¿cómo encaja el altruismo eficaz con esas dos grandes ideas? Bueno, un modo de verlo es el siguiente:
Otro modo de verlo podría ser: ¿Cómo interactúa el altruismo efectivo con la Ilustración?
La Ilustración involucró la reconsideración de los mejores sistemas políticos, mientras que el altruismo eficaz reconsidera las mejores acciones, tanto las acciones personales como quizás también las acciones gubernamentales más amplias, como la mejor manera de dirigir un programa de ayuda o algo así, frente a la mejor manera de estructurar la sociedad. Esos son dos temas centrales.
Un tercer tema central en la historia de las ideas, que es realmente importante para el altruismo eficaz, es el utilitarismo. El utilitarismo empezó a tomar forma con Bentham en 1780, cuando publicó Los principios de la moral y la legislacion.
Era un documento asombroso. Bentham era un jurista británico que creó el utilitarismo y el “principio de la mayor felicidad”, según el cual el fin de toda legislación debe ser crear la mayor felicidad en la sociedad. Y lo aplicó inmediatamente para conseguirlo. Bentham pretendía crear una legislación totalmente utilitarista (no llegó a tal extremo) y mejorar radicalmente las políticas públicas. He aquí algunas de las cosas que incluyó en esto (no olvidemos que estamos en 1780):
Ni siquiera hoy tenemos todas estas cosas. Pero las conclusiones que deducía de estos principios se parecen mucho a algunas de las ideas del altruismo eficaz. Muchas de ellas se han convertido en tópicos, pero fue un ejemplo de intento real de utilizar la razón y la evidencia para hacer avanzar las cosas. Su trabajo fue ampliado, desarrollado y reforzado por John Stuart Mill y Henry Sidgwick. Y más recientemente, en los años 70, Peter Singer llevó a cabo numerosos trabajos en los que no se centraba en la acción del Estado, sino en la acción individual. Singer presentó argumentos muy sólidos y convincentes sobre la necesidad de la acción personal en la lucha contra la pobreza y el sufrimiento animal.
¿Cómo encaja el altruismo eficaz con esto? Bueno, el altruismo eficaz no es utilitarismo: es mucho más amplio. Permite muchos puntos de vista diversos sobre lo que constituye el bienestar de una persona —no tiene que ser únicamente la felicidad— y también sobre muchas otras cosas importantes, como la igualdad entre las personas o los derechos o muchos otros aspectos de la moral. Una de las principales similitudes, desde mi punto de vista, entre este movimiento utilitarista y el movimiento del altruismo eficaz es que el objetivo era ayudar activamente a los demás, no solo no mancharse las manos y no hacer nada malo, sino hacer activamente el bien. También había un verdadero interés en la escala. Si algo era 10 o 100 veces más grande, se lo tomaba realmente en serio y se le daba una importancia central. Y el utilitarismo implicaba estar dispuesto a cuestionar el statu quo. Así que aquí hay otro par de cosas que nos acercan más al presente. Creo que esto es realmente interesante.
En la historia de la medicina, creo que lo más importante ocurrió a finales del siglo XIX, cuando se aplicó el método científico a la medicina. Esto ocurrió, como sabemos, 200 años después de que se desarrollara el método científico y fue la primera vez que realmente se intentó averiguar cómo mejorar la salud, en lugar de perder el tiempo, básicamente, o someterse a la autoridad. Nombres hoy famosos, como Ignaz Semmelweis, John Snow, Louis Pasteur y Robert Koch, desarrollaron la teoría microbiana de la enfermedad, que llevó a salvar, supongo, al menos a cientos de millones de vidas, aunque probablemente hayan sido miles de millones. Tan pronto como se empezó a aplicar la ciencia a la medicina, surgieron mejoras verdaderamente radicales.
Y luego el otro gran avance fue la aplicación de un sistema para establecer prioridades. Fue la primera vez que se intentó realmente mejorar la salud tanto como fuera posible. Es decir, como queremos que nuestra población esté más sana, en lugar de menos sana, estableceremos prioridades en función de la costo-eficacia de estas cosas, a fin de obtener, con nuestro presupuesto limitado, tanta salud como sea posible. Los momentos clave son el desarrollo del año de vida ajustado por calidad (AVAC), en 1968, y el establecimiento en el Reino Unido del National Institute for Clinical Excellence (NICE), en 1999, que trató de establecer prioridades en materia de salud. Fue realmente emocionante y condujo a resultados sanitarios mucho mejores.
Curiosamente, la historia de la pobreza global es muy parecida. En la década de 1950 comienza la ayuda tal y como la conocemos hoy, tanto por parte de los gobiernos como de las ONG. Y el método científico se aplicó bastante más tarde. La verdad es que hubo un largo periodo en el ámbito de la ayuda en el que las discusiones consistían en gran medida en disputas que las personas mantenían desde sus sillones. Por ejemplo, hay una discusión famosa sobre las mosquiteras contra la malaria: “Si se cobrara una pequeña cantidad de dinero en lugar de darlas gratuitamente, ¿habría una mayor aceptación y más gente que respetara su valor y no las utilizara como red de pesca o de cualquier otra forma inadecuada?” Hubo muchas idas y vueltas sobre esto, pero todo ello desde los sillones. Entonces la gente acabó por pensar: “¿Por qué no lo averiguamos? ¿Por qué no aplicamos a esta cuestión el mejor método disponible para buscar la verdad, la abordamos con seriedad y averiguamos realmente la respuesta?” Y eso fue lo que ocurrió. En este caso descubrieron que, en realidad, lo mejor es dar las mosquiteras gratuitamente. Ya no hay discusiones al respecto, porque se logró encontrar la respuesta. En la década de 1990 hubo muchos descubrimientos similares. En 2002 surgió Innovations for Poverty Action (IPA) y en 2003, J-PAL.
El establecimiento de prioridades se produjo casi al mismo tiempo. Estas ideas realmente intentaban mejorar la vida de las personas en los países pobres tanto como fuera posible, con preguntas como “¿Por qué no hacemos cosas que son cien veces más eficaces? ¿Por qué estamos haciendo algo que solo ayuda una centésima parte de lo que podría, cuando aún hay grandes oportunidades por aprovechar?” A este respecto, el Informe sobre el Desarrollo Mundial de 1993 fue un punto de inflexión, con Dean Jamison y Chris Murray, y después el DCP Project, y el WHO-CHOICE. En 2007 apareció GiveWell. En 2008, dieron sus primeras recomendaciones, intentando ayudar a los donantes individuales a tomar decisiones fundadas en áreas como el desarrollo, entre otras. En 2009, surgió Giving What We Can. Esa es la gran sucesión de ideas que nos ha traído hasta nuestros días.
Pero ahora quisiera dar un paso atrás y mostrar un lado un poco más personal de las cosas: la historia de cómo preparamos las cosas en Oxford. No es la historia completa de cómo surgió la parte más reciente del altruismo eficaz, pero creo puedo contribuir con algunos fragmentos que habrán de despertar interés, ya que yo estuve allí donde ocurrieron estas cosas y puedo hablar de ellas de primera mano.
En 2005, estaba cursando en Oxford una maestría en filosofía. En el invierno de Oxford, hay un periodo de exámenes infame en el que nos aislamos durante 14 semanas y escribimos un gran número de ensayos, porque la evaluación consiste básicamente en eso. Y antes de escribir uno de estos ensayos, miré la lista de temas y vi uno muy interesante sobre la pobreza global. De hecho, se titulaba “¿Debemos renunciar a un lujo cada vez que podamos salvar la vida de alguien?” Sonaba un poco como si una respuesta afirmativa fuera obvia. Sin embargo, si pensamos en ello y en cómo se aplica a nuestra vida, vemos que implica que quizá nunca podamos permitirnos ningún lujo porque, en lugar de ello, deberíamos ayudar siempre a la gente de los países más pobres. Así que pensé mucho en esto. Leí a Peter Singer, a Peter Unger y otros escritos realmente excelentes de la bibliografía. Siempre había tomado en serio la pobreza global y quería hacer algo al respecto. Pero nunca había sido tan importante para mí. Estuve un par de semanas estudiando estas cuestiones y tuve que enfrentarme a ellas y reflexionar sobre ellas. El hecho de ver a estas otras personas allanándome parte del camino fue muy valioso, y pensé que debía hacerlo, que debía convertir esto en una parte central de mi vida. Me comprometí a donar la mayor parte de mi dinero a lo largo de mi vida y a vivir con unos ingresos limitados. Y hablé mucho de ello con mi esposa.
Y luego, en 2006, decidí que necesitaba crear algún tipo de organización para ayudar a otras personas a hacer lo mismo. La gente se había puesto en contacto conmigo para decirme: “Quiero unirme para hacer esto”, y yo necesitaba alguna forma de hacerlo funcionar. Yo tenía la idea de una organización que involucrara tanto donar más como donar más eficazmente, pero no tenía todas las piezas necesarias para crearla. Durante los dos años siguientes, insistí en ello, seguí dándole vueltas, seguí presentándolo a otras personas en Oxford y hablé con todos los que quisieron escucharme sobre estos temas. Recibí muchos comentarios y seguí mejorando las ideas.
En algún momento también tenía que terminar mi doctorado: eso me distrajo un poco. Pero poco después de entregar mi tesis, un par de semanas más tarde, recibí un correo electrónico en el que me decían que debía conocer a un tal Will Crouch. Lo único que sabía de él en ese momento era que cursaba la misma carrera que yo había cursado, la maestría en filosofía, y que iba a llevar una chaqueta de tweed para que lo pudiera reconocer. Así fue que me llevó al cementerio de su universidad y que conocí, por fin, a un alma gemela que estaba realmente entusiasmada con este proyecto y se interesaba por todas estas ideas que teníamos. De hecho, además de lo que él mencionó, en ese momento ya estábamos hablando de la elección de carrera profesional, de los contrafácticos y de cómo podrían ser relevantes en la elección de carrera profesional. (Creo que Ben Todd dijo que iba a mostrar que no son tan importantes como pensábamos al principio, así que me interesa saber qué tiene que decir al respecto.) Y luego, estando Will presente, las cosas se aceleraron de verdad. Simplemente, nos reunimos, dedicamos todo nuestro tiempo a este proyecto y lo impulsamos hasta su inauguración unos meses más tarde. Tuvimos esa inauguración y veamos aquí algunos recuerdos.
Ese es Alan Fennick, de la SCI Foundation, nuestra primera organización benéfica recomendada, que está aquí hoy y que en la foto nos da las gracias a mi mujer y a mí. Y entre los asistentes hay varias personas que siguen por aquí, que siguen formando parte del altruismo eficaz.
En esta imagen, está Ben Todd de 80 000 Horas, está Pablo Stafforini de CEA, Michelle Hutchinson de Giving What We Can y ahora del Oxford Institute for Effective Altruism.
Y creo que ese es Will, cuando tenía el pelo un poco más largo.
Y cuando la inauguramos, esta organización realmente fue un éxito. No estábamos seguros de la aceptación que tendría. Hubo una avalancha de interés por parte de los medios de comunicación. Aquí tenemos algunos recortes.
Mucha gente pensó: “Esto nunca va a funcionar, ¿verdad?” Les entusiasmaba hablar conmigo y les parecía una historia interesante, pero seguían diciendo: “Nadie va a hacer esto realmente, ¿verdad?” En ese momento teníamos 23 personas, nuestros miembros fundadores, que habían asumido este compromiso del 10 % (creo que una cuarta parte de ellos están aquí en EA Global). Más gente quería unirse.
Llegué a la mesa del comedor y empecé a enviar formularios a la gente, para que obtuvieran la información y se inscribieran. Nuestro número de miembros empezó a crecer muy rápidamente. Un crecimiento anual del 90 % durante ese periodo, lo que nos ha llevado a multiplicar por cien el número de miembros que teníamos hace solo seis años y medio: casi 2 000 miembros.
De hecho, un momento realmente asombroso fue cuando estuve en Seattle, en una reunión en la que estábamos revisando el año de vida ajustado por discapacidad (el AVAD), cambiando la definición y mejorándola. Y me di cuenta de que en una reunión de unas 20 personas, una cuarta parte de quienes estaban tomando esta decisión eran miembros de Giving What We Can. No solo es un movimiento de base, sino que también cuenta con un gran apoyo de las personas que están realmente en el centro de la costo-eficacia y del establecimiento de prioridades globales.
Este es un gráfico de la cantidad de dinero recaudado mediante el compromiso de donación. Todas estas cosas me llenan de humildad: el crecimiento que hemos experimentado, el error inicial de los escépticos y la cantidad de gente que se ha unido y que ha decidido respaldar sus convicciones con su dinero, para ayudar al mundo donando más y de forma más eficaz, obteniendo un beneficio multiplicador entre ambas cosas: por ejemplo, si donas diez veces más a una organización que es diez veces más eficaz, tu donación tendrá un impacto cien veces mayor, por lo que mucha gente se ha unido a esta iniciativa.
Un poco más tarde, en 2011, Will y Ben lanzaron 80 000 Horas. Esta organización llevó a cabo una reconsideración radical del funcionamiento de las carreras profesionales éticas. Al principio nos centramos en el impacto de las carreras —aunque parezca difícil de creer, nadie más lo tenía en cuenta: la gente solo se preocupaba por no hacer daño, básicamente, o al menos en gran medida, en lugar de hacer el bien con sus carreras—, en los contrafácticos y en la idea de ganar para donar, que era una nueva idea radical que estábamos impulsando. Esto atrajo a mucha gente nueva de Oxford a este conjunto de ideas, y fue una época realmente emocionante. Aquí hay algo para avergonzar a Ben: el primer logotipo.
De hecho, algo que no mucha gente sabe aquí es que 80 000 Horas se llamaba originalmente Carreras de Alto Impacto (High Impact Careers). Y algo que aún menos gente debe saber es que, entre los dos nombres, se llamó brevemente 70 000 horas. Luego, en algún momento, agregamos otras 10 000 horas. Y ahora que teníamos estas dos organizaciones diferentes, en torno a este grupo de ideas, y gente que trabajaba en ellas y trataba de pensar si podíamos crear otras cosas para ampliar un poco esta cartera, creamos algo llamado el Centre for Effective Altruism.
Al pensar en un nombre para esta organización, acabamos encontrando nombre para este movimiento más amplio. En realidad, no estábamos seguros de que el nombre fuera a utilizarse mucho, pero mantuvimos una larga serie de debates y finalmente nos decidimos por “altruismo eficaz”. Y lo que más me sorprende ahora es que fue hace menos de cinco años cuando se acuñó el nombre de “altruismo eficaz”. Las raíces del altruismo eficaz se remontan más atrás, pero es muy interesante que sea tan reciente el nombre bajo el que nos hemos unido todos. CEA era una organización paraguas para estos diferentes proyectos y una incubadora de nuevos proyectos, que incluye Given What We Can, 80 000 Horas, The Life You Can Save, Animal Charity Evaluators, Global Priorities Project y EA Outreach. Algunos de ellos descubrieron que solo necesitaban la incubadora durante un tiempo —los hicimos independientes— y otros siguen con nosotros.
Quiero mostrar algunas fotos. En aquel verano, no teníamos oficinas y nos acercamos a la universidad. Michelle intentó conseguirnos un espacio de oficina y el único lugar que pudo encontrar durante el verano fue en su universidad, Exeter.
Aquí están Michelle y Holly trabajando, y lo que no se ve bien desde allí es dónde estaban trabajando.
Estamos en un balcón sobre una antigua sala medieval, y teníamos esta franja de unos cuatro metros de ancho por diez de largo y ese era nuestro despacho. También celebramos varias reuniones y jornadas para intentar organizar la comunidad de personas de Oxford interesadas en el altruismo eficaz y animarlas a hablar de muchas cosas.
Este es un coloquio que mantuvimos en los terrenos de un castillo de Gales.
También continuamos nuestro trabajo académico, escribiendo artículos sobre la importancia moral de la costo-eficacia y contribuyendo a la comunidad del establecimiento de prioridades, como J-PAL, la economía, la OMS. En 2014, celebramos en Oxford nuestra primera conferencia académica llamada “Good Done Right”. Aquí hay un par de fotos.
Ese es Derek Parfit, mi antiguo director de doctorado, que verdaderamente acuño muchas ideas que pertenecen a la prehistoria del altruismo eficaz, e ideas que son bastante fundacionales. Me referiré a una de ellas al final. Aquí está dando una charla sobre ética de la población.
Esto es algo de la historia de Oxford, pero ampliemos el panorama un poco más.
Al mismo tiempo, también estaban ocurriendo muchas cosas en otros lugares. Una de ellas era GiveWell, fundada a finales de 2007, cuyas primeras recomendaciones sobre organizaciones benéficas se publicaron en 2008. Al principio, se centraban en varios ámbitos, como la educación de los niños desfavorecidos de Nueva York y la pobreza global. Con el correr de los años, se dieron cuenta de que, en realidad, las organizaciones que ayudaban a la gente en Estados Unidos no podían competir en términos de eficacia y de que tenían que tomar la decisión de centrarse únicamente en la pobreza global, porque era allí donde podían hacer mucho más para ayudar a la gente. En 2011, se aliaron con Good Ventures. Se produjo una transición realmente importante para GiveWell, es decir, ambas eran organizaciones de asesoramiento de ayuda de base, pero también asesoraban a este fondo realmente grande que se basaba en los principios del altruismo eficaz. Además, crearon lo que se convirtió en el Open Philanthropy Project, una rama de GiveWell en colaboración con Good Ventures que se ocupa de cuestiones más grandes fuera ámbito de la pobreza global, volviendo así a ampliar el conjunto de áreas de trabajo, pero intentando incluir varias cosas que pudieran tener un impacto realmente alto en otras áreas. Otro avance realmente apasionante, en mi opinión.
También estaba la comunidad de la racionalidad. Los objetivos de la comunidad de la racionalidad eran ayudar a la gente a tener creencias más exactas sobre el mundo y a alcanzar mejor sus objetivos, independientemente de cuáles fueran. Lo primero se denomina racionalidad teórica y lo segundo, racionalidad práctica. También se cuestionaba ampliamente la sabiduría convencional. Las dos partes principales de esto fueron Overcoming Bias, un blog con Robin Hanson y Eliezer Yudkowsky en 2006, y LessWrong en 2009. Yo trabajaba en el Future of Humanity Institute de Oxford, patrocinador de ambos, y también participé en ellos. De hecho, fui la persona responsable de hablarles de GiveWell y de conectarlos, lo que resultó ser un matrimonio perfecto para la gente de LessWrong, que quería ser cuantitativa en materia de beneficencia. Allí hubo muchas discusiones sobre el riesgo existencial y un creciente debate a lo largo de los años sobre lo que ellos llamaban filantropía óptima, lo que nosotros concebimos como donación eficaz.
También había una comunidad utilitarista —otra vez—, sobre todo en torno a un sitio llamado Felicifia, de 2006. Allí se discutían muchas ideas interesantes, como “¿Deberíamos donar ahora o deberíamos invertir el dinero y donar más tarde, cuando podamos donar más?” y muchas otras cuestiones que son fundamentales para el altruismo eficaz. Trataban de aplicar los principios utilitaristas a la acción en lugar de limitarse a la teoría. Felicifia apareció en 2006 y algunos de sus miembros principales también están aquí.
También hubo muchas otras organizaciones, sobre todo a medida que ha ido pasando el tiempo, algunas de las cuales son las siguientes:
Y hay más, demasiadas para enumerarlas a todas.
Volvamos de nuevo al panorama general.
Hay una pregunta que oigo de vez en cuando y creo que es una buena pregunta, que constituye un desafío: “¿cómo es que el altruismo eficaz no ha existido antes?” Si realmente estamos en lo cierto sobre estas ideas que tenemos, que a veces implican una reconsideración radical de nuestro papel en la sociedad —ya que tal vez no sea suficiente tener una vida en la que no hacemos ningún daño, sino que hay algo realmente importante en emprender activamente la búsqueda del bien en el mundo y utilizar la razón y la evidencia para averiguar cómo hacer ese bien en lugar de simplemente utilizar la intuición o hacer lo que hacen los demás—, si realmente estamos en lo cierto sobre eso, lo que difiere bastante del sentido común, entonces ¿qué está pasando aquí? ¿Cómo lo explicamos? ¿Por qué nosotros tendríamos razón y los demás estarían equivocados? ¿Cómo funciona eso? Y quizá el desafío es que, si es una idea tan buena, ¿por qué nunca antes se ha llevado a la práctica?
Creo que verdaderamente hay algunas respuestas muy buenas al respecto. En primer lugar, de hecho ha habido, a lo largo de la historia, algunas personas con una mentalidad tal que hoy podríamos identificar con el altruismo eficaz. John Wesley es un ejemplo. Jeff Kaufman ha hecho un buen trabajo encontrando casos en los que abogaba directamente por ganar para donar hace varios siglos. Jeremy Bentham, ya mencionado, es otro buen ejemplo. Pero ha habido cambios recientes que han permitido que se desarrolle una comunidad en torno a esto. Uno es la educación: hay mucha más alfabetización matemática y científica en el mundo, por lo que la gente tiene las herramientas necesarias para comprender muchos de estos conceptos. Internet ha sido de gran ayuda. Ha permitido que las personas con esta mentalidad se encuentren y creen una comunidad. Es el tipo de cosa que hace posible las comunidades: aunque solo el 1 % de las personas encontraran esto realmente interesante y apasionante, les resultaría difícil encontrarse en un mundo sin Internet, pero ahora hemos podido construir esta comunidad global. Los datos también so importantes. Ahora hay mucha más información sobre lo que es eficaz, lo que realmente ayuda a que las cosas se pongan en marcha. Y algo que creo que tiene un gran interés, y de lo que quizá no sea consciente mucha gente, es el impacto. La verdad es que hace relativamente poco tiempo que hemos podido hacer tanto. Aquí tenemos más detalles sobre las diferentes áreas de trabajo:
Pobreza global: realmente solo hemos podido ayudar desde la década de 1950. Anteriormente, la ayuda estatal era ayuda imperial a las colonias del Imperio Británico, antes de la Segunda Guerra Mundial, y las ONG no existían. En su lugar, se podía financiar a los misioneros, pero no era claro que eso fuera a ayudar realmente a la gente de los países pobres. La evidencia científica basada en la eficacia solo existe desde la década de 1990. Así que, en realidad, GiveWell y Giving What We Can parecen haber surgido casi tan pronto como pudieron.
Bienestar animal: la cría intensiva de animales no se generalizó hasta la década de 1960. Y fue solo una década más tarde cuando Peter Singer lanzó su grito de guerra para decir que esto es realmente un problema y que necesitábamos emprender una serie de acciones personales para detenerlo.
Riesgo existencial: los riesgos naturales son en realidad bastante pequeños; menos de una décima porcentual por siglo. Siguen siendo significativos, pero en las décadas de 1950 y 1960, con el desarrollo de las armas termonucleares y la producción de los arsenales de los EE. UU. y la URSS, la humanidad desarrolló por primera vez el poder de realmente destruirse a sí misma. Entonces surgió el riesgo antropogénico de extinción, que es mucho mayor que el riesgo natural. Y en cuanto eso ocurrió, hubo una comunidad antinuclear en la generación de mis padres (que formaban parte de la comunidad, y estoy seguro de que los padres de muchos de ustedes también). Había una pasión por este tema. Y entonces la preocupación por el riesgo existencial es una generalización natural de eso: equivale a decir “bueno, no solo nos preocupan las armas nucleares: también nos preocupa la próxima tecnología de ese tipo que podría amenazarnos”. Intentemos ser proactivos al respecto y pensar las cosas cuidadosamente, tratando de minimizar esos riesgos para que la humanidad prospere.
Así que a partir de la década de 1950 hemos entrado en esta nueva era de oportunidades para el impacto ético. Solo a partir de la década de 1990 pudimos disponer de información confiable sobre la costo-eficacia, y en algunos campos —como el bienestar animal— sigue siendo difícil obtener buenas estimaciones de costo-eficacia. Por lo tanto, no ha habido mucho tiempo para que el sentido común se ponga al día en materia de ética. Es por ello que verdaderamente creo que este es el camino del futuro y que el sentido común cambiará con relativa rapidez. Ya lo ha hecho en el mundo de la beneficencia. GiveWell ha hecho un trabajo excelente en este sentido, consiguiendo que la gente se centre menos en los gastos generales y, de hecho, que ignore este indicador casi por completo. Ahora ya no está bien hablar de los gastos generales, porque no son relevantes. Lo que realmente importa es el impacto. Por ello creo que el sentido común está cambiando y creo que este es realmente el camino del futuro.
Por último, ¿hacia dónde parece que se dirige todo esto? Soy optimista al respecto. Derek Parfit, a quien hemos mostrado antes, en su obra magna Reasons and Persons, que es probablemente la obra de filosofía más influyente del siglo XX, tiene un último capítulo, justo al final de este libro increíblemente largo y difícil, que se titula ‘Cómo tanto la historia humana como la historia de la ética pueden estar solo empezando’. Y en ese capítulo —son solo unas páginas— introduce y defiende la idea del riesgo existencial como una gran preocupación para la humanidad y quizá una de las cuestiones morales más importantes. Cuando lo leí, me pareció una idea muy interesante y poderosa. Parfit cree que es muy importante porque puede que la historia de la humanidad no haya hecho más que empezar. Hemos hablado un poco sobre la historia de las ideas, pero potencialmente quedan muchos otros milenios por venir y muchas otras cosas grandiosas que la humanidad logrará, por lo que Parfit pensó que era realmente importante mantenerla viva.
Parfit también pensó que la historia de la ética quizá no haya hecho más que empezar. Señaló que, en realidad, casi toda la ética anterior al siglo XX se desarrolló en un contexto religioso, con gente abocada a examinar e interpretar las cosas que se habían dicho hace miles de años, en lugar de replantear algunos de los principios e intentar ser un poco más revisionista y progresista al respecto. Y señaló que hasta la década de 1960 solo había una docena de personas que habían dedicado su vida a trabajar en un enfoque secular de la ética; estas personas se podían contar con los dedos de las manos. En realidad, solo muy recientemente se ha empezado a pensar seriamente en estas cuestiones, a avanzar, a intentar comprender el mundo y nuestro lugar en él, lo que deberíamos hacer al respecto y cómo deberíamos cuidar del futuro y de los demás. Por eso Parfit dice que es muy optimista sobre el futuro de la ética —y yo también lo soy—, en particular en lo que respecta a la acción práctica. Él también es miembro de Giving What We Can y ha sido una inspiración para mí. Gracias.
William MacAskill: Gracias, Toby. Después de que haber escuchado sobre la historia, yo voy a hablar un poco de lo que hemos conseguido en el último año, del potencial futuro del altruismo eficaz y de su relación con la conferencia de hoy y de mañana.
En cuanto al presente, ¿qué ha ocurrido durante el último año? Algo importante ha sido la recepción. Los libros de Peter Singer y el mío se lanzaron justo antes de la conferencia Effective Altruism Global del año pasado. Ahora podemos ver realmente cómo han sido recibidos. La verdad es que ha sido bastante sorprendente lo positivo que ha sido todo. Yo esperaba que estas ideas encontraran mucha resistencia, mucha controversia y que molestaran a mucha gente. Sin embargo, todo ha sido extraordinariamente positivo. Ha habido reseñas positivas de algunas personas como Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn, Tim Ferris de 4-Hour Workweek, Nick Kristof, periodista del New York Times, Alexandra Wolfe del Wall Street Journal, e incluso la directora ejecutiva de la Fundación Gates, Sue Desmond-Hellmann, que se ha convertido también en promotora de estas ideas. La aceptación general ha sido notable, ha sido realmente maravilloso verlo. Por supuesto, como ocurre con todas las ideas nuevas, también ha habido algunas críticas y algunas opiniones han sido un tanto extrañas.
Esta, por ejemplo, en Treehugger.com, que se opone extensamente a la idea del libro escrito por este profesor de psicología, William McAllister, y habla largamente de lo idiota que es este William MacAllister. Así que me alegro mucho de que a mí no me gustara ese libro, porque parece que está lleno de errores, pero sobre todo me alegro de que a partir de ahora podré culpar a otra persona de cada error que cometa. Puedo decir: “No, no, eso era cosa de William McAllister, un psicólogo que no sabe nada”.
Los libros han tenido una acogida extraordinaria, pero obviamente lo que nos importa es el impacto. En cuanto a eso, creo que las cosas han vuelto a ir incluso mejor. Cuando observamos los principales grupos de altruismo eficaz y el aumento de sus medidas de impacto en el último año, vemos que ha sido realmente asombroso, y es bastante claro que estamos experimentando algo así como un crecimiento exponencial.
Esto es GiveWell. Como podemos ver, la cantidad de dinero que destinan a sus organizaciones benéficas recomendadas está creciendo enormemente y este año ha superado los cien millones de dólares. Es absolutamente fantástico. Eso significa que 50 000 hogares han visto duplicados sus ingresos a lo largo de los años como resultado de las transferencias de dinero directas. Se han distribuido 8 millones de mosquiteras a través de la Against Malaria Foundation y 15 millones de pastillas antiparasitarias a través de SCI y Deworm the World. Obviamente, se trata de estimaciones —sabemos que no se pueden tomar al pie de la letra las estimaciones de costo-eficacia, etc.—, pero según nuestras mejores estimaciones, eso significa que se han salvado al menos 10 000 vidas, lo cual es realmente extraordinario. Buen trabajo, GiveWell.
Otras organizaciones han protagonizado una historia similar. Ya hemos visto el gráfico de crecimiento de Giving What We Can. Una cosa que hay que señalar al respecto: ahora somos casi 2 000 miembros, y casi 800 millones de dólares recaudados mediante el compromiso de donación; sin embargo, para ponerlo en contexto, durante los tres años anteriores al lanzamiento de Giving What We Can, cuando Toby hablaba de ello e intentábamos conseguir el mayor número posible de miembros, hasta ese momento teníamos 23 miembros. Ahora, Giving What We Can supera ese número de miembros cada dos semanas. Es un cambio asombroso en el ritmo de crecimiento.
Con 80 000 Horas, quizá la historia sea aún más extrema. También tiene este tipo de trayectoria de crecimiento en forma de palo de hockey. Con los consejos que 80 000 Horas, cientos de personas cada año están cambiando significativamente sus planes de carrera profesional de una forma que creen que hará mucho más bien.
Hay muchas organizaciones que hacen este tipo de cosas.
The Life You Can Save, que es la organización de Peter Singer y Charlie Bresler, anima a la gente a comprometerse a donar al menos un 1 % a organizaciones benéficas dedicadas a combatir la pobreza global. En 2015 recaudó más de 1,5 millones de dólares.
Raising for Effective Giving, que anima a los jugadores de póquer a comprometerse a donar el 2 % de sus ganancias, recaudó unos 600 000 dólares.
Animal Charity Evaluators, que es el GiveWell de las organizaciones benéficas centradas en los animales, envió más de 800 000 dólares a las organizaciones recomendadas. Al parecer, en 2016 ya ha hecho más que eso.
Founders Pledge, una organización muy nueva dentro de la comunidad del altruismo eficaz, anima a los empresarios a donar el 2 % de sus ganancias en el momento de la salida —el 2 % de los beneficios que obtengan cuando su empresa se liquide— a las organizaciones benéficas que prefieran. En solo un año, obtuvieron más de 100 millones de dólares en compromisos legalmente vinculantes.
Así que en términos de la cantidad de dinero que estamos recaudando, la situación es realmente asombrosa, no solo comparada con la situación de hace unos pocos años, sino también con la de hace solo un año. Y también estamos teniendo impacto por otros medios en términos de difusión, así que ahora veremos estos otros tipos diversos de impacto.
Charity Entrepreneurship lanzó una nueva organización —en realidad la lanzó oficialmente hace apenas dos días— llamada Charity Science Health. Y estoy muy entusiasmado con esto porque es la primera organización sin ánimo de lucro centrada directamente en la pobreza global que ha salido de la comunidad del altruismo eficaz. Joey y Kate van a los países en desarrollo, averiguan cuáles son las cosas más importantes que podríamos convertir en organizaciones benéficas extremadamente eficaces y simplemente ponen manos a la obra. Ha sido realmente impresionante.
Lo mismo ocurre con Wave, que ha tenido un crecimiento increíble. Se trata de una organización con ánimo de lucro creada por alguien de la comunidad del altruismo eficaz, y que contrata a mucha gente de la comunidad, que hace que los envíos de dinero sean más baratos para la gente de EE. UU. que envía dinero a África Oriental. Y esto tiene un potencial enorme, quiero decir, los flujos globales de este tipo de envíos ascienden a unos 500 000 millones de dólares cada año. Y ellos también han experimentado un crecimiento asombroso. Ahora son una de las principales empresas de envíos de dinero de EE. UU. a África Oriental. Y ya han ahorrado a sus usuarios más de un millón de dólares.
.Impact fundó Students for High Impact Charity. Se trata de una organización que intenta desarrollar el altruismo eficaz como plan de estudios para las personas mientras aún están en la escuela.
Hemos celebrado cuatro eventos EAGx y hay siete más por venir, incluyendo uno que se celebrará la semana que viene en Nairobi, que me entusiasma especialmente.
Ahora tenemos más de cien grupos locales en todo el mundo.
Así que se trata de un crecimiento tremendo dentro del altruismo eficaz. Los hechos y las cifras son cuantitativos, pero sobre todo, el altruismo eficaz ha empezado a sentirse como algo real. Ahora hablo con periodistas y me dicen: “Oh, sí, sí, ese fue un artículo muy bueno sobre ganar para donar”, como si este concepto hubiera estado ahí desde siempre. La gente ahora escribe artículos académicos debatiendo y criticando el altruismo eficaz como si fuera una especie de institución real. La gente hace donaciones al CEA, no tanto porque estén tan implicados con el altruismo eficaz, sino simplemente porque piensan que es algo bueno a lo que donar, del mismo modo que alguien podría donar a Oxfam o a United Way. Así que realmente parece que este es el año en el que el altruismo eficaz está entrando en escena: está empezando a convertirse en un concepto con el que mucha gente está muy familiarizada.
Todo esto ha sido sumamente emocionante y entonces surge la pregunta: “Si sigue así, ¿cómo será en el futuro?”. Hagamos un experimento mental e imaginemos que este tipo de crecimiento exponencial o esta tendencia —se viene duplicando aproximadamente cada 18 meses— continuara. ¿Cómo sería el mundo dentro de 10 años, por ejemplo? Bueno, si así fuera, si esta tendencia continuara durante los próximos 10 años, Giving What We Can tendría 100 000 millones de dólares en compromisos de donación: se convertiría de facto en la mayor fundación del mundo. GiveWell y el proyecto Open Philanthropy donarían más de 10 000 millones de dólares al año a las organizaciones benéficas más eficaces. Y en todo el mundo, cientos de miles de personas se identificarían como parte de la comunidad del altruismo eficaz. Y ahora vayamos más lejos: ¿cómo podria ser el mundo dentro de 20 años?
Bueno, si esta tendencia continuara durante los próximos 20 años, quizá la priorización de causas se convertiría en algo más que esta especie de nicho (los únicos que realmente estamos pensando seriamente en ello somos nosotros, además de un par de pequeñas organizaciones): podría convertirse en uno de los principales campos de investigación. Uno podría imaginar a políticos, primeros ministros y presidentes, incorporando las ideas del altruismo eficaz a los programas políticos que defienden. Y en última instancia, podríamos imaginar que la idea del altruismo eficaz, la idea de utilizar la evidencia y la razón para tratar de promover el bienestar de todos, se incorporara al sentido común, así como el método científico es hoy en día parte del sentido común. Quizá todavía habría gente que lo cuestionara, aunque estarían un poco lejos de la corriente dominante.
Así sería el altruismo eficaz si imaginamos que esta tendencia de crecimiento continua durante la próxima década y el próximo par de décadas. Y, por supuesto, debemos pensar que esto es muy poco probable. Es decir, esto sería algo enorme y cambiaría el mundo por completo. Pero creo que ahora es una posibilidad real. Creo que realmente podemos pensar: “Sí, tal vez podamos conseguirlo, tal vez a largo plazo: si seguimos trabajando en ello, esto realmente está a nuestro alcance”. Y bien podría ser que una fracción significativa del valor esperado de lo que estamos haciendo hoy, además de tener su beneficio directo, proceda de este potencial a largo plazo para cambiar realmente la mentalidad de la gente de todo el mundo.
Y por eso vale la pena pensar de dónde provendría el valor si llegáramos a ese tipo de escenario. Una de las cosas, por supuesto, es una mejor asignación de los recursos. Si fuéramos capaces de conseguir este tipo de cambio de mentalidad a una escala tan grande, las causas que hoy consideramos prioritarias —la pobreza global, la cría intensiva de animales, los riesgos catastróficos globales— empezarían a parecer problemas casi triviales.
Para poner esto en contexto en el caso de la pobreza extrema, imaginemos que el millón de personas más ricas mantuviera su riqueza al mismo nivel durante un año, que simplemente tomáramos el interés de esa riqueza —nada más, nadie quedaría en peor situación que antes— y que ese dinero se distribuyera entre los mil millones de personas más pobres del mundo. Con ello duplicaríamos los ingresos de los mil millones de personas más pobres del mundo, lo cual equivaldría a erradicar la pobreza extrema. Y eso solo se refiere a la mentalidad de la gente, al modo en que la gente elige gastar sus recursos. Y este es el problema que quizá requiera la mayor cantidad de recursos, que es la pobreza global. Cuando examinamos la cría intensiva de animales, cuando examinamos los riesgos existenciales, esos son problemas que realmente solo tienen que ver con la actitud de la gente. No necesitamos tener criaderos intensivos de animales. No necesitamos correr riesgos con el futuro a largo plazo de la raza humana. Así que si tenemos este poder para cambiar la mentalidad de la gente a gran escala, realmente tendremos una capacidad asombrosa para hacer del mundo un lugar mejor.
Pero creo que también hay un beneficio más sutil y potencialmente aún mayor en el que vale la pena pensar, que es el potencial para impulsar el progreso moral. Si observamos la historia de las ideas, la historia de la raza humana, en todas y cada una de las generaciones la gente ha cometido enormes atrocidades morales que en su momento parecían de sentido común. La gente era completamente inconsciente del grado de maldad que había en ellas. Aristóteles pasó toda su vida pensando cuál era la vida ética que hay que seguir y simplemente no se le ocurrió que tal vez tener esclavos era algo incorrecto. Eso es un hecho bastante asombroso: él era una de las personas más inteligentes del mundo en aquella época, pasó todo ese tiempo pensando en el tema y seguía sin darse cuenta. Pero cuando analizamos la historia de la raza humana, así como la esclavitud, el trato a los extranjeros, la sumisión de las mujeres, la persecución de las personas que no son heterosexuales, quizás la persecución de los animales en la actualidad, una y otra vez vemos a personas que no tienen conciencia de estos problemas morales.
La cuestión entonces es que sería muy improbable que hoy en día los hubiéramos descubierto todos, sería muy improbable que fuéramos la generación que lo descubrió todo. Así que lo que deberíamos plantearnos es: ¿cuáles son los principales problemas morales que, al volver la mirada dentro de varios cientos de años, nos harán pensar: “¡Vaya, éramos unos bárbaros!”? ¿Cuáles son los grandes problemas que hoy ni siquiera hemos conceptualizado? Me refiero a esto como la causa X. Se podría pensar que uno de los principales objetivos de la comunidad del altruismo eficaz es descubrir esta causa X. Esta causa es uno de los problemas morales más importantes de nuestro tiempo, pero quizá ni siquiera lo hemos conceptualizado todavía, quizás la idea nos parecería irrisoria —como hace doscientos años a la gente le habría parecido irrisoria la idea del bienestar animal o de los riesgos existenciales— o quizás es algo de lo que somos conscientes, pero a lo que, por muy malas razones, hemos quitado prioridad.
Creo que quizás la forma más emocionante o interesante en la que podríamos tener este enorme impacto positivo en el mundo es impulsando el progreso moral y resolviendo los problemas de los que hoy ni siquiera somos conscientes.
Y eso nos trae al día de hoy. El tema de esta conferencia es el altruismo eficaz como proyecto intelectual. (Por supuesto, eso no agota todo lo relacionado con el altruismo eficaz, pero es el tema central de esta conferencia). Y ese proyecto intelectual consiste en preguntarse: ¿cómo podemos ayudar a los demás tanto como sea posible? ¿Cómo podemos hacer el mayor bien posible? Y en ese sentido, el altruismo eficaz, no es una ideología, no es un conjunto de recetas, no es un conjunto de hechos, no es un conjunto de organizaciones benéficas recomendadas, ni siquiera es una lista de causas preferidas. Es una metodología. Es la búsqueda de respuestas a una pregunta. Y eso significa que tenemos que intentar revitalizarnos constantemente, abordar esta pregunta, seguir pensando en cuáles son las mejores formas de hacer el bien y cómo podríamos estar equivocados. El altruismo eficaz se ocupa de estas cuestiones intelectuales, no porque seamos un puñado de estudiosos obsesivos que solo se interesan por resolver enigmas, ni tampoco porque seamos un grupo de imbéciles que quieren menospreciar las causas que no les gustan, sino porque simplemente nos importa mucho la situación de los demás. Vemos que hay una enorme cantidad de sufrimiento e injusticia en el mundo y queremos ser capaces de ayudar. Y sabemos que si adoptamos una postura particular y damos por sentado que lo sabemos todo, esa no va a ser la mejor forma de ayudar. Es necesario tener en cuenta que no sabemos cuál es la mejor manera de hacer el bien: tenemos que descubrirla. Y si examinamos la historia de cómo mejoraron las vidas de muchas personas, veremos que en gran parte de los casos el principal impulso fue el progreso intelectual.
Fue el progreso intelectual el que nos permitió desarrollar el método científico, desarrollar las vacunas, erradicar la viruela que salvó más de 60 millones de vidas, llevar la polio y el sarampión a un punto cercano a la erradicación, aumentar la riqueza del mundo en tal medida que básicamente todos sus habitantes son mucho más ricos de lo que la humanidad lo ha sido durante la mayor parte de su vida. Es gracias a ese progreso intelectual que hemos podido obtener estos logros.
Y cuando miramos al futuro, vemos que las cosas van a volver a cambiar mucho. Eso significa que tenemos que mantener constantemente encendida esa llama de la curiosidad intelectual, porque las circunstancias y las oportunidades van a ser muy diferentes dentro de 5 o 10 años de lo que son ahora. Y en lo que respecta al presente, hay cuestiones sumamente importantes que debemos abordar y que podrían tener un enorme potencial. ¿Podemos utilizar CRISPR para acabar con la malaria? ¿Podemos desarrollar sustitutos de la carne que simplemente hagan irrelevante el deseo de carne de la gente y acaben por completo con la industria de los criaderos intensivos de animales? ¿Podemos desarrollar mejores métodos de pronosticación para poder predecir mejor los acontecimientos geopolíticos? Estas son las puntas de lanza del progreso intelectual y tecnológico actual y tienen un enorme potencial, si se realizan correctamente, para mejorar el mundo.
Por eso esta conferencia se centra en el altruismo eficaz como proyecto intelectual. Y por eso quiero sugerir que lo fundamental que debemos llevarnos de esta conferencia es la pregunta: ¿cuál es la cuestión más grande, más importante, con respecto a la cual todavía podemos estar inseguros y muy equivocados? Y en ese caso, pensemos: ¿qué podríamos hacer? ¿Con quién podríamos hablar? ¿A qué charlas podríamos acudir que quizá nos hicieran cambiar de opinión sobre esa cuestión? Y si vemos a personas que cambian de opinión y dicen: “He tenido esta consideración crucial y me he dado cuenta de que las cosas son radicalmente diferentes de lo que eran antes, en términos de cómo debo evaluar mis opciones”, celebrémoslo, aplaudámoslo, porque eso es lo más importante. Es la capacidad de cambiar de opinión a la luz de nuevas evidencias y de seguir adelante, tal vez de aceptar que creencias que apreciábamos, áreas de trabajo a las que estábamos muy aferrados personalmente, no son lo mejor, y que tal vez haya mejores formas de hacerlo. Solo aprendiendo constantemente, siendo capaces de apreciar constantemente nuevas ideas, nuevos argumentos y nuevas evidencias, mostrándonos dispuestos a cambiar de opinión: esa es la única forma en que seremos capaces de hacer el mayor bien. Gracias.
Esta es una traducción directa del artículo original, publicado bajo licencia CC BY 4.0.