Notas sobre el altruismo eficaz
Apuntes largos y sin pulir sobre el altruismo eficaz. Escritos para ayudarme a llegar al fondo de varias preguntas: ¿Qué es lo que me gusta y creo que es importante del altruismo eficaz? ¿Por qué encuentro esta mentalidad tan extraña? ¿Por qué no soy un altruista eficaz? Y para empezar a pensar: ¿cómo son las alternativas al altruismo eficaz? Las notas no están dirigidas a altruistas eficaces, aunque quizá puedan interesar a personas afines.
“Utilizar la evidencia y la razón para averiguar cómo beneficiar a los demás tanto como sea posible, y actuar en consecuencia”: esa es la idea sobre la que se fundamenta la ideología y el movimiento del altruismo eficaz.a Durante las últimas dos décadas ha pasado de ser una idea barajada por unos pocos filósofos morales a ser una parte fundamental de la filosofía de vida de miles o decenas de miles de personas, incluyendo varios de los individuos más poderosos y ricos del mundo. Estas son mis notas de trabajo sobre el altruismo eficaz. Las notas son largas y escritas rápidamente: reflexiones en bruto desorganizadas más que un ensayo pulido.
Escribí las notas por varias razones. Una es puramente social: muchos de mis amigos tienen opiniones firmes sobre el altruismo eficaz (algunos a favor, otros en contra, otros más neutrales). Otra es la sensación de que el altruismo eficaz es importante como movimiento social y (quizá) como conjunto de ideas. Es significativo que tantos adolescentes y veinteañeros inteligentes e idealistas reaccionen de forma tan contundente al altruismo eficaz. Muchos afirman haber cambiado radicalmente sus vidas: han cambiado de carrera profesional; han modificado su comportamiento cotidiano; se han comprometido a donar una gran parte de sus ingresos a organizaciones benéficas que califican de “eficaces”. Los altruistas eficacesb también comparten un lenguaje y una forma de ver el mundo poco habituales, en gran parte adaptados de la economía del bienestar y de la filosofía moral.
Resulta tentador descartar todo esto considerando que es “solo” una moda o una consecuencia del (meteórico) aumento del financiamiento del altruismo eficaz. Yo no lo creo. Muchos altruistas eficaces son extraordinariamente sinceros y han encontrado en el altruismo eficaz una convicción y un sentido extraordinarios. El altruismo eficaz está haciendo algo muy importante para ellos, algo que va mucho más allá de ser una moda pasajera.
Cuando conocí el altruismo eficaz, mi respuesta instintiva y poco meditada fue bastante negativa. A menudo he bromeado a medias diciendo que soy un altruista ineficaz, o un altruista caótico. Me gusta describirme como mutilitarista, utilizando el “mu” budista zen como mi función de utilidad (es decir, una negación de la idea). Y, sin embargo, si se examina la cuestión más profundamente, es una forma poco seria de desestimar estas ideas.
En 2011, un altruista eficaz amigo mío se sometió a una operación quirúrgica y donó un riñón a un desconocido. Me explicó lo siguiente:
Me top[é] con algunas estadísticas sobre lo seguro que era donar que cambiaron totalmente mi perspectiva. Pensé: 1/3 000 de riesgo de muerte en una operación es como sacrificarse para salvar a 3 000 personas. Quiero ser el tipo de persona que haría eso, y solo tienes que seguir estos pocos pasos.
Tengo amigos altruistas eficaces que donan una gran parte de sus ingresos a causas benéficas. En algunos casos se trata de todos sus ingresos por encima de un umbral bastante bajo (para los estándares del mundo rico desarrollado), digamos 30 000 dólares. En algunos casos, parece razonable pensar que sus donaciones personales salvan docenas de vidas, ayudan a muchas personas a salir de la pobreza y previenen muchas enfermedades debilitantes, a menudo en algunas de las zonas más pobres y desatendidas del mundo. Algunos de esos amigos han ayudado directamente a salvar muchas vidas. Es una frase sencilla, pero extraordinaria, así que la repetiré: han ayudado directamente a salvar muchas vidas.
Todo esto me deja atónito. Y me siento un poco avergonzado por mis bromas sobre el altruismo ineficaz y agradecido de que mis amigos altruistas eficaces me aguanten. He intentado llevar una vida en la que mis habilidades e intereses personales coincidan con cosas que son buenas para el mundo. Espero haber hecho algún bien genuino, mientras disfrutaba de mi vida. Pero, que yo sepa, nunca he salvado directamente una vida. No creo que pudiera donar un riñón: violaría demasiado mi sentido de la integridad somática. A nivel personal, me encanta la sinceridad y la bondad genuina de mis amigos que son altruistas eficaces o que casi lo son. Simplemente me siento más sano después de pasar tiempo con ellos. A menudo soy más honesto; a veces soy más amable y menos prejuicioso. Todo esto son cosas muy buenas.
Lo que sigue, por tanto, es una recopilación de observaciones sobre el altruismo eficaz. Es, en parte, una apreciación: para criticar el altruismo eficaz también hay que entender algunas de sus cosas buenas. Y hay muchas que otras ideologías pueden aprender de él. Pero también voy a analizar y tratar de entender lo que me molesta del altruismo eficaz, lo que creo que está mal, y cómo creo que el altruismo eficaz podría modificarse de manera fructífera.
Algo que falta en las notas: un testimonio directo, en primera persona, del bien que hace el altruismo eficaz. Tengo algún reflejo de esto que irradia de mis amigos, pero me gustaría saber más. Es imposible apreciar genuinamente el altruismo eficaz sin ello. Las mosquiteras contra la malaria, las transferencias directas de dinero, la desparasitación, etc. no son abstracciones: son, de hecho, un enorme acontecimiento del mundo real, que constituye una enorme diferencia para la vida de muchas personas. Y eso falta aquí, solo debido a mi ignorancia. Intenta tenerlo en cuenta mientras lees; yo he intentado tenerlo en cuenta mientras escribía.
Una advertencia: hago muchas generalizaciones sobre “lo que el altruismo eficaz hace”. Pero el altruismo eficaz no es monolítico. Esto hace que sea difícil escribir sin insertar muchos calificativos. Podría hacerlo diciendo “La mayoría de los altruistas eficaces creen”, o citando a líderes del altruismo eficaz, y así sucesivamente. En lugar de ello, he optado (casi siempre) por utilizar un lenguaje general, con el entendimiento implícito de que a menudo hay altruistas eficaces que no están de acuerdo con ese punto en particular. Sin embargo, he intentado señalar cuándo existe un desacuerdo generalizado sobre un punto en la comunidad del altruismo eficaz.
Empecé las notas con una descripción muy extendida del altruismo eficaz, tomada del filósofo Will MacAskill, uno de sus fundadores: “Utilizar la evidencia y la razón para averiguar cómo beneficiar a los demás tanto como sea posible, y actuar en consecuencia.” En la práctica, a menudo la he oído abreviada del siguiente modo: “Utilizar la evidencia y la razón para hacer el mayor bien posible.” Suelo utilizar esta última como abreviatura de lo que es el altruismo eficaz, pero teniendo en cuenta la descripción más larga. Una advertencia sobre ambas descripciones: nótese que son inherentemente maximizadoras, “beneficiar a otros tanto como sea posible”, “hacer el mayor bien posible”. De hecho, muchos altruistas eficaces abogan por alejarse bastante de este marco maximizador. Como resultado, tiene sentido pensar en diferentes “fortalezas” del altruismo eficaz, según la medida en la que una persona acepta (o no) este enfoque de maximización. Volveremos sobre este tema, ya que es una cuestión importante no resuelta por la comunidad del altruismo eficaz. Y cuando utilizo el marco de “el mayor bien”, es con la advertencia implícita de que muchos altruistas eficaces se alejan de “mayor” en la práctica.
Más arriba mencioné a un amigo mío que donó un riñón en 2011.c El filósofo moral Peter Singer, uno de los creadores de muchas ideas del altruismo eficaz, describe su asombro1 al conocer (en 2004) la historia de Zell Kravinsky, un rico inversor inmobiliario que había donado casi toda su fortuna de 45 millones de dólares, viviendo con 60 mil dólares al año. Pero hay algo aún más sorprendente. A primera vista, se parecerá mucho a la historia de donación de riñón de mi amigo. Pero es diferente en un aspecto importante:
Él seguía pensando que no había hecho lo suficiente para ayudar a los demás, así que se puso de acuerdo con un hospital cercano para donar un riñón a un desconocido… Citando estudios científicos que demuestran que el riesgo de morir como consecuencia de una donación de riñón es solo de 1 entre 4 000, afirma que no hacer la donación habría significado valorar su vida 4 000 veces más que la de un desconocido, una valoración que considera totalmente injustificada.
Por extraordinaria que haya sido la generosidad de mi amigo, hay algo más. El acto de Kravinsky es un acto de imaginación moral, al considerar siquiera la posibilidad de donar un riñón, y de convicción moral, al llevarlo a cabo. Se trata de un asombroso acto de invención moral: alguien (presumiblemente Kravinsky) fue el primero en imaginarlo y en hacerlo. Esa invención moral inspiró a otros a hacer lo mismo. De hecho, amplió la gama de la experiencia moral humana, de la que otros pueden aprender y que pueden luego emular. En este sentido, una persona como Kravinsky puede considerarse un pionero moral o un psiconauta moral,d que inventa nuevas formas de experiencia moral.
Por supuesto, tales pioneros morales no solo provienen del altruismo eficaz. En absoluto. Están en las bases de nuestra civilización. Muchos de mis héroes personales son pioneros morales, como el autor del Sermón de la montaña,e el movimiento abolicionista, las sufragistas y el movimiento feminista, Martin Luther King y otros líderes del movimiento por los derechos civiles. Todos ellos (y muchos más) llevaron a cabo actos de imaginación moral que ampliaron el abanico de experiencias morales que el resto de nosotros podemos emular. Puede que no siempre estemos de acuerdo con ellos: no sé, por ejemplo, si estoy de acuerdo con las opiniones de Peter Singer sobre los derechos de los animales. Singer puede estar equivocado sobre esta cuestión. Pero no deja de ser valioso como acto de invención moral que amplía nuestro abanico potencial de experiencia moral.
Una de las cosas interesantes del altruismo eficaz es que ha animado a muchos pioneros morales: gente dispuesta a replantearse cuestiones morales fundamentales y (a veces) a ampliar el alcance de nuestra experiencia moral. Preguntas que han planteado seriamente (y cuyas respuestas, en algunos casos, han influido en su forma de actuar): “¿Y si las vidas de los animales importaran de verdad?”, “¿Y si una vida al otro lado del mundo importara tanto como la de un niño que se ahoga ante tus ojos?”, “¿Y si la ‘vida’ de una máquina inteligente importara tanto como la de un ser humano?”, “¿Cómo deberíamos valorar la vida de un ser humano que viviera dentro de un millón de años?” Tomarse en serio estas preguntas puede ampliar nuestros horizontes morales.
Hay un lado oscuro en el vanguardismo moral, señalado de forma memorable por la filósofa política Hannah Arendt en Eichmann en Jerusalén, su relato del juicio del criminal de guerra nazi Adolf Eichmann. Según Arendt, los nazis también fueron (en cierto sentido) pioneros morales, ya que inventaron nuevos tipos de crimen que ampliaron el abanico probable de futuros crímenes:
Nada es más pernicioso para la comprensión de estos nuevos delitos, ni se interpone más en el camino de la aparición de un código penal internacional que pueda ocuparse de ellos, que la ilusión común de que el delito de asesinato y el delito de genocidio son esencialmente lo mismo, y que este último, por tanto, “no es un nuevo delito propiamente dicho”. Lo importante de este último es que se rompe un orden totalmente distinto y se vulnera una comunidad totalmente distinta… Está en la propia naturaleza de las cosas humanas que cada acto que una vez ha hecho su aparición y ha sido registrado en la historia de la humanidad permanece con la humanidad como una potencialidad mucho después de que su realidad se haya convertido en una cosa del pasado. Ningún castigo ha tenido nunca suficiente poder disuasorio para impedir la comisión de delitos. Al contrario, sea cual fuere el castigo, una vez que un delito concreto ha aparecido por primera vez, su reaparición es más probable de lo que pudo ser su aparición inicial.
El razonamiento moral, si se toma en serio y se actúa conforme a él, es de lo más preocupante, en parte porque existe el peligro de cometer errores terribles. El ejemplo nazi es excesivamente dramático: por un lado, me cuesta creer que los creadores de las ideas nazis no se dieran cuenta de que eran actos profundamente malvados. Pero un ejemplo más cotidiano, y que debería hacer reflexionar a cualquier ideología, es el de las personas excesivamente santurronas, que actúan por lo que “saben” que es una buena causa, pero de hecho hacen daño. Estoy cautelosamente entusiasmado con el vanguardismo moral del altruismo eficaz. Pero es potencialmente un campo minado, algo sobre lo que también hay que ser cauteloso.
Una de las más comunes líneas de “ataque” al altruismo eficaz es discrepar con las nociones comunes del altruismo eficaz sobre lo que significa hacer el mayor bien. “¿Eres un altruista eficaz?” “Ah, esos son los que piensan que hay que donar dinero para mosquiteras contra la malaria [o la seguridad de la IA, o la desparasitación, etc.], pero eso está mal porque […]“. O: “Will MacAskill dice que los altruistas eficaces deberían plantearse ganar dinero para donar, pero eso está mal porque […]“. O: “La ciencia y la justicia social y la creatividad [etc.] son mucho más difíciles de medir que cosas como los AVAC, por lo que los altruistas eficaces tienden a subestimarlas o ignorarlas”. O: “Los altruistas eficaces son bastante crédulosf sobre el valor de los ensayos controlados aleatorizados (ECA) y los metaanálisis; en su lugar, deberían […]“. O: “Mira, puedes aumentar directamente los AVAC todo lo que quiera: eso no te hará pasar de una economía de bajo crecimiento a una de alto crecimiento. Una y otra están en niveles diferentes de abstracción causal.”
Estas afirmaciones pueden ser ciertas o no. En cualquier caso, ninguna de ellas es una crítica fundamental del altruismo eficaz. Más bien, son ejemplos del pensamiento del altruismo eficaz: en realidad estás participando en el proyecto del altruismo eficaz cuando haces tales comentarios. Los altruistas eficaces discuten a gritos todo el tiempo sobre lo que significa hacer el mayor bien posible. Lo que los une es que están de acuerdo en que deben “utilizar la evidencia y la razón para averiguar cómo hacer el mayor bien”; si no estás de acuerdo con las nociones predominantes del altruismo eficaz sobre el mayor bien, y tienes evidencia para contribuir, entonces estás llevando el agua al molino de los altruistas eficaces, que buscan mejorar su comprensión de lo que es bueno.
En cualquier caso, este tipo de “crítica” representa al menos la mitad —probablemente más— de las críticas externas al altruismo eficaz que he escuchado. La mayoría de los críticos externos que creen estar criticando al altruismo eficaz están criticando un espejismo. En este sentido, el altruismo eficaz tiene una enorme superficie que solo puede ser mejorada por la crítica, no debilitada. Pienso en el patrón como judo del altruismo eficaz. Y se ve a menudo en discusiones con “críticos del altruismo eficaz”. Un ejemplo agradable e informativo es la entrevista del altruista eficaz Rob Wiblin con Russ Roberts, que se presenta a sí mismo como contrario al altruismo eficaz. Pero a lo largo de (la mayor parte de) la entrevista, Roberts acepta tácitamente las ideas básicas del altruismo eficaz, mientras que está en desacuerdo con instancias particulares. Y Wiblin practica este judo, una y otra vez, convirtiéndolo en un debate muy típico del altruismo eficaz sobre cómo hacer el mayor bien. Es muy interesante y ambos participantes son muy sensatos, pero no es realmente un debate sobre los méritos del altruismo eficaz.
Esta es, para mí, una de las características más atractivas y poderosas del altruismo eficaz. Lo vuelve muy diferente de la mayoría de las ideologías, que suelen ser bastante estáticas. El altruismo eficaz es, en cierto sentido, un intento de hacer con la pregunta “¿qué es lo bueno?” lo que la ciencia ha hecho con la pregunta “¿cómo funciona el mundo?“. En lugar de proporcionar una respuesta, está desarrollando una comunidad que pretende mejorar continuamente la respuesta.g
Por ello, conviene separar el altruismo eficaz en la práctica (un movimiento social) del altruismo eficaz como proyecto intelectual. Si se quiere llegar a las cuestiones fundamentales, en última instancia hay que centrarse en la segunda, no solo en la primera. Como ya he dicho: muchas críticas al altruismo eficaz en la práctica son simplemente parte del proceso central que lo mejora. Esto no significa, sin embargo, que no valga la pena dedicar tiempo a criticar la superficie del altruismo eficaz en la práctica. “Por sus frutos los conoceréis” es válido para los principios intelectuales, no solo para las personas. Si un conjunto de principios da muchos frutos podridos, es señal de que algo va mal con los principios: una reductio ad absurdum. Es probable que hayas oído a comunistas y libertarios defender experimentos comunistas y de libre mercado fallidos diciendo: “No fue un verdadero experimento comunista / de libre mercado”. A veces tienen razón. Pero si el patrón persiste, si los principios fundamentales no son resistentes o necesitan un montón de alegatos especiales, significa que hay algo que no funciona bien con esos principios.
Dicho de otro modo: cuando se practica demasiado el judo del altruismo eficaz, hay que buscar problemas más fundamentales. La forma básica del judo del altruismo eficaz es: “Mira, el desacuerdo sobre lo que es bueno no le hace ninguna mella al altruismo eficaz. De hecho, tal desacuerdo es el motor que impulsa la mejora de nuestra noción de lo que es bueno.” Puede que esto sea cierto en cierto sentido filosófico omnisciente y desde la perspectiva de Dios. Pero la comunidad y las organizaciones del altruismo eficaz están sujetas a modas, juegos de poder, debilidades y prejuicios, como cualquier otra comunidad y organización. Las buenas intenciones por sí solas no bastan para garantizar la eficacia de las decisiones.h Y la razón por la que a mucha gente le molesta el altruismo eficaz no es que piensen que es una mala idea “mejorar la forma de hacer el bien”. Más bien dudan de la capacidad de las instituciones y la comunidad del altruismo eficaz para estar a la altura de las aspiraciones.
Estas críticas pueden provenir de muchas direcciones. De gente interesada en la política de identidad he oído: “Mira, muchas de estas organizaciones del altruismo eficaz están dirigidas por hombres blancos poderosos, reproducen las estructuras de poder existentes, se inclinan por el capitalismo tecnocrático y el statu quo, e ignoran muchas de las cosas que realmente importan.” De los libertarios he oído: “Mira, el altruismo eficaz es solo utilitarismo colectivo de izquierdas. Centraliza demasiado la toma de decisiones, e ignora tanto las señales de precios como el inmenso poder que se deriva de tener a mucha gente trabajando en su propio interés, aunque dentro de un sistema diseñado para que el interés propio (a menudo) ayude a todos colectivamente.”i De emprendedores e inventores he oído: “¿Los altruistas eficaces no se ocupan de los bienes públicos? Si quieres hacer el mayor bien posible, ¿por qué no trabajas en una empresa emergente? Podemos inventar y ampliar nuevas tecnologías (o nuevas ideas) para mejorar el mundo.”j De personas familiarizadas con las patologías de las organizaciones y comunidades que envejecen, he oído: “Mira, cualquier movimiento que crezca rápidamente también empezará a decaer. Se verá dominado por ambiciosos arribistas y problemas del agente principal, y perderá la sinceridad y agilidad que caracterizaron a los pioneros y precursores.”k
Todas estas críticas tienen algo de verdad, pero también problemas importantes. Sin entrar en esas malezas, lo inmediato es que todos parecen problemas “meramente” prácticos, para los que se puede practicar el judo del altruismo eficaz: “Si no lo estamos haciendo bien, mejoraremos: necesitamos tan solo que nos proporcione evidencias y una alternativa mejor.” Pero los patrones organizativos son tan fuertes que estas críticas me parecen más de principio. De nuevo: si tu movimiento social “funciona en principio” pero la aplicación práctica tiene demasiados problemas, entonces tampoco funciona realmente en principio. La propiedad “somos capaces de hacerlo eficazmente en la práctica” es una importante propiedad (implícita) de principio.
Volvamos al principio del altruismo eficaz: “Utilizar la evidencia y el razonamiento cuidadoso para hacer el mayor bien posible.” Es un principio muy atractivo en muchos sentidos. Es extremadamente claro. Es muy orientador y significativo, sobre todo si se inserta en un contexto social y organizativo que haga recomendaciones convincentes sobre cómo hacer el mayor bien posible. Esas recomendaciones no tienen por qué ser perfectas: basta con que sean mejores de lo que se espera poder hacer en la mayoría de los demás contextos comunitarios.
Parte del atractivo del principio es que reduce las posibilidades de elección. Uno de los grandes logros de la modernidad es dar a la gente cada vez más opciones, hasta que (aparentemente) pueden elegirlo todo.l Sin embargo, disponer de una gran variedad de opciones también resulta desconcertante y desafiante. Gran parte del poder del altruismo eficaz (y de muchas ideologías) consiste en eliminar gran parte de esa capacidad de elección, diciendo: no, tienes el deberm de hacer el mayor bien posible en el mundo. Además, el altruismo eficaz proporciona instituciones y una comunidad que sirven de guía para hacer ese bien. Por lo tanto, proporciona orientación, significado y una narrativa de por qué estás haciendo lo que estás haciendo.
En Twitter, el ex altruista eficaz Nick Cammarata hizo el siguiente comentario, del que se hicieron eco muchos altruistas eficaces y ex altruistas eficaces con quienes discutí cara a cara:
[M]i voz interior a principios de 2016 convertía automáticamente todo el dinero que gastaba (por ejemplo, en una cena) en un “contador de muertes” fraccionario de vidas esperadas que podría haber salvado si lo hubiera donado a organizaciones benéficas eficaces. La mayoría de los altruistas eficaces a quienes mencioné esta idea en su momento me dijeron: “Ah, sí, parece razonable”.
O consideremos el siguiente notable intercambio en Twitter, entre alguien que no es altruista eficaz y alguien que sí lo es:
“[L]a cantidad óptima de caridad óptima no es 100%"
"Pero los buenos altruistas eficaces tienen esto en cuenta"
"Sí, pero los altruistas eficaces malos caen en la trampa de la desgracia"
"Cierto, pero eso no es un defecto del altruismo eficaz, es un defecto de esas personas”.
O considera el siguiente pasaje del libro de Peter Singer, The Most Good You Can Do:
Cuando [la pionera del altruismo eficaz] Julia [Wise] era joven sintió tan fuertemente que su elección de donar o no donar significaba la diferencia entre la vida o la muerte de otra persona, que decidió que sería inmoral para ella tener hijos. Le quitarían demasiado tiempo y dinero. Le contó su decisión a su padre, y él le contestó: “No parece que este estilo de vida vaya a hacerte feliz”, a lo que ella respondió: “Mi felicidad no es lo importante”. Más tarde, cuando estaba con Jeff [su marido], se dio cuenta de que su padre tenía razón. Su decisión de no tener un hijo la estaba haciendo desgraciada. Habló con Jeff y decidieron que podían permitirse criar a un niño y seguir donando mucho. El hecho de que Julia pudiera aspirar a ser madre renovó su ilusión por el futuro. Julia sospecha que la satisfacción con su vida la hace más útil al mundo de lo que sería si fuera “una altruista maltrecha”.
Todo el mundo tiene límites. Si te encuentras haciendo algo que te amarga, es hora de reconsiderarlo. ¿Es posible ser más positivo al respecto? Si no es así, ¿es realmente lo mejor?
…
Julia admite que comete errores. Al hacer las compras, se preguntaba constantemente: “¿Necesito este helado tanto como una mujer que vive en la pobreza en otra parte del mundo necesita vacunar a su hijo?” Eso convertía la compra en una experiencia enloquecedora, así que ella y Jeff tomaron una decisión sobre la cantidad de dinero que donarían en los seis meses siguientes y luego elaboraron un presupuesto basado en lo que quedaba. Dentro de ese presupuesto, consideraban que el dinero era de ellos, para gastarlo en ellos mismos. Ahora Julia no escatima en helados porque, como dijo en clase: “El helado es realmente importante para mi felicidad.”
…
La decisión de Julia y Jeff de tener un hijo demuestra que trazaron una línea más allá de la cual no permitirían que el objetivo de maximizar sus donaciones les impidiera tener algo muy importante para ellos. Bernadette Young, pareja de Toby Ord, ha descrito su decisión de tener un hijo de forma similar: “Soy feliz donando el 50 % de mis ingresos a lo largo de mi vida, pero si además decidiera no tener un hijo simplemente para elevar esa cantidad al 55 %, entonces ese 5 % final me costaría más que todo lo demás… Estoy decidiendo satisfacer una necesidad psicológica importante y planificar una vida que pueda seguir viviendo a largo plazo.” Ni Julia ni Bernadette son inusuales a la hora de experimentar la incapacidad de tener un hijo —sea cual fuere el motivo— como algo profundamente angustioso. Sin duda, tener un hijo requiere dinero y tiempo, pero frente a esto, señala Bernadette, los altruistas eficaces pueden esperar razonablemente que tener un hijo beneficie al mundo. Tanto las capacidades cognitivas como características como la empatía tienen un importante componente hereditario, y también podemos esperar que los niños se vean influidos por los valores que sus padres tienen y practican en su vida cotidiana. Aunque no hay certeza de que los hijos de altruistas eficaces hagan más bien que mal a lo largo de su vida, existe una probabilidad razonable de que así sea, lo que ayuda a compensar los costos adicionales de criarlos. Podemos decirlo de otra manera: si todos los que se preocupan por hacer el mayor bien posible deciden no tener hijos, mientras que los que no se preocupan por nadie más siguen teniendo hijos, ¿podemos realmente esperar que, al cabo de algunas generaciones, el mundo sea un lugar mejor de lo que habría sido si los que se preocupan por los demás hubieran tenido hijos?
Existe una actitud similar hacia las artes, común en el altruismo eficaz. Singer es tajante al respecto: realmente no se pueden justificar las artes:
¿Promover las artes puede ser parte de “lo más bueno que se puede hacer”?
En un mundo que hubiera superado la pobreza extrema y otros problemas importantes a los que nos enfrentamos ahora, promover las artes sería un objetivo digno. Sin embargo, en el mundo en el que vivimos, por razones que se analizarán en el capítulo 11, hacer donaciones a teatros de ópera y museos no es probablemente hacer el mayor bien posible.
He oído a varios altruistas eficaces decir que conocen a muchos altruistas eficaces que se entristecen mucho o incluso se deprimen porque sienten que no están teniendo suficiente impacto en el mundo. Como proyecto puramente intelectual, es fascinante partir de un principio como “utilizar la razón y la evidencia para averiguar cómo hacer el mayor bien posible en el mundo” e intentar deducir cosas como “cuidar a los niños” o “disfrutar comiendo helado” o “participar en las artes o apoyarlas”n como casos especiales del principio general. Pero aunque eso es intelectualmente interesante, como guía directa para vivir es un terrible error. La razón para cuidar a los niños (etc.) no es que te ayude a hacer el mayor bien posible. Es porque cuidar a nuestros hijos es absolutamente lo que debemos hacer. La razón por la que el arte, la música y el helado son importantes no es porque te ayuden a hacer el mayor bien. Es porque somos seres humanos —no autómatas sin alma— que respondemos de maneras que no entendemos del todo a cosas cuyo impacto en nuestro yo no comprendemos ni podemos comprender del todo.
Ahora, el patrón elegido por el altruismo eficaz ha sido insertar cláusulas de escape. Muchos hablan de tener un presupuesto para donaciones “ineficaces” que simplemente los hace sentirse bien. Y se inventan cláusulas de extensión ad hoc como la de tener hijos o apartar un presupuesto para helados o un presupuesto para cenas, etc.o Estas respuestas me parecen argucias que ocurren con una frecuencia que sugiere que algo va mal. Has partido de un único principio general que parece tremendamente atractivo. Pero ahora tienes que aceptar todas las consecuencias y hacerte desgraciado. O tienes que empezar, como individuo, a injertar cláusulas de extensión ad hoc. Y eso resulta ser terriblemente estresante en sí mismo. Tienes a gente reflexiva como Nick Cammarata dándole vueltas a su cena. No es la cena el problema: es el hecho de que Cammarata esté dándole vueltas a las cosas. O Julia Wise, decidiendo si tomar helado… o tener hijos.
Y no es sorprendente: por un lado, tienes un principio muy claro, muy poderoso y entidades sobrehumanas (organizaciones alineadas con altruismo eficaz + la comunidad colectiva) enviando mensajes extremadamente claros y convincentes sobre cómo hacer el mayor bien. Pero es un nivel individual en el que la gente está intentando descubrir y establecer límites. No es de extrañar que sea estresante.
Es un gran problema para el altruismo eficaz. Cuando hay gente que se toma en serio un principio tan general, acabas teniendo gente estresada, nerviosa, gente preocupada por estar viviendo mal. La crítica correcta a esta situación no es la que hace Singer: que les impide hacer el mayor bien. La crítica es que es una forma equivocada de vivir. Necesitan una base diferente para su vida. Puede que incluya alguna variación de ese principio, como pequeña parte de una filosofía de vida mucho más amplia y muy bien desarrollada. Pero debe estar fuertemente atemperado por otro principio o principios; esos principios deben tener el mismo tipo de claridad y fuerza; debe ser evidente cómo encajan todas las partes, de modo que el principio del “mayor bien” esté firmemente delimitado por los otros principios. Y es posible que el equilibrio deba delegarse (en parte) en instituciones sobrehumanas, que es demasiado pedir a la mayoría de los individuos sin causarles un tremendo estrés. Pero si “el mayor bien” se utiliza como base para una filosofía de vida, a la que se añaden cláusulas adicionales ad hoc, me parece una receta para los problemas.
Una solución alternativa, y la que creo que han adoptado muchos altruistas eficaces, ha sido una forma de altruismo eficaz débil. El altruismo eficaz fuerte se toma muy en serio el principio de “hacer el mayor bien posible” como aspecto central de una filosofía de vida. El altruismo eficaz débil utiliza ese principio más bien como orientación. Dona el 1 % de tus ingresos. Dona el 10 % de tus ingresos, siempre que no te suponga un problema. Reflexiona sobre el impacto que tiene tu trabajo en el mundo y consulta muchas fuentes distintas. ¡Es bueno hacer todas estas cosas! La crítica a este tipo del altruismo eficaz es que está muy bien, pero es difícil distinguirlo de la idea preexistente que tiene mucha gente: “vivir bien e intentar hacer algo bueno en el mundo”. Como dice Amia Srinivasan:2
Pero cuanto más inciertas sean las cifras, menos útil será el cálculo y más acabaremos confiando en una idea de sentido común sobre lo que hay que hacer. ¿Necesitamos realmente un modelo sofisticado que nos diga que no debemos negociar con hipotecas de alto riesgo [/ed: sí/], o que hay que arreglar el sistema penitenciario estadounidense, o que puede valer la pena dedicarse a la política electoral si puedes estar seguro de que no lo haces únicamente por interés propio? Cuanto más complejo es el problema que el altruismo eficaz intenta abordar —es decir, cuanto más profundamente se compromete con el mundo como entidad política—, menos distintiva resulta su contribución. Los altruistas eficaces, como todos los demás, se enfrentan al hecho de que el mundo es un caos y, como todos los que quieren mejorarlo, deben hacer lo que les parezca mejor, sin tener una idea definitiva de lo que puede resultar ni ninguna garantía de que lo están haciendo bien.
Más preocupante que la incapacidad del modelo para decirnos algo muy útil una vez que salimos del ámbito circunscrito de la intervención controlada es su susceptibilidad a ser utilizado para decirnos exactamente lo que queremos oír.
…
El altruismo eficaz retoma el espíritu del argumento de Singer, pero nos blinda de la ráfaga explosiva de su conclusión… En lugar de rebajar nuestras vidas a niveles de subsistencia, se nos anima a empezar con el tradicional diezmo del 10 % y luego hacer un poco más cada año. Así, el altruismo eficaz esquiva una de las objeciones habituales al utilitarismo: que nos exige demasiado. Pero no está claro cómo se supone que funciona. MacAskill nos dice que los altruistas eficaces —como los utilitaristas— se comprometen a hacer el mayor bien posible, pero también nos dice que está bien disfrutar de un “estilo de vida acomodado”, siempre y cuando donemos lo suficiente a organizaciones benéficas. O bien el altruismo eficaz, como el utilitarismo, exige que hagamos el mayor bien posible, o bien pide simplemente que intentemos mejorar las cosas. La primera idea es realmente radical, ya que nos obliga a modificar nuestra vida cotidiana de una forma inimaginable para la mayoría. (Singer repite su llamamiento precisamente a esa revisión en su reciente libro The Most Good You Can Do, y el libro de Larissa MacFarquhar Strangers Drowning es un conjunto de retratos de “altruistas extremos” que han respondido a esa llamada.) El segundo pensamiento —que intentemos mejorar las cosas— lo comparte todo sistema moral plausible y toda persona decente. Si el altruismo eficaz consiste simplemente en conseguir que seamos más eficaces cuando intentamos ayudar a los demás, entonces es difícil oponerse a él. Pero en ese caso tampoco es fácil ver qué ofrece en cuanto a una nueva visión moral, y menos aún cómo podría ser el último movimiento social que necesitemos.
Hay muchas cosas con las que estoy de acuerdo en este pasaje. Pero creo que hay una réplica bastante buena al comentario final de Srinivasan: “en ese caso también es difícil ver qué ofrece en cuanto a una nueva visión moral, y menos aún cómo podría ser el último movimiento social que necesitemos.” Ahora bien, si fuera un argumento puramente intelectual, estaría de acuerdo con ella. Pero los altruistas eficaces han ido y lo han hecho: han creado instituciones que están realmente centradas en torno a la idea. Y eso es valioso y una innovación.
Volvamos de nuevo al principio del altruismo eficaz: “El altruismo eficaz consiste en utilizar la evidencia y la razón para hacer el mayor bien posible en el mundo”. He discutido algunos síntomas en la práctica de problemas implícitos con este principio; también he discutido problemas para establecer límites al principio. Pasemos ahora a criticar directamente el principio mismo.
Muchos de los problemas son los mismos que la gente utiliza para atacar el utilitarismo moral. Desgraciadamente, estoy lejos de ser un experto en estos argumentos. Así que me limitaré a exponer muy brevemente mi propia opinión: el “bien” no es fungible, por lo que cualquier cuantificación es una simplificación excesiva. De hecho, no es solo una simplificación excesiva: a veces es totalmente errónea y muy engañosa. Ciertamente, tal cuantificación es a menudo una conveniencia práctica a la hora de hacer concesiones; también puede ser útil para hacer argumentos morales sugestivos (pero no decisivos). Pero no tiene un estatus fundamental. En consecuencia, nociones como “aumentar el bien” o “el mayor bien” son conveniencias útiles, pero es un craso error tratarlas como fundamentales. Además, la noción de un único bien, “el” bien, también es sospechosa. Hay muchos bienes plurales, que son fundamentalmente inmensurables e inconmensurables y no pueden combinarse.
Estos ataques me parecen convincentes. Como conveniencia práctica y como herramienta generativa, el utilitarismo es útil. Pero no soy utilitarista como hecho fundamental sobre el mundo.
(Tangencialmente: es interesante reflexionar sobre qué hay de cierto en la afirmación del antiguo Secretario General de la ONU Dag Hammarskjöld de que “Es más noble entregarse por completo a un individuo que trabajar diligentemente por la salvación de las masas.” Este no es, por decirlo de manera suave, un punto de vista del altruismo eficaz. Sin embargo, creo que tiene algo de verdad.)
Menos central, la parte del principio sobre “usar la evidencia y la razón” es sorprendente. Hay un cambio continuo en lo que la humanidad entiende por “evidencia y razón”, con saltos bruscos ocasionales. De hecho, muchos de los mayores logros de la humanidad han sido cambios radicales en lo que entendemos por evidencia y razón. Los estándares de evidencia y razón del siglo XI son muy diferentes de los actuales; espero que los estándares del siglo XXXI vuelvan a ser muy diferentes. Por supuesto, este punto puede abordarse con algunos remiendos menores. Tal vez se pueda resolver cambiando el principio por: “nuestros mejores estándares actuales de evidencia y razonamiento para hacer el mayor bien posible en el mundo”, para enfatizar la consciencia del hecho de que estas cosas cambian.
Estos son cuatro temas que me gustaría tratar en profundidad, pero que he decidido dejar fuera del alcance de las notas presentes. Solamente quiero mencionarlos aquí, a riesgo de confundir la cuestión con una breve exposición demasiado fácil de malinterpretar. Los cuatro temas necesitan realmente una exposición más extensa:
Ilegibilidad: Un argumento habitual contra el altruismo eficaz es que asigna insuficiente valor a las actividades ilegibles. La respuesta típica del altruismo eficaz es otra forma de judo del altruismo eficaz, el grito de guerra del burócrata: ¡hagámoslo legible!3 Simplemente averiguaremos cuánto bien hacen realmente la ciencia en sus primeras fases / una fiesta de cumpleaños infantil / nuevos tipos de escultura. Y, sin embargo, cuantas más formas de actividad hacemos legibles, más cambia y crece la penumbra de la ilegibilidad: y gran parte del trabajo creativo más profundo y de los cambios vitales más transformadores los realizan personas que se encuentran en esa penumbra.p En muchos tipos de trabajo, cuando los resultados que se obtienen son los resultados que se desean —de hecho, cuando son resultados que incluso se pueden entender—, se ha perdido una enorme oportunidad. “Evidencia y razón” empiezan a romperse, por definición, en la penumbra de la ilegibilidad. También sospecho que como rasgo básico de personalidad soy más feliz en esa penumbra ilegible, y es por eso que he tenido tantos problemas para entender el altruismo eficaz: se siente como un idioma extranjero, donde hay alguna suposición de partida que simplemente no entiendo. A la inversa, cuando hablo de ilegibilidad con los altruistas eficaces, a menudo me miran como si me hubiera crecido una segunda cabeza. Ellos ven la ilegibilidad como algo que hay que conquistar y minimizar; yo la veo como un hecho fundamental e inamovible del funcionamiento del mundo. De hecho, cuanta más ilegibilidad se conquista, más ilegibilidad surge y mayor es la necesidad de ese trabajo.
“El altruismo eficaz es una secta” / “El altruismo eficaz es una religión”: Estas son afirmaciones comunes, usualmente utilizadas como parte de ataques críticos. Creo que a menudo se utilizan de forma irreflexiva o poco sincera, basándose en las connotaciones peyorativas de “secta”. Es cierto, el movimiento del altruismo eficaz tiene algunas características que se solapan con las sectas; también las tienen el montañismo, la apreciación de la música de Bob Dylan y muchas otras actividades. La parte sustantiva a la que hay que prestar atención es esta: como ocurre con cualquier movimiento fuerte, atractivo y en crecimiento, el altruismo eficaz puede atraer a sinvergüenzas carismáticos que buscan aprovecharse de los demás. Se trata de un auténtico problema. Y vale la pena protegerse contra él. Pero no creo que el altruismo eficaz sea inusualmente propenso a ello en comparación con cualquier otra ideología fuerte.
Largoplacismo / riesgo existencial / seguridad de la IA: Esto requiere una serie de notas aparte. En general, me parecen positivos los trabajos sobre el riesgo existencial; admiro, por ejemplo, el reciente libro de Toby Ord al respecto. La mayoría de los trabajos sobre seguridad de la IA no me merecen respeto, aunque hay algunas personas que están haciendo un buen trabajo, y el trabajo adyacente (sobre equidad, interpretabilidad, explicabilidad, etc.) es muy valioso.
Estilo y estética: Un amigo señala que el altruismo eficaz tiene un estilo muy particular y bastante inusual, muy diferente de muchas otras culturas. Parece cierto e interesante. No sé qué pensar al respecto. Lo mismo ocurre con la estética: el altruismo eficaz tiende hacia una estética muy instrumental y particular. Es interesante tenerlo en cuenta en el marco del arte: históricamente, los enfoques principalmente instrumentales del arte casi siempre dan como resultado un arte malo. Sería encantador ver un movimiento artístico del altruismo eficaz que surgiera de algo no instrumental.
El altruismo eficaz es una filosofía de vida inspiradora y generadora de sentido. Invita a las personas a conectar fuertemente con alguna noción de un bien mayor, a contribuir a ese bien mayor y a convertirlo en el centro de su vida. La práctica del altruismo eficaz ha hecho un notable bien directo en el mundo, mejorando la vida de las personas. Es excelente tener disponible el marco de conversación de “cómo hacer el mayor bien”, y supongo que es algo valioso. El altruismo eficaz en la práctica también proporciona una fuerte comunidad y un sentido de pertenencia y valores compartidos para muchas personas. Como pioneros morales, los altruistas eficaces proporcionan un notable conjunto de nuevos bienes públicos.
Todo esto hace que el altruismo eficaz sea atractivo como filosofía de vida, proporcionando orientación, significado y un núcleo claro y poderoso, con instituciones de apoyo. Desafortunadamente, el altruismo eficaz fuerte es una filosofía de vida pobre, con límites pobres que pueden causar gran angustia a la gente y no sirve a las necesidades básicas. El altruismo eficaz en la práctica está demasiado centralizado, demasiado centrado en la ventaja absoluta; el mercado a menudo hace un trabajo mucho mejor a la hora de suministrar ciertos tipos de bienes privados (o privatizables). Sin embargo, es probable que el altruismo eficaz en la práctica suministre ciertos tipos de bienes públicos mejor que muchas de las instituciones existentes. El altruismo eficaz confía demasiado en el carisma online: los debates llamativos, pero insustanciales, sobre temas como el argumento de la simulación, el riesgo existencial y la seguridad de la IA tienden a dominar la conversación, en lugar de un trabajo más sustancial. (Esto no significa que no haya buenos debates sobre estos temas.) El altruismo eficaz en la práctica está demasiado aliado con los sistemas de poder existentes y hace poco por cuestionarlos o cambiarlos. Apropiarse del término “eficaz” es una forma inteligente de promocionar y hacer crecer el movimiento, pero intelectualmente es poco sincera. El altruismo eficaz considera la ilegibilidad como un problema que hay que resolver, no como una condición fundamental. Por este motivo, no funciona bien en ciertos tipos de trabajo creativo y estético. El utilitarismo moral es una herramienta práctica útil pero limitada, que confunde la cuantificación útil para hacer concesiones con un hecho fundamental sobre el mundo.
He criticado duramente al altruismo eficaz en estas notas. Pero no he proporcionado una alternativa clara y enérgicamente articulada. Equivale a decir que una dieta de helados y chocolates no es ideal, sin ofrecer una comida mejor; puede que sea correcto, pero no es inmediatamente aplicable. Dada la tremenda necesidad emocional que tiene la gente de un sistema poderoso que le dé sentido, no espero que tenga mucho impacto en esas personas. Es demasiado fácil escamotear los problemas o ignorarlos como cosas que pueden resolverse injertando algunas cláusulas de excepción. Pero escribir las notas me ayudó a entender mejor por qué no soy un altruista eficaz y también por qué creo que el principio del altruismo eficaz, con una modificación muy considerable, sería una parte valiosa de una filosofía de vida más amplia. Pero todavía no entiendo cuál es esa filosofía de vida.
Sugiero consultar las críticas al altruismo eficaz y estas cuatro categorías de críticas al altruismo eficaz. Después de terminar el primer borrador de estas notas, se anunció un concurso para críticas del altruismo eficaz; tengo curiosidad por leer las entradas. El diseño del concurso se basa, quizás por desgracia, en ideas preexistentes sobre el altruismo eficaz.
Agradezco a muchas personas por conversaciones que han cambiado o informado mi forma de pensar sobre el altruismo eficaz, entre ellos: Marc Andreessen, Nadia Asparouhova, Alexander Berger, David Chapman, Patrick Collison, Julia Galef, Anastasia Gamick, Danny Goroff, Katja Grace, Spencer Greenberg, Robin Hanson, David Krakauer, Rob Long, Andy Matuschak, Luke Muehlhauser, Chris Olah, Catherine Olsson, Toby Ord, Kanjun Qiu y Jacob Trefethen. A ellos se debe en gran parte todas las buenas ideas que hay aquí. ¡Por supuesto, ellos son los únicos responsables de todos los errores! :-P Mi especial agradecimiento a Alexander Berger, Anastasia Gamick, Katja Grace, Rob Long, Catherine Olsson y Toby Ord, cuyas conversaciones han inspirado directamente estas notas. Sin embargo, mi expectativa es que muchos de ellos no estarán de acuerdo con mucho de lo que he escrito aquí. Y gracias a Nadia Asparouhova y David Chapman por sus comentarios sobre un borrador de las notas. Gracias a Keller Scholl por señalar un error en la publicación inicial del ensayo.