Argumento de la simulación
El argumento de la simulación es un argumento para establecer la conclusión de que, si la humanidad llega a un punto en el que puede crear simulaciones lo suficientemente realistas de su historia y decide hacerlo, casi con toda certeza estamos viviendo en una de esas simulaciones. El argumento fue desarrollado por Nick Bostrom en un artículo publicado en 2003.1
El argumento se presenta en forma de trilema. Al menos una de las siguientes proposiciones debe ser verdadera:
Bostrom demuestra que la negación de las dos primeras proposiciones implica la aceptación de la tercera. La negación de (1) lleva a admitir que algunas civilizaciones son capaces de crear simulaciones de sus ancestros y la negación de (2) implica que hay un porcentaje significativo de estas civilizaciones que de hecho crean este tipo de simulaciones. Ahora bien, dado que la tecnología referida es lo suficientemente poderosa como para ser capaz de aprovechar cantidades enormes de poder de cómputo, incluso si solo se destinara una fracción minúscula de esta energía a ejecutar simulaciones, el número de mentes simuladas con características similares a las nuestras sería abrumadoramente mayor que el número de habitantes de las civilizaciones no simuladas. De este modo, por el principio de indiferencia, hay que concluir que es extremadamente probable que una mente determinada, tomada al azar, sea una mente simulada. Por lo tanto, es casi seguro que nuestras mentes son simuladas o que vivimos en una simulación.
Es importante notar que la conclusión es condicional, dado que depende de la negación las otras dos posibilidades, que el mismo Bostrom considera también plausibles:2
Si (1) es verdadera, es casi seguro que nos extinguiremos antes de alcanzar la posthumanidad. Si (2) es verdadera, entonces debe haber una fuerte convergencia entre los recorridos de las civilizaciones avanzadas de forma tal que prácticamente ninguna contenga individuos relativamente ricos que deseen realizar simulaciones de sus ancestros y sean libres de hacerlo. Si (3) es verdadera, entonces es casi seguro que vivimos en una simulación. En el oscuro bosque de nuestra ignorancia actual, parece sensato repartir el grado de creencia entre (1), (2) y (3).