Ejercicio para “Empatía radical”
El ejercicio de este capítulo consiste en hacer una reflexión personal. No hay respuestas correctas o incorrectas; se trata más bien de una oportunidad para que te tomes un tiempo y pienses en tus valores y creencias éticas.
Este ejercicio te pide que analices qué haría falta para cambiar de opinión sobre algo importante.
Imagina a alguien del pasado que tuviera opiniones propias de esa época. Imagina también, a efectos del ejercicio, que esa persona no es muy diferente de ti: él y tú podrían haber sido amigos. Por desgracia, muchas personas del pasado fueron cómplices de cosas horribles, como la esclavitud, el sexismo, el racismo y la homofobia, que eran aún más frecuentes en el pasado de lo que son ahora. Y, tristemente, este homólogo histórico también es cómplice de alguna tragedia moral común a su época, quizá no por malevolencia o mala voluntad, sino por mera indiferencia o ignorancia.
Este ejercicio consiste en escribir una breve carta a este amigo histórico argumentando que debería preocuparse por un grupo específico que tu yo actual valora. Imagina que es cómplice de la posesión de esclavos, o de la opresión de mujeres, personas de otras razas o minorías sexuales.
A efectos del ejercicio, imagina que tu homólogo histórico no es malévolo ni egoísta: cree que lleva una vida moral normal, pero no es consciente de los errores que está cometiendo. ¿Qué podrías decirle para que se diera cuenta de que está obrando mal? ¿Qué evidencia está pasando por alto que le permite mantener sus opiniones discriminatorias? Tal vez quieras escribir algunos párrafos o solo apuntes en una lista, y dedicar tiempo a reflexionar sobre lo que escribes.