Desigualdad económica global
El factor que más determina tu nivel de salud, riqueza y educación no es quién eres, sino dónde estás. Tus conocimientos y tu esfuerzo también importan, pero mucho menos que el factor que escapa completamente al control de una persona: el hecho fortuito de haber nacido o no en una economía productiva e industrializada.
La desigualdad global de la renta es enorme. El gráfico lo demuestra. Como todos los datos de este texto, se tienen en cuenta las diferencias en el costo de vida.
La inmensa mayoría del mundo es muy pobre. La mitad más pobre del mundo, casi 4 000 millones de personas, vive con menos de $6,70 al día.
Si vives con $30 al día, formas parte del 15 % más rico del mundo ($30 al día corresponde aproximadamente a los umbrales de pobreza establecidos en los países de renta alta).
La desigualdad puede ser muy alta dentro de un mismo país. EE. UU., un país de renta alta con una desigualdad enorme, es un buen ejemplo de ello. Pero gran parte de la desigualdad global es desigualdad entre países. El gráfico pequeño lo muestra comparando la distribución de la renta de EE. UU. con la de Burundi.
La gran desigualdad económica es solo una dimensión de la desigualdad global. Hay muchos otros aspectos que preocupan a la gente.
Pero como una renta alta es tan importante para tener buenas condiciones de vida, estas otras desigualdades se reflejan en la desigualdad económica. Los que viven con ingresos más altos tienen ventajas en muchos aspectos.
El gráfico muestra cómo es la vida según distintos niveles de renta en 12 dimensiones diferentes.
En el eje horizontal de cada panel aparece el PIB per cápita, que mide la renta media de un país. Empezando por la parte superior izquierda, estos paneles muestran que donde la renta es más alta la gente vive más, los niños y las madres mueren con menos frecuencia, los médicos pueden focalizarse en menos pacientes, la gente tiene mejor acceso al agua potable y a la electricidad, puede viajar más, dispone de más tiempo libre, tiene mejor acceso a la educación y mejores resultados escolares, y está más satisfecha con su vida.
La desigualdad de las condiciones de vida de las personas refleja la desigualdad económica del mundo.
Es difícil exagerar lo grandes que son estas diferencias. La esperanza de vida en los países más pobres es 30 años menor que en los países más ricos. Recientemente he escrito sobre las enormes desigualdades globales en los resultados escolares según la dimensión económica.
Comprender hasta qué punto nuestras condiciones de vida dependen de la productividad de la economía en la que vivimos debería importar enormemente para entendernos a nosotros mismos y a los demás. En un mundo con desigualdades tan grandes entre países, lo que determina si una persona es rica o pobre no es quién es, sino dónde vive.
Para apreciar esto, consideremos un mundo sin ningún tipo de desigualdad entre países. Si todos los países fueran igual de ricos, el lugar de residencia de una persona no tendría ninguna importancia para determinar su posición en la distribución global de la renta.
Consideremos, en cambio, una situación de desigualdad extrema entre países, como la desigualdad actual entre un país pobre y uno rico.a En este caso, el país de origen de una persona lo determina todo. Los datos de Etiopía y Dinamarca en la figura lo muestran con claridad. Las dos distribuciones prácticamente no se solapan: es casi seguro que una persona nacida en Dinamarca tiene una renta superior a la media global y que alguien nacido en Etiopía tiene una renta inferior a esa media.
Más allá de este ejemplo particular, ¿cuánto importa el país de origen de una persona para saber dónde se encuentra en la actual distribución global de la renta?
El investigador de la desigualdad Branko Milanovic estudió esta cuestión y descubrió que el país donde vive una persona explica dos tercios de la variación de las diferencias de ingresos entre todas las personas del mundo.1 El lugar donde vive una persona es el factor más importante de su renta.
Por diversas razones –desde los lazos familiares hasta las restricciones políticas que impiden la migración– muy pocas personas se desplazan entre países. La inmensa mayoría de la población mundial [97 %] vive en el país en el que nació. Así pues, para la mayoría de las personas del mundo, no es solo el país en el que viven el que determina sus ingresos, sino también el país en el que nacieron.
Nada de esto quiere decir que la ética del trabajo, el talento y las habilidades de una persona no sean importantes para determinar sus ingresos. Lo son. Pero sí quiere decir que todos estos factores personales juntos importan mucho menos que el factor que está totalmente fuera del control de una persona: si nace o no en una economía grande y productiva.
El lugar donde vives no solo es más importante que todas tus características personales, sino que es más importante que la suma de todos los demás factores.
Los datos que he comentado ponen de relieve tres hechos importantes sobre nuestro mundo:
¿Qué podemos deducir de estas tres ideas?
La redistribución a través del Estado desempeña un papel importante en la reducción de la desigualdad dentro de los países y también podría reducir la desigualdad global. Sin embargo, la realidad es que, independientemente de cuál sea el país rico en el que pagues tus impuestos, casi nada de eso va a parar a los pobres del mundo.b La redistribución que hacen los gobiernos no llega a los más pobres: es una redistribución nacional, no internacional.
Sin embargo, si quieres reducir la desigualdad global y apoyar a las personas más pobres, tienes la oportunidad de hacerlo. Puedes donar parte de tu dinero.
Podrías vivir con un poco menos y este dinero podría significar una gran diferencia para una persona más pobre.
La forma más directa es enviar parte de tu dinero directamente a personas muy pobres: la organización sin ánimo de lucro GiveDirectly lo hace posible. También puedes hacer una donación a una organización benéfica eficaz que apoye a los más pobres del mundo. En la nota al margen encontrarás cómo encontrar una organización benéfica de este tipo y cómo hacer una donación.c
Algunos sugieren que podemos acabar con la pobreza sin crecimiento adicional simplemente reduciendo la desigualdad global. Esto no es así. Reducir la desigualdad global puede conseguir mucho, pero es importante tener claro que la redistribución por sí sola seguiría significando que miles de millones de personas vivirían en condiciones materiales muy precarias. El mundo es demasiado pobre para acabar con la pobreza sin un gran crecimiento.
Para conseguir un mundo más igualitario y sin pobreza, hace falta un crecimiento económico muy grande.2
Podemos comprobarlo si observamos nuestra historia a escala global. Hace dos siglos, el mundo era mucho más igualitario: la renta media, medida con el PIB per cápita en el gráfico, era baja en todas partes y la inmensa mayoría de la gente era extremadamente pobre.
Desde entonces, algunos países han logrado un crecimiento muy grande –los suecos son, por ejemplo, unas 30 veces más ricos que hace dos siglos–, mientras que otras economías apenas crecieron. Este desarrollo desigual dio lugar a la enorme desigualdad global actual.
La realidad de la desigualdad global actual es cruel. Los que nacen en una economía que ha logrado un gran crecimiento en los dos últimos siglos crecen en condiciones de vida mucho mejores que los que nacen en una economía pobre. Para acabar con esta injusticia necesitamos un crecimiento económico que beneficie a miles de millones de personas que viven en la pobreza.
Los lugares que han logrado un gran crecimiento demuestran cuánto pueden mejorar las condiciones de vida para todos.
Por poner un ejemplo concreto, consideremos la mortalidad materna. En los países de renta alta, donde las madres pueden contar con hospitales bien equipados y, cuando surgen complicaciones, con el apoyo de médicos y comadronas, las muertes maternas se han vuelto inusuales (el riesgo de muerte ha disminuido 300 veces en las últimas generaciones). Pero en el resto del mundo siguen siendo muy frecuentes: cada año 295 000 madres mueren justo en el instante en que dan a luz a su hijo.
¿Cómo sería el mundo si el riesgo global de muerte materna fuera tan bajo como en los países más ricos del mundo? La inmensa mayoría de las madres que mueren este año sobrevivirían.d
Sabemos que esto es posible. Así lo pone de manifiesto la perspectiva histórica: todos los lugares que hoy tienen buenas condiciones de vida eran extremadamente pobres hasta hace pocas generaciones.
Lo que muestran estos datos es una de las ideas más importantes de la economía del desarrollo: las personas viven en la pobreza no por ser quienes son, sino por estar donde están. Los conocimientos de una persona, sus habilidades y lo mucho que trabaje influyen en que sea pobre o no, pero todos estos factores personales juntos importan menos que el único factor que está totalmente fuera del control de una persona: el hecho fortuito de haber nacido o no en una economía grande y productiva.
Lo que ofrece a las personas la posibilidad de una buena vida es que toda la sociedad y la economía que las rodea cambien para mejor. En eso consisten el desarrollo y el crecimiento económico: en transformar un lugar de tal forma que lo que antes solo estaba al alcance de unos pocos se vuelva accesible para todos.
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Agradecimientos: Quiero dar las gracias a Joe Hasell y Toby Ord por sus comentarios a este artículo y a las visualizaciones.
Esta es una traducción directa del artículo original, publicado bajo licencia CC BY 4.0.